“¿Quién muere ahora por sus ideales o por amor? Cada vez hay menos implicación social”
Hace 43 años, el 3 de marzo de 1976, en la iglesia de San Francisco del barrio obrero de Zaramaga, en Vitoria, miles de trabajadores y trabajadoras se reunieron en una asamblea tras varios meses de huelga en demanda de aumentos salariales. En el exterior de la iglesia, otra multitud de gente se congregaba frente a un centenar de agentes de Policía Armada. El movimiento asambleario que surgía en la ciudad empezaba a preocupar al Gobierno, temeroso de su posible expansión al resto del país. Fue entonces, durante el desalojo de esos trabajadores, cuando ocurrió la mayor matanza de la Transición: cinco obreros perdieron la vida a manos de la policía. Un suceso que ha quedado grabado en la memoria y la historia de los vitorianos y que Víctor Cabaco (Santander, 1967) ha lanzado a los cines de toda España con la película Vitoria, 3 de marzo.
Entre edición y edición, Cabaco nos concede una entrevista en Bilbao, a unos 67 km de donde ocurrieron los hechos. Para este director, el 3 de marzo de 1976 es como el 11S vitoriano, aún así, señala que los tiempos de lucha y rebelión están pasando a la historia, ya que “el nivel de implicación” de la sociedad ante las luchas sociales va variando y “está cada vez más disperso”. Con el objetivo de dar mayor credibilidad a la película ha preferido optar por actores no tan conocidos. De esta forma, asegura, “es más fácil creértelo”.
¿Por qué es importante hacer cine de conciencia social y política?
Hay bastantes tipos de cine y esta es una parte que interesa para dar a conocer eventos que han sucedido y que se tienen que recordar y no olvidar.
¿Está la sociedad actual adormecida en comparación con la de la película?
Es que ahora creo que está más diluido todo lo de la lucha social que en los 70, cuando la gente se implicaba más. A principios del siglo XIX los anarquistas se inmolaban y morían. ¿Quién muere ahora por sus ideales o por amor? El nivel de implicación va variando. Cada vez hay menos implicación social o está más dispersa.
¿Por qué?
Supongo que porque los tiempos cambian.
¿Qué quiere despertar en el público con Vitoria, 3 de marzo? Vitoria, 3 de marzo
Recordar aquellos hechos y emocionar. Es una película, que vaya la gente al cine, disfrute y se emocione.
¿Y lo está logrando?
Yo creo que sí, que la gente sale 'contenta'. Es una película que te toca y que te deja un poco así. Cuando te toca yo creo que sí que se consigue.
¿Por qué ha querido contar justo esta historia?
Realmente me vino la productora con la historia y, aparte de eso, familiarmente mi hermano ha nacido en Vitoria y es de la época más o menos. O sea que me tocaba bastante directamente.
¿Para usted qué ha supuesto personalmente?
Personalmente, el esfuerzo y el trabajo de estar ahí y de intentar narrar bien. Realmente cuando te dedicas a un proyecto intentas implicarte al 100 %. El proyecto lleva casi nueve años y yo me incorporé hace cinco. Es decir, que lleva un montón de tiempo. Cuesta mucho conseguir financiación, poco a poco se va montando todo el proyecto y te da mucho tiempo para pensar, para trabajar, para montar el guión.
¿Vitoria, 3 de marzo está dirigida a un público específico? Vitoria, 3 de marzo
No, puede ir desde la gente joven, que descubrirán una historia que no conocen hasta la gente mayor para recordar aquellos tiempos. Está en 60 salas de toda España.
Los vitorianos recuerdan los sucesos del 3 de marzo de 1976 cada año, pero ¿el resto de España?
Es que es una fecha muy traumática en Vitoria, es como el 11S. En Vitoria todo el mundo recuerda qué estaba haciendo ese día. Entonces sí que es una fecha importante y esta película ayuda a dar a conocer estos hechos al resto de España.
¿Existe algún interés para que se olvide lo que pasó?
Existe un interés de no juzgarlo o no hacer justicia a lo que pasó. Aún nadie ha sido encausado, ni han pedido perdón ni nada, lo dice la película.
¿Por qué parece que interesa menos aquello que nos hace pensar?
Hay gente a la que sí que le interesan mucho las cosas que le hacen pensar. Las películas son para disfrutarlas, pero también para que te digan algo y para que te emocionen. Si te emocionan ya está conseguido lo que quieres. En esta película descubres un hecho muy grave que ha sucedido y que hay mucha gente que no lo conoce. Eso es importante.
¿En qué se basó para realizar el casting?
Hicimos varios castings. Quería que no fueran actores muy conocidos. Son buenos, algunos han hecho películas, pero quería que fueran caras no conocidas para que la historia entrase mejor. Cuando conoces una cara te saca un poco del papel. En cambio, si es alguien desconocido es más fácil creértelo.
¿Valoramos lo suficiente el cine y la cultura en este país?
Sí y no. Hay gente que sí y hay gente que no. Sí que se valora porque se tiene en cuenta, pero debería valorarse más. En cuanto a financiación, el cine no debería vivir de las ayudas, aunque sí que se apoya a las películas. Aun así, es interesante hacer más cine. Lo que pasa es que ahora los derroteros van por niveles más comerciales. Así todo es más complicado. Hemos tenido un presupuesto de millón y medio, es muy poquito, casi un capítulo de una serie vale más.
¿Cuál es su próximo proyecto?
De momento no tengo ningún proyecto, estoy intentando estar con la película y luego ya veré poco a poco.