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Ni la Justicia frena las ansias del entorno de Gil de que Iruña-Veleia no sea una estafa arqueológica

Una de las piezas polémicas del 'caso Iruña-Veleia'

Rubén Pereda

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Cuando se cumple un año del inicio del juicio que se acabaría saldando con una condena de cárcel por estafa para los responsables del yacimiento arqueológico romano de Iruña-Veleia, el entorno de uno de ellos, Eliseo Gil, sigue calificando el proceso de injusto. Dos miembros de una plataforma de apoyo han enarbolado este miércoles la bandera de “la ciencia” ante el Parlamento Vasco para solicitar que sea esta la que esclarezca la veracidad o falsedad de los grafitos. José María Lejardi y Patxi Alaña, que se sometieron a una huelga de hambre que se prolongó más de tres meses, apelan a “la lógica” y exigen que sea la ciencia, y no los tribunales, los que decidan. La diputada foral de Cultura y Deporte, Ana del Val, ya ha anunciado que está en marcha un proyecto que tiene como objetivo potenciar el yacimiento.

La sentencia de junio apuntaba que Gil manipuló las piezas “con escisiones contemporáneas”, con el objetivo expreso de “simular que contenían inscripciones o epigrafía de la misma antigüedad que el soporte en el que se grababan y darles un valor histórico-cultural que no tenían”. Lejardi, sin embargo, ha recalcado en todo momento que es la lógica la que lo tiene convencido de que los grafitos hallados en el yacimiento de Iruña-Veleia son reales. Habla de más de veinte informes, “con 2.174 páginas”, y elaborados por científicos de prestigio de todo el mundo, frente a los “siete u ocho” de la Universidad del País Vasco. “Hay algunos científicos que han dicho que son falsos y otros muchos que han dicho que son verdaderos y que han refutado a los otros. No estamos en el siglo XIX, estamos en el XXI, en plena era de la tecnología. [...] Iruña-Veleia puede ser un tesoro. Los únicos jueces han de ser los laboratorios. Y no uno, sino dos o tres, y mejor si son de más de un país, porque habría más contraste”, propone.

“La veracidad no se mide en no sé cuántos informes y no sé cuántas páginas”, ha contrapuesto Aitor Urrutia, del PNV. El 'jeltzale' está especialmente molesto con lo sucedido con Óscar Escribano, el colaborador de Eliseo Gil que, apenas transcurridos diez minutos de juicio, admitió ser autor de una de las inscripciones con punzón —se refirió a ella como una “broma”— y alcanzó un acuerdo con la Fiscalía, de tal manera que fue condenado a un año de cárcel, 600 euros de indemnización y 2.000 euros de multa. “Y si eso no se hubiese denunciado, si eso no se hubiese parado y si eso hubiese seguido su camino, ¿qué hacemos? ¿Nos comemos la broma?”, ha espetado Urrutia. Pese a ello, considera que la iniciativa de la Diputación es una buena noticia, aunque apela a no cometer los mismos errores ni las mismas “meteduras de pata” que en el pasado. “Porque es cierto que Iruña-Veleia es especial, tiene potencial y la ciencia la ha de poner en el sitio que merece”, asegura.

Al margen de los informes, tanto Lejardi como Alaña han querido hacer ver que cuentan con una larga lista de apoyos de entre diferentes sectores sociales y culturales. Entre los presentes en la nómina se cuentan escritores como Toti Martínez de Lezea y Kirmen Uribe, cantantes como Benito Lertxundi, Aiora Renteria y Fermín Muguruza, además de otras personalidades como Garbiñe Biurrun —presidenta del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco—, Maider Unda o el dibujante Tasio. También ha hecho mención a los diferentes científicos afines a la causa que han elaborado los informes que apuntan a la veracidad de los grafitos: el geólogo Mikel Albisu, el paleopatólogo Joaquín Baxarias, el egiptólogo Ulrike Fritz y 'el Messi de la arqueología', Edward C. Harris. “Con la ayuda de todos estos, Iruña-Veleia todavía está viva”, ha querido significar Lejardi.

Carmelo Barrio, parlamentario del PP, considera que son muchos los interrogantes que todavía rodean al yacimiento, una “joya” en la historia y el patrimonio cultural de los alaveses y los vascos. “Está bien claro que, al margen de lo juzgado, hay una sana controversia cultural, científica y arqueológica. Es un asunto con muchas incógnitas aún y debe haber opción de saber la verdad”, señala, y apunta que existe documentación científica que avala la veracidad de los grafitos. En ese sentido, los 'populares' vascos se muestran satisfechos con la iniciativa y la predisposición de la Diputación de Álava, que puede ser una “buena salida”. Coincide con Barrio Alberto Alonso, del PSE-EE, que apoya la decisión de su colega Val de reabrir el yacimiento. “La potencia arqueológica nos va a deparar muchas y muchas sorpresas”, asegura.

“Viva la ciencia, pero la de verdad”

Esta visión choca de pleno con la del PNV, representado en la Cámara vasca en esta ocasión por Urrutia. “Si bien es cierto que hay que mirar hacia adelante, también hay que mirar hacia atrás, pues eso tiene más peso. Aquí se ha hablado de ciencia, y viva la ciencia, pero la de verdad. Se ha hablado de controversia científica, y ha habido mucha controversia, pero de sana, poca. Lo primero que necesita la ciencia es método científico, algo que no se ha empleado a lo largo de los años”, zanja.

Lejardi, por el contrario, se ha explayado en su ataque a los informes que cuestionan la veracidad de las piezas. Según apunta, no están publicados en ningún sitio, mientras que los que son favorables a Gil están publicados en revistas y por universidades de prestigio. “Los grafitos que han aparecido son de una riqueza excepcional, no solo para el euskera, sino que también son un tesoro para el latín. También para la cultura, la historia y la cristiandad”, ha significado, por lo que pide al Gobierno vasco que se protejan las piezas. La Justicia condenó precisamente a Gil a pagar 72 euros por cada pieza por el daño causado.

Elkarrekin Podemos-IU, por su parte, considera que el de Iruña-Veleia es un tema que ya se ha zanjado en los tribunales y que además concierne a la Diputación de Álava. De hecho, a finales de enero, la Audiencia de Álava desestimó todos los recursos, ratificó las condenas de cárcel y la indemnización de 72 euros por pieza y confirmó que los gestores eran “falsarios y estafadores”. “Nos apena mucho el daño que se haya podido causar al yacimiento, pero nos alegra ver que se le va a dar un impulso”, apuntaba Gustavo Angulo. Josu Estarrona, de EH Bildu, también opina que el proceso judicial está cerrado, pero no considera que eso deba ser un obstáculo para que el yacimiento pueda tener mayor recorrido, fuera de la “dicotomía” entre si las inscripciones de los grafitos son verdaderas o falsas. “Estemos de acuerdo o no, sean las inscripciones de los grafitos verdaderas o falsas. Es una nueva etapa, hay que mirar hacia adelante. Tenemos que superar esta crisis y poner Iruña-Veleia en valor, y nos vais a tener ahí para ello”, señalaba, ofreciéndose a los dos comparecientes. Se de la circunstancia de que el caso lo destapó una diputada alavesa de EA, ahora en EH Bildu, Lorena López de Lacalle.

Uno de los comparecientes, Alaña, también ha dedicado parte de su intervención a tratar de desacreditar los métodos de José Vicente Navarro, experto del Instituto de Patrimonio Cultural de España, que durante el juicio declaró que lo de Iruña-Veleia fue una “burda” manipulación. Este analizó una muestra de las piezas y dictaminó que las inscripciones eran “contemporáneas”, pues contenían restos de acero inoxidable, mientras que otros restos no presentaban la oxidación que sería propia del paso de más de milenio y medio. Alaña ha comparado su método con acudir a Osakidetza (el Servicio Vasco de Salud) y que el cirujano que vaya a llevar a cabo la operación no lo haya hecho nunca antes. “Si ese es el nivel de la Justicia, es muy triste. ¿Quién se cree que alguien vaya a falsificar algo con un destornillador moderno. Los hay romanos. Cogería uno de la era romana y lo haría. Si vas a falsificar un cuadro de Picasso, lo pintarás como lo iría a pintar Picasso”, alega Alaña.

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