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Euskadi arranca septiembre con más de 400.000 trabajadores con los convenios sin renovar y a las puertas del conflicto

Una concentración de trabajadores del Metal en Bilbao.

Belén Ferreras

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Euskadi arranca el mes septiembre con el 67,3% de sus trabajadores con sus convenios por negociar. En total, 405.978 trabajadores tienen sus convenios pendientes de renovar o decaídos frente a los 197.322 (el 32,7%) que tienen actualizada la norma que regula sus condiciones laborales. Estos datos, recogidos por el Consejo de Relaciones Laborales (CRL) vasco, muestran que la negociación colectiva en Euskadi está parada, con los trabajadores perdiendo poder adquisitivo al no tener actualizados sus salarios. Algo que, unido a una inflación desbocada, hace prever que los malos augurios de un 'otoño caliente' en lo laboral serán más que reales.

Septiembre será el preludio de lo que está por llegar. Euskadi tiene múltiples conflictos laborales abiertos con la negociación de los convenios colectivos como motivo central, y, tras el parón veraniego, empezarán a hacerse cada vez más visibles en las calles, y así lo adelantan ya lo sindicatos. De entrada, sectores tan importantes como el del Metal en Álava y en Bizkaia, por el número de trabajadores a los que implican, -unos 75.000 entre los dos- volverán a reunir las mesas de negociación a partir de la semana que viene con la mirada puesta ya en las movilizaciones. De hecho, en el Metal de Álava, los sindicatos ELA, CCOO, LAB, USO, ESK y CGT tienen ya convocadas huegas para los días 21, 22 y 23 de septiembre a los que están llamados los alrededor de 25.000 trabajadores del sector. Estos paros estarán condicionados, no obstante, a los resultados que pudieran obtenerse en la primera reunión que tendrá lugar entre los sindicatos y la patronal SEA-Empresarios alaveses, que se llevará a cabo el día 8 de septiembre.

“Todo apunta a que no habrá avances y se intensificarán las movilizaciones”, señala el responsable de Industria de CCOO Euskadi, Unai Orbegozo, que tiene esta misma percepción para la negociación de este sector en Bizkaia, que celebrará la primera de sus reuniones del curso el día 13. “No parece que vayamos a estar ante un acuerdo fácil, así que habrá conflictividad”, apunta. Ya antes del verano, los sindicatos del Metal de Bizkaia, que han presentado plataformas conjuntas, ELA, CCOO, LAB, UGT, ESK, CGT, CNT , se mostraban muy pesimistas ante la posición de la patronal y no confiaban en que se registraran avances. “Habrá más huelgas” en un sector que agrupa a 50.000 trabajadores, auguraban.

Los representantes sindicales ponen sobre las mesas de negociación la subida imparable del IPC para demostrar la gran pérdida de poder adquisitivo que están sufriendo los trabajadores. El último dato del mes de agosto sitúa el aumento de la inflación en el 10,4%. La referencia de IPC para negociar los convenios suele ser el del cierre del año anterior, y 2021 se cerró en el 6,5%: los sindicatos no quieren negociar nada que esté por debajo de eso, mientras que los empresarios aseguran que trasladar este incremento de manera directa los salarios pondría en peligro la supervivencia de las empresas.

Si los sectores del Metal de Álava y Bizkaia son hoy por hoy los que pueden implicar mayores índices de conflictividad en este arranque del curso por ser conflictos que estaban abiertos antes del verano, se encuentran también pendientes de negociar convenios muchas de las grandes empresas vascas como Petronor, Arcelor Mittal Sestao, esta última con la producción parada en estos momentos por la subida del coste de la energía. Otras han cerrado ya acuerdos que les garantizan paz social para los próximos años. El último caso ha sido el de Mercedes Benz en Vitoria, que firmó el convenio el 12 de julio tras varias jornadas de huelga a la espera de que llegue la esperada inversión de 1.200 millones desde la multinacional alemana a la planta alavesa. Antes firmaron sus acuerdos otras como Tubos Reunidos, Sidenor o Tubacex, que tras una larga huelga de casi ocho meses para exigir la readmisión de los trabajadores despedidos en el ERE, firmó la congelación salarial hasta 2024.

El final del verano pilla paradas a otras empresas que lo estaban antes de que arrancase el periodo estival, y que no están consiguiendo acercar posturas entre dirección de la empresa y los sindicatos. Este es el caso, por ejemplo de Novaltia, cuya plantilla acumula ya más de tres años de huelgas por la firma de un convenio, siendo ya el conflicto más largo de Europa, o BetiOn, el servicio de teleasistencia a mayores que depende del Gobierno vasco pero que tiene subcontratado, que inicia este mes de septiembre otro mes de huelga. La plantilla lleva parando desde el mes de marzo para mejorar sus condiciones laborales.

En una situación específica se encuentran negociaciones del convenio como la de Ibermática, que se encuentra pendiente, pero que el hecho de que la empresa vasca haya sido adquirida por la multinacional sevillana Ayesa, puede retrasar. De hecho, el comité ha pedido una reunión con la empresa para que se les informe de forma directa de los pormenores de los cambios en la propiedad, pero se les ha emplazado al 7 de septiembre para hablar del tema, fecha en la que estaba previsto arrancar la negociación del convenio colectivo, por lo que todo hace pensar que la empresa pueda pretender posponer el acuerdo laboral hasta que esté ultimado el cambio de dueños. Al igual que Ibermática, la plantilla de Siemens Gamesa está pendiente de las decisiones que tome sobre el futuro de la compañía y sus pérdidas millonarias, Siemens Energy, que se ha hecho con el control total de la vasca.

Pacto de rentas

En este contexto de conflictividad anunciada e inminente, el lehendakari Iñigo Urkullu se sumaba este miércoles a los que llaman a retomar un pacto de rentas que permita garantizar a los trabajadores que no pierdan todo el poder adquisitivo, y, a la vez, posibilite la superviviencia de las empresas. En una entrevista en Radio Euskadi, Urkullu ha lamentado que esté “un poco aparcado” este debate. “Creo que es necesario abordar un pacto de rentas para tener en cuenta la capacidad de poder adquisitivo de las familias y que hay que hablarlo desde el ámbito de los agentes políticos pero también con los agentes económicos y sociales”, ha manifestado.

Aunque ha eludido pronunciarse sobre cuánto deberían subir los sueldos en el actual contexto de precios y ha subrayado que “habrá que ver la capacidad de las empresas” porque no es lo mismo “hablar de grandes empresas, de una mediana o pequeña empresas, de las microempresas o de los profesionales autónomos”, ha dicho, sí ha señalado que habrá que “conjugar lo que pueda ser el ámbito de lo público con el ámbito de la iniciativa privada” para no generar “brechas sociales”.

Ante la posibilidad de aumento de la conflictividad laboral, el lehendakari ve “comprensible” que los trabajadores “aboguen por derechos”, entre ellos “la esperanza de que puedan mantener su calidad de vida actual”. “Entiendo que los trabajadores y toda persona vele por lo que pueda ser el poder adquisitivo para hacer frente a esta situación que nos afecta a todos”, ha insistido.

Preguntado si considera que la patronal no está comportándose 'a la altura de las circunstancias', como señaló la ministra Yolanda Díaz, ha afirmado que él “no ve esta realidad”, y percibe en los empresarios “de todo tipo” con los que mantiene contacto “una preocupación”.

Respecto al pacto de rentas, en el ámbito sindical vasco, CCOO y UGT se muestran partidarios de aceptar negocaciaciones que puedan, por ejemplo, repartir las subidas salariales en varios años. Mientras tanto, ELA ya ha rechazado abiertamente entrar en ningún tipo de pacto de rentas y LAB tampoco es partidario de la medida si supone pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores.

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