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Kutxabank, el viaje de lo público a lo privado

Protesta ciudadana contra la privatización de Kutxabank, en Bilbao.

Aitor Guenaga

Bilbao —

El sistema económico español tiene un antes y un después en el rescate financiero solicitado por el Gobierno de Rajoy en junio de 2012. La inyección de dinero para sanear un equivalente al 25% del PIB español con 41.300 millones de euros –que pagarán los contribuyentes- ha abierto un compás de espera en el mundo bancario, muchas de cuyas entidades de ahorro han sucumbido a una gestión que compaginó una politización exacerbada, con el expolio puro y duro de algunas de sus entidades más significativas.

Las cajas de ahorro, que nacieron pegadas a las instituciones más locales para gestionar el ahorro y el crédito en beneficio de la comunidad, las familias y el tejido industrial de sus pymes y regar con dinero la Obra Social, se sitúan así en un escenario todavía por definir.

¿Dónde estaban en todo ese proceso la BBK, la Kutxa y la Caja Vital? Para entonces, las tres cajas vascas habían constituido Kutxabank, cediendo su negocio financiero al banco. La bancarización era un hecho. Primero sus consejos de administración –en junio de 2011- y después las asambleas generales –en septiembre de ese mismo año-. ¿Es inevitable la privatización de Kutxabank para sobrevivir a medio plazo? ¿Hay un riesgo real de desarraigo de las cajas si se abre la puerta al capital privado? ¿Hay tiempo para acoplarse a los mandatos de la nueva legislación de cajas de ahorro y fundaciones bancarias -aprobada en diciembre de 2013 con el apoyo de PP y PNV- que marca como horizonte el 2018? Pero sobre todo, ¿qué se ha quedado por el camino en los últimos años?

Carlos Ascunce es miembro de la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), organización que junto a ELA, LAB y otros grupos sociales ha puesto en marcha una campaña con el objetivo de parar lo que denominan la “liquidación de las cajas de ahorro vascas”. Más allá de la crítica a la bancarización y futura privatización –anunciada por el presidente de Kutxabank, Mario Fernández, el pasado 21 de febrero-, Ascunce pone el énfasis en los efectos que los últimos años han tenido en la Obra Social. “Han cerrado el grifo de las subvenciones a las organizaciones sociales no lucrativas. Me refiero a los grupos que trabajan en cooperación al desarrollo, pero también a los que trabajan en primera línea contra la exclusión, con los inmigrantes, a las empresas de inserción. Hay amenazas de cierres en centros de jubilados”, desgrana.

Que la Obra Social ha caído en los últimos tres años no está en discusión, otra cosa es la interpretación que se da al descenso continuado de una política que ha sido marca de la casa. Si en 2007 alcanzaba los 156 millones de euros, en 2011 –primer año de la fusión- bajaba a los 72,21 millones- y se desploma a los 27 millones este ejercicio. “No hemos bajado nuestra aportación, que ha sido del 30% de los beneficios y del 25% el último año por la limitación del Banco de España. Lo que pasa es que la crisis ha sido para todos, la tarta de beneficios se ha reducido significativamente y los trozos del pastel a repartir, también. Nuestro compromiso con la Obra Social no está en entredicho. Son otros los que han abandonado por completo su Obra Social”, argumentan fuentes de Kutxabank.

Frente a otras entidades, su solvencia actual está fuera de duda. No ha recibido ni un solo euro de ayudas públicas del FROB. Es el primer grupo financiero en Euskadi: controla el 41,3% de los depósitos de los ahorradores vascos, con una inversión crediticia del 32,2%. Precisamente por eso, ELA cree que “su privatización sería un hecho muy grave, de enorme repercusión”.

El riesgo de desarraigo por la entrada de capital privado está ahí. En su análisis crítico del proceso seguido en los últimos años y de la futura privatización, ELA –que no es mayoritario en la entidad- prevé un “progresivo abandono del apoyo a la economía productiva de nuestro país”.

“El descrédito de la banca es total”

Cuatro trabajadores de los servicios centrales de BBK que llevan en la entidad entre 12 y 15 años y que tienen ciertas responsabilidades en tres unidades de negocio diferentes de la caja aunque sin ser cargos ejecutivos explican lo que ha cambiado. “El descrédito de la banca ahora es total. Antes comentabas con orgullo que trabajabas en la caja. Una banca con ética, es cierto que también preocupada por obtener beneficios, porque esto no es una ONG, pero ese beneficio recalaba en la sociedad. Existe un riesgo de desarraigo con la privatización y daría pena que esa vocación social pueda desparecer”, admite una de las consultadas.

¿Se ha perdido la cercanía, el trato personalizado con el cliente? ¿Ha habido cambios en el modo de trabajo donde se priman más los objetivos? “Hay más presión, sí. Cada vez más los trabajadores tienen más objetivos que cumplir”, admiten casi al unísono los cuatro. “Pero no estamos en esos niveles de política comercial agresiva a la que han llegado otros bancos. Aquí aún se considera al cliente, no es una carrera loca por colocar productos que ya hemos visto donde ha terminado con las preferentes, por ejemplo”. En cualquier caso, todos ellos defienden el perfil de “gestores” de los diferentes presidentes que han pasado por la BBK. “Algunos habían tenido responsabilidades en política, otros venían de las escuela del BBV, pero frente a la politización que ha arruinado otras cajas o las han hecho desaparecer, como la CAN en Navarra, ha habido un control público serio”, señala.

Antes del próximo 28 de diciembre se debía producir la transformación de las cajas en fundaciones bancarias y los órganos de dirección de BBK, Kutxa y Vital serán sustituidos por patronatos. La nueva ley de cajas en su artículo 44 fija que si las fundaciones bancarias tienen una participación del banco superior al 50% -en la actualidad las tres cajas controlan el 100% de Kutxabank repartido en 57% BBK, 32% Kutxa y 11% la Vital- están obligadas a un plan de desinversiones y a dotar un fondo de reserva para garantizar su solvencia financiera. Un fondo que marcaría el órgano regulador bancario español y a partir de noviembre el supervisor europeo, pero cuyo montante se desconoce a día de hoy.

Este es uno de los argumentos esgrimidos por el máximo gestor de Kutxabank para abrir la puerta al capital privado. Y para hacerlo pronto, evitando así que las desinversiones no impliquen malvender activos. Aunque hace un mes fuentes de Kutxabank situaban los próximos movimientos “después del verano”, tras los test de estrés europeos, socialistas y peneuvistas han acelerado en las últimas semanas los planes, siguiendo la urgencia que quería imprimir Mario Fernández al proceso. Los Consejos de Administración de Kutxabank (controlado por PNV) y Vital (controlado por el PP) han dado luz verde al proceso de convertir las cajas en fundaciones. En el caso de Kutxa, donde EH Bildu tiene mayoría y se opone al proceso, no se abordará hasta otoño. La coalición soberanista ha pedido una moratoria al proceso para analizar todas las opciones y “elegir entre todos la que mejor garantice el control público y democrático de la cajas y de Kutxabank mediante direcciones plurales y proporcionales”.

El acuerdo alcanzado entre PNV y PSE aboga por controlar las inversiones o desinversiones que puedan afectar a la participación de las fundaciones en Kutxabank. Ambos partidos son partidarios de que mantengan “la máxima participación accionarial” en el banco, “dentro de los márgenes que deja la ley y las diferentes regulaciones” -estatal y europea-, “así como las condiciones del mercado, permitan”. “Queremos que las fundaciones bancarias preserven la esencia y forma de ser de las antiguas cajas y que sus órganos de gobierno reflejen la realidad social y las distintas sensibilidades de los territorios de Euskadi”, se señala en el documento cerrado hace pocos días entre ambas formaciones. Las asambleas generales ratificarán el cambio a fundaciones el próximo 30 de junio.

“La entrada de capital privado va a condicionar el desarrollo de las cajas. Esa idea de que no pasa nada y que se va a seguir controlando desde aquí no se sostiene. Supondrá la inmersión en el mercado financiero global en donde la maximización del beneficio y la búsqueda de fondos de inversión están a la orden del día”, augura Asunce desde REAS.

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