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El Gobierno de Urkullu presentará el presupuesto más alto de la historia en plena crisis económica por la pandemia

El consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, en Ajuria Enea

Iker Rioja Andueza

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El hombre de los números de Iñigo Urkullu, el consejero Pedro Azpiazu, ya aventuró en octubre que de cara a 2021 iban a hacer una apuesta “valiente” con los presupuestos a pesar de la caída de la recaudación y de la galopante crisis económica originadas por la COVID-19. “La austeridad ya no va a ser nuestro camino”, llegó a aventurar el consejero de Economía y Hacienda. Ahora, este martes, ha llegado la hora de presentar el proyecto de cuentas para el próximo ejercicio -que necesariamente entrará en vigor por falta de margen ya iniciado el año- y Azpiazu ofrecerá los números más altos de la historia en plena pandemia, una cifra global de gasto que superará los 11.774 millones de euros previstos para el actual 2020, según confirman a este periódico fuentes del Gobierno.

Además, el gabinete de coalición de PNV y PSE-EE llegará a esos números sin la inclusión de posibles partidas financiadas con fondos europeos, aunque el consejero Azpiazu ya explicó en el Parlamento que sí se incluirán disposiciones generales para canalizar esas líneas de crédito. Será el 29 de diciembre cuando, en otro Consejo de Gobierno, se apruebe la remisión al Ejecutivo central de un listado más o menos definitivo de proyectos después del borrador inicial esbozado en verano. Antes, este mismo miércoles, EH Bildu ha impulsado la celebración de un pleno monográfico en el Parlamento para buscar orientar la propuesta vasca.

¿Cómo se consigue un presupuesto expansivo tras un 2020 en el que se ha estimado la caída de los ingresos en 2.058 millones y cuando se prevé que en 2021 se recuperen apenas 839 millones? La clave está en la flexibilización del margen de déficit -gastar por encima de lo que se ingresa- y de emisión de deuda -captar préstamos en el mercado-. Azpiazu viene semanas repitiendo que Euskadi puede hacer esta excepción en las políticas de control del gasto porque parte de un nivel de endeudamiento más bajo que el entorno (16%) y porque “los tipos de interés están muy bajos”. “Se pueden colocar cantidades importantes con costes financieros relativamente bajos”, ha enfatizado.

Urkullu, tras ganar las elecciones el 12 de julio, enfatizó que quería conformar un Gobierno nuevo y sólido en el plazo más breve posible. Su objetivo entonces era doble. Por un lado, afrontar la pandemia y, por otro, aprobar los presupuestos como respuesta económica principal ante la crisis. Fuentes del Gobierno incidieron en que el proyecto que llegará el 15 de diciembre estaría en octubre, que es el calendario “habitual” en un año ordinario. Pero finalmente se ha retrasado. Desde el Ejecutivo quitan hierro a esa cuestión y alegan que el plazo ordinario para la tramitación completa es de seis meses y que en esta ocasión se ha reducido a cuatro. Explican también que al mes desde la investidura estaban las directrices del proyecto sobre la mesa, el 6 de octubre.

El calendario sitúa la aprobación definitiva en el Parlamento el 11 de febrero. Antes, este jueves, llegará a la Cámara la documentación completa de las cuentas de modo que la próxima semana, en vísperas de Nochebuena, todos los consejeros expliquen las especificidades de sus áreas. Tras el parón vacacional, en enero, se presentarán las enmiendas de la oposición y, aunque PNV y PSE-EE tienen mayoría, fuentes de Economía y Hacienda indican que Azpiazu abrirá una ronda de contactos para explorar posibles acuerdos más amplios. Enero es un mes habitualmente inhábil en la Cámara, exactamente como julio y agosto.

Las cuentas de 2020 salieron aprobadas con un socio externo, con parte de la coalición Elkarrekin Podemos (Podemos y Equo pero no IU). De cara a 2021, esta formación ha cambiado. En Podemos hay nuevos liderazgos que son críticos con aquella maniobra y Equo ya salió de la coalición. La portavoz parlamentaria, Miren Gorrotxategi, cuestiona el cumplimiento de los acuerdos -llegó a decir que no se había reunido ni una vez la comisión de seguimiento aunque sí lo hizo con sus predecesores- y ha llegado a decir que el PNV no es un socio “de fiar”. En cuanto al PNV, repite que ve sorprendente que haya partidos como EH Bildu que pacten en Madrid o Pamplona y no den tregua en Vitoria.

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