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Euskadi proclama el final de la austeridad y anuncia un presupuesto expansivo para 2021

Pedro Azpiazu, con el portavoz del Gobierno, Bingen Zupiria

Iker Rioja Andueza

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“La austeridad ya no va a ser nuestro camino [...]. Vamos a hacer unos presupuestos valientes”, ha solemnizado el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, en la presentación de las directrices con las que el Gobierno vasco de PNV y PSE-EE acometerá la confección de las cuentas de 2021, un “reto” por ser la herramienta económica fundamental en un contexto de crisis económica repentina generada por el coronavirus. Euskadi celebra el fin de la austeridad en Europa -“estamos encantados de que haya tomado la decisión de acabar con las reglas fiscales”- y ya da por hecho que los presupuestos del próximo ejercicio, con hasta 1.600 millones de margen por la flexibilización del déficit y un límite de deuda del 16,9%, serán expansivos respecto a los 11.774 millones de 2020. “Van a ser los presupuestos de la reconstrucción y de la transformación”, ha abundado el hombre de los números de Iñigo Urkullu tras la reunión semanal del Consejo de Gobierno.

Aprobadas estas directrices, el calendario presupuestario marca como siguiente fecha clave el 15 de octubre, cuando se analizará la recaudación y el techo de gasto en el Consejo Vasco de Finanzas, un órgano que sienta a quienes tienen las competencias de Hacienda (las diputaciones) con quien en Euskadi gasta el 70% (el poder autonómico). Azpiazu ya ha concretado que el Gobierno aprobará el proyecto definitivo el 15 de diciembre y que lo llevará al Parlamento el 18 de ese mes, donde la estrenada mayoría absoluta de PNV y PSE-EE no se encontrará con las dificultades y largas negociaciones de la pasada legislatura. Se confirma que no habrá tiempo para los presupuestos estén listos para el 1 de enero aunque ése fue justamente uno de los argumentos de Iñigo Urkullu para ubicar las elecciones en julio y no en septiembre, el contar con las cuentas aprobadas al inicio del año en un contexto económico tan crítico como el que ha abierto la pandemia.

Pero más allá de las intenciones, Azpiazu se ha resistido a poner cifras a sus compromisos. “Vamos a empezar a hacer ahora los números”, se ha escudado el consejero, quien en todo caso tiene claro que la flexibilidad en la posibilidad de financiar parte del presupuesto con nueva deuda cubrirá con creces la previsible bajada de la recaudación, que en algunos momentos del año se ha situado en torno al 20%. Y todo “sin tener el cuenta el dinero de Europa”, ya que se desconoce cuánto de los 140.000 millones que en principio corresponderían a España llegarían a Euskadi y, sobre todo, cuándo llegarán esas partidas. Azpiazu ha pedido evitar la “excitación” y que se aborden proyectos “ejecutables” y ha confiado en contar con más detalles del plan 'Next Generation EU' el 26 de octubre cuando Ursula von der Leyen se cite por vía telemática con el lehendakari y con otros líderes autonómicos. “Que no haya ninguna duda, no vamos a dejar escapar un euro”, ha respondido Azpiazu a los críticas por el primer listado de posibles proyectos ya enviado en agosto y que ha recibido críticas del principal partido de la oposición, EH Bildu, por minimizar las ayudas para Álava y Gipuzkoa frente a Bizkaia.

Azpiazu, que ha dicho que las cuentas expansivas se notarán en Educación y en Sanidad pero también en políticas verdes o de digitalización, tampoco se ha querido mojar sobre su propuesta en torno a la actualización de los salarios de los empleados públicos. “Vamos a ver cuál es la cifra que el Estado plantea”, ha señalado a preguntas de los periodistas. Pero sí ha dejado un elemento para la reflexión a la luz de la variación de los precios en los últimos meses: “Aun manteniendo los salarios, no habría una pérdida de capacidad adquisitiva”. Y también ha añadido que “cualquier variación” en el capítulo de personal “supone una cuantía importante” que afecta al conjunto del presupuesto.

Euskadi no sólo encarará 2021 con un presupuesto alto, sino con perspectivas económicas positivas. Cree Azpiazu que llegará un año “típico” después de otro tremendamente atípico, lo que generará un “efecto rebote” de grandes dimensiones. En cifras, el PIB crecería un 8,9% -se estima una caída del 10,1%-, el consumo repuntaría un 7,4% y el empleo crecería un 7,9%.

El consejero, por otra parte, ha explicado también que llevará con carácter inmediato al Parlamento un proyecto de ley de reforma de los presupuestos de 2020 de tal manera que se pueda incrementar la deuda antes de final de año en consonancia con los acuerdos alcanzados con el Estado en julio. Habría margen para emitir 1.700 millones pero parte ya se ha gastado en planes específicos contra la COVID-19. El resto, 1.400, sería susceptible de ser captado aunque Azpiazu ha apelado a la responsabilidad: “No vamos a emitir todo por el hecho de emitir”. Es más, ha remarcado que Europa retomará posiblemente en 2022 las políticas de control del déficit y que es importante actuar con responsabilidad presupuestaria.

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