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Descubren en Ceclavín un lecho rupestre celta único en la región

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Los investigadores Martín Almagro, Julio Esteban, José Antonio Ramos y Óscar de San Macario han descubierto recientemente en Ceclavín (Cáceres) un lecho rupestre celta único en Extremadura y del que solo existen otros dos ejemplos a nivel nacional.

El de Ceclavín está situado junto a un arroyo y orientado con precisión hacia el norte, “seguramente hacia los numina o divinidades del más allá”, según han explicado los investigadores.

Este hallazgo, que ha sido publicado en la revista científica MHNH, puede relacionarse con la tradición de “incubatio” -sueño sagrado- de la Hispania céltica, cuyos documentos se analizan junto a la tradición popular conservada en Galicia de magia curativa en lechos rupestres.

La peña granítica, conocida popularmente como “Cancho del Moro”, se alza junto al arroyo rodeada de otros canchales cubiertos de espesos jarales, monte bajo y arbustos en la finca de los “Lirios”.

Las estructuras talladas en el bloque occidental, a juzgar por la forma que ofrecen, parecen corresponder a un lecho con su almohada y su escabel, junto a un “trono” o sillón a sus pies.

Todo el conjunto pétreo indica claramente una funcionalidad práctica, relacionada con creencias mágicas.

De esta forma, el “Cancho del Moro” de Ceclavín puede considerarse un monumento de un tipo hasta ahora desconocido, relacionado con ritos mágicos de incubatio.

“Esto confirma el interés que ofrece el estudio de las peñas sacras de la península ibérica como verdaderos monumentos arqueológicos, al margen de su importancia etnológica y para la historia de la magia y de la religión”, han agregado los expertos.

La incubatio es un rito que consiste en recibir una revelación por medios mágicos desde el más allá a través de un sueño, muchas veces relacionado con los ancestros, para conocer el futuro o el remedio para una curación.

Este tipo de lechos se orientaban al este, a la salida del sol, por lo que a la derecha quedaba el sur, tuas, que significa “arriba”, donde gira y luce el sol durante el día, que era la región favorable y de los vivos por ser el lado luminoso del mundo.

El lado contrario, a la izquierda, era el norte, ichtar, que significa “abajo”, donde pasa el sol la noche, en el “sid” o más allá, donde permanecen los muertos, de donde deriva su sentido maléfico, aunque también en el sid residen los héroes que otorgarían la revelación en el sueño de la incubatio.

La intencionada orientación al norte que ofrece el lecho de Ceclavín, probablemente a la estrella polar, puede relacionarse con observaciones astrales de raíces prehistóricas ancestrales, que se suponen de tradición indoeuropea.

Este concepto de orientación estaba estrechamente relacionado con una concepción cosmológica del mundo, semejante a la documentada en las tradiciones del mundo clásico y en las divisiones del cielo de los primitivos germanos conservadas en Escandinavia.

“En consecuencia, constituyen un testimonio de las creencias mágicas en la religión popular prerromana que no podemos conocer por otros medios”.

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