Extremadura: salir del tópico
Hay palabras, al menos en España, que parecen ir casi siempre una al lado de la otra. Sanidad y educación, PP y PSOE o Andalucía y Extremadura. Las dos regiones van de la mano en tantas cosas que sus destinos han ido casi siempre unidos en la desgracia hasta que llegó la Democracia en 1975.
No olviden ese año. Había tratado la dictadura de Franco a las dos regiones casi como se trata a dos colonias. Pocas inversiones y extracción de sus materias primas para el beneficio de la España más desarrollada. Quizá la materia prima que se extrajo con mayor descaro fue su población. Casi dos millones de andaluces y unos 800.000 extremeños fueron forzados a una emigración organizada desde el propio estado. Había que salvar el país y a los gobiernos de la época no les tembló el pulso a la hora de usar como mano de obra a esos millones de andaluces y de extremeños que después de casi 20 años del fin de la guerra civil veían como sus pueblos y ciudades habían sido enviados de nuevo al siglo XIX. Poco importaba el desarraigo al que se sometió a familias enteras o las condiciones en las que esos millones de emigrantes vivieran en sus nuevos destinos.
Había que salvar al país y así se hizo. Y España se salvó y las regiones del sur fueron sacrificadas a tal fin. Tan es así que al principio de la democracia, en 1975, no olviden este año, Extremadura ocupaba con un 50% sobre la media de España, el último puesto en PIB per cápita de todas las regiones españolas muy alejada, además, de las que le precedían al final de la tabla. Dos puestos más arriba se encontraba Andalucía con un 73% sobre la media del país y 23 puntos por encima de la cola. En aquel año de 1975 Madrid , el País Vasco y Cataluña tenían un 145, 139 y 125 % sobre la renta media de española.
Hablando en números redondos, de media un habitante de Madrid disponía de casi tres veces más dinero que un extremeño. Ya en el año 2023 Extremadura se sitúa en el 75% de la media del PIB per cápita español y después de recortarle más de 20 puntos desde 1975 ha superado a Andalucía y también a Canarias y actualmente Madrid con todos los privilegios económicos que supone ser la capital del estado, ni siquiera dobla a Cenicienta Extremadura. No olviden tampoco este dato: desde 1975 Extremadura ha recortado más de 20 puntos de PIB per cápita a Andalucía hasta superarla y dejar de ser la última de la clase en nivel de renta por habitante. Pero no sólo en renta queda la superación de aquella Extremadura que empezaba la democracia casi desde números del siglo XIX. Seguimos en 2023.
Analizando lo más importante que es el cuidado de la salud, después del análisis de 2022 sobre la calidad de la Sanidad Pública por comunidades, Extremadura se sitúa a la cabeza ocupando el tercer puesto después de Navarra y el País Vasco. No tengo datos sobre dónde y cómo estábamos en 1975 pero supongo que bastante lejos del pódium en el que la región está actualmente. No olviden tampoco este dato: tercera mejor sanidad pública de España.
Podemos seguir enumerando parámetros que suponen progreso y convergencia económica y social con el resto del país después de haber sido tratada durante muchas décadas prácticamente como se trataba al Marruecos español durante el reinado de Alfonso XIII pero podría aburrirles aunque si hay otro dato que no me gustaría dejar atrás. Hay un indicativo que puede que nos coloque también en los primeros puestos y no es otro que la posibilidad de acceso a la vivienda de los extremeños. Con mucha vivienda pública y precios de venta y alquiler más o menos razonables en el sector privado el drama que para varias generaciones de españoles supone comprar o alquilar una vivienda en Extremadura no existe.
Con sus luces y sus sombras, con máxima eficiencia en la gestión de los presupuestos que llegaron de España y de Europa y con total ausencia de corrupción política al estilo del PSOE de Andalucía o del PP de las tramas Gürtel o Púnica entre otras muchas más, los números oficiales ha colocado a Extremadura al mismo nivel o por encima de la media en prácticamente todos los indicativos de bienestar que la mayoría de las comunidades de España superando ya a Andalucía en renta individual y por supuesto en el nivel de su sistema sanitario público. Muchas veces me pregunto dónde se situaría la renta de Andalucía si la provincia de Málaga fuera una región independiente.
Hablando en el lenguaje de las matemáticas, la estadística define el error de pensamiento cometido al creer que la Extremadura de 2023 es parecida a la de 1975 como “sesgo de arrastre” por mantener una idea basada en datos equivocados por estar sin actualizar bien por ignorancia o bien por pura malicia usada como táctica política. Este sesgo quizás en lo que más se manifieste sea en la opinión generalizada sobre el tren en Extremadura. Después de un abandono casi total de las líneas férreas extremeñas durante la democracia, los más de 2.000 millones de euros invertidos en los últimos años han renovado totalmente las conexiones de Mérida con Madrid y con Sevilla pero sigue el discurso interesado y tendencioso de que “en Extremadura no hay tren”. Una postverdad de manual. En 2023 la conexión de Mérida con Sevilla es equivalente a la que existe entre Zaragoza y Pamplona. A la conexión con Madrid solo le hace falta la electrificación de la vía y el enlace ferroviario entre las 4 ciudades más pobladas de Extremadura es el mismo que puede haber en otras comunidades de la “España rica”.
Lo triste de todo esto no es que los españoles sigan con la idea de una Extremadura a la que ellos ven como una mezcla entre Marruecos y Albania sino que haya gente en la propia comunidad autónoma a la que le interesa faltar a la verdad y seguir manteniendo y fomentando esa idea de atraso y de ser los últimos de la clase cuando ya no lo somos. Más triste aún es que para defender esta falacia haya gente que se en envuelva en la bandera de Extremadura al más puro estilo Donald Trump. Populismo de manual.
Pasa en España con Extremadura lo mismo que con Portugal. Indiferencia que denota desprecio o lo que es lo mismo, puro desdén. Es impensable en la Europa civilizada que dos capitales de estado no estén comunicadas por alta velocidad. En pleno siglo XXI Madrid y Lisboa no lo están. No sé en el país vecino aunque puedo imaginarlo pero si sé que en Extremadura y desde todas las sensibilidades políticas estamos ya cansados de arrastrar la imagen de pobreza y de atraso que nos ha colocado la falta de actualización de la opinión pública española. Quizás sea la mentalidad cateta de los arrogantes españoles lo que sí está a la cola en Europa. Solo hay que ver a muchos cómo se comportan cuando hacen turismo en Portugal.
Para nota ya lo de “Extrema y Dura”. ¿Alguien piensa que el Imperio Romano hiciera de Emérita Augusta en su Hispania el equivalente a lo que hoy es Madrid a día de hoy porque estaba en el corazón de una zona extrema y dura? ¿No será por aquello de estar en el “estremo Douro” o lo que es lo mismo más allá del Duero como es el origen verdadero de su nombre tanto en España como en Portugal? Puede que por su pobre nivel cultural estos españoles no aprenderán nunca a ser respetuosos. Esta falta de cultura quizás sea el origen de gran parte los problemas de España aunque también dicen por ahí que Caín nació en alguna de nuestras “llanuras bélicas y páramos de asceta” de las que hablaba Antonio Machado hace más de un siglo. Y ahí seguimos con el hacha en la mano.
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