Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Navalvillar de Pela celebra su Encamisá

Fiesta de la Encamisá en Navalvillar de Pela / Turismo de Extremadura

Pilar Armero / Pilar Armero

A las ocho de la tarde de cada 16 de enero se vive en Navalvillar de Pela la cita más importante del año: La Carrera de San Antón, un recorrido por la localidad pacense, que realizan más de un millar de jinetes en medio del estruendo de petardos, repique de campanas, música de orquesta y vivas al santo que le da nombre. A pie les acompañarán hasta 10.000 personas en el que, sin duda, es el momento culminante de la fiesta de La Encamisá, calificada de Interés Turístico Regional.

Los preparativos empiezan por la mañana temprano, cuando los vecinos suben al monte para cargar con leña y retamas que servirán para repartir una veintena de hogueras por el itinerario por el que transcurrirá La Carrera. A las 17.30 habrá bendición de monturas y otros animales en la iglesia de Santa Catalina y sobre las 19.50 comenzaráel pregón, que este año va a dar por primera vez una mujer, la mayordoma Maribel Reyes. Cuando termine, comenzará el desfile de caballos y caminantes desde la Plaza Mayor hacia las calles más antiguas, con paradas en las casas y en los remolques donde se invita abuñuelos y vino.

El trayecto se repite tres veces y el final lo marcan un tambor y una bandera, en torno a las 23.30.Será el momento de premiar el esfuerzo de jinetes y caballos con un puro para los primeros y un dulce para los segundos.Después quedará una larga madrugada paraseguirde fiesta.

Kilos de ‘biñuelos’

La Encamisá peleña rememora el susto que se pegaron los árabes cuando intentaron tomar Navalvillar y se encontraron de frente a unos vecinos que, a pesar de ser muchos menos y poseer escasas armas, les obligaron a darse la vuelta. Lo consiguieron con ingenio, vistiéndose de blanco como fantasmas y tocados por un peculiar gorro puntiagudo, capaces de hacer retroceder al enemigo. Esa indumentaria sigue siendo seña de identidad de la fiesta, igual que la manta multicolor de algodón y lana de la que cuelgan cien madroños para engalanar a los caballos.

Son también identificativos los buñuelos que en Navalvillar llaman ‘biñuelos’ y el vino de pitarra. Este año se han elaborado miles de esas delicias con aroma de anís y canela, utilizando hasta 600 kilos de harina y se repartirán junto a 3.200 litros de vino entre vecinos y visitantes.

“En Navalvillar somos muy generosos. Por eso quien viene una vez a la fiesta siempre repite”, asegura la pregonera.

Maribel Reyes no saldrá este año con su caballo Fandango. Irá a pie con el resto de la directiva de la cofradía de La Encamisá, vigilando que no haya contratiempos y disfrutando de su sueño hecho realidad. Su recomendación a los visitantes es que se distribuyan por todo el recorrido de La Carrera, evitando concentrarse solo en alguno de sus puntos; que tengan cuidado con los caballos y que no se excedan con el vino.

Consejos de una joven de 33 años que ha abierto un nuevo capítulo en la tradición peleña, donde hasta 2004 no se modificaron los estatutos que impedían que una mujer pudiera ser mayordoma del evento. Antes ni siquiera se les dejaba participar a caballo, aunque en 1951 tres vecinas se decidieron a hacerlo y les multaron con 25 pesetas. Menos tiempo atrás, hace apenas cuatro años, algunas rompieron con la tradición y empezaron a salir con el gorro puntiagudo que hasta entonces solo utilizaban los hombres.

Etiquetas
stats