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Votando construimos Europa

Hemiciclo Parlamento Europeo Estrasburgo

Acción Exterior, Junta de Extremadura

La sede del Parlamento Europeo de Bruselas está construida con piedra de Extremadura. Por delante de sus paredes de granito azul platino extremeño pasan los 751 eurodiputados que en estos (casi) 5 últimos años han luchado por mejorar la vida de los 512 millones de ciudadanos de la Unión Europea (UE), cada uno desde sus convicciones. También debaten aquellos que quieren acabar con la UE, los euroescépticos, los eurófobos, los populistas y los extremistas, que también tienen la posibilidad de defender sus ideas.

En el edificio del Parlamento Europeo de Bruselas trabajan todos los días más de 7.000 personas. Para hacernos una idea, de los 383 municipios que hay en Extremadura sólo hay 20 que superan esta cifra. Así que el edificio del Parlamento tiene los mismos servicios que cualquier pequeño pueblecito europeo, una maquinaria perfectamente engrasada para que la frenética actividad parlamentaria no se detenga. Además existen otras dos sedes, la oficial, en Estrasburgo y otra en Luxemburgo donde está la Secretaría General. Una vez al mes, se celebra el Pleno en Estrasburgo, durante una semana, por exigencias de los tratados, con las implicaciones logísticas y burocráticas que esto conlleva. Un caos muy bien organizado para que funcione lo esencial, el debate, la acción política y la labor legislativa del Parlamento.

En mayo de 2019 cerca de 400 millones de europeos estamos llamados a las urnas. ¿Por qué hay que votar? Porque el Parlamento Europeo es la única institución de la Unión Europea elegida directamente por los ciudadanos. Lucha por la igualdad, defiende los intereses de las minorías, los derechos de los trabajadores, del colectivo LGTBI, de los discapacitados… El voto sirve para conseguir que la xenofobia y el racismo no ganen espacio en la Eurocámara. Para que Europa siga siendo líder en innovación, el primer destino turístico del mundo o para conseguir que vivir en un territorio transfronterizo no nos cueste más y resulte más sencillo, como con el fin del roaming, que se consiguió gracias al buen trabajo parlamentario. Para tener una Europa fuerte, que sea un actor mundial en defensa de los valores que nos han unido durante más de 60 años. Lo que ha demostrado el PE en esta legislatura que está a punto de acabar es que es ecológico, social, cada vez más paritario, defiende a los ciudadanos y es muy exigente en las discusiones con el Consejo y la Comisión Europea en los procesos legislativos.

Durante esta legislatura, el Parlamento Europeo consideró un “escándalo” la falta de medidas ante las muertes en el mediterráneo, pidió actuar contra la persecución de personas LGBT en Chechenia, instó a implementar la estrategia europea sobre la discapacidad y la Ley de Accesibilidad Europea o trabajó en la nueva directiva de igualdad de género. En materia económica buscó medidas para proteger a los ciudadanos frente a las crisis y mejorar la Unión Monetaria. Sólo por citar algunos ejemplos. Esto se consigue mediante el debate y la negociación política, de forma democrática. En el Parlamento están representados los grandes partidos (y también los pequeños) y es necesario pactar para conseguir mayorías.

Además todo se hace de una forma transparente. Los debates en el Parlamento se retransmiten en directo. Por el Parlamento, en esta legislatura, ha pasado el Papa Francisco, el Dalai Lama, o Mark Zuckerberg. En el Parlamento Europeo se han sometido a escrutinio y han tenido que dar explicaciones todos los Comisarios Europeos, el presidente de la Comisión, los jefes de estado y de gobierno de los 28… Los dirigentes del mundo entero visitan el Parlamento.

Muchas veces se ha criticado que en alguno de los debates importantes el hemiciclo estaba vacío. Pero cada asunto que llega al pleno se ha trabajado intensamente en Comisiones, reuniones, audiencias... Los parlamentarios se han reunido previamente con todos aquellos que puedan contribuir a la construcción europea. Si vas a Bruselas a hablar del camalote, de la situación de los agricultores extremeños o de energías renovables siempre va a haber un eurodiputado que te abra las puertas del Parlamento y que te escuche. Si multiplicamos esto por 28 países, más de 300 regiones, miles de empresas, cientos de redes, asociaciones, colectivos… la agenda de los eurodiputados es inabarcable.

El Parlamento Europeo es también un defensor de los derechos humanos y las libertades. Desde hace más de 30 años entrega el Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia, que comenzó, en 1988 premiando a Nelson Mandela. Promueve la cultura europea con el Premio LUX, un galardón cinematográfico que premia películas que ilustran la universalidad de los valores europeos, la diversidad de la cultura de todos.

Estas serán las primeras elecciones sin el Reino Unido. El Parlamento Europeo ha defendido frente al Brexit los valores de la Unión. Corremos el riesgo de que el euroescepticismo y la xenofobia ocupen más espacio si no lo defendemos en las urnas. De ahí la importancia del voto.

Extremadura contribuyó aportando su granito azul platino en la construcción del edifico europeo. Sigamos haciéndolo. El 26 de mayo, hay que votar.

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