La triste historia de los perros policía que cazaron 'piratas' por medio mundo
En 2014, las policías de Rhode Island y Connecticut (Estados Unidos) comenzaron a trabajar con perros para luchar contra la pornografía infantil. Los consumidores de imágenes sexuales se multiplican cada año en el país norteamericano. Según la prensa local, el número de redes de pornografía se ha duplicado en los últimos meses, y quienes las lideran utilizan sistemas tan sofisticados que se necesitan nuevas vías para combatirlas y llegar hasta donde guardan su mercancía.
Una de ellas, tal vez la más sorprendente, tiene vida, nombre y apellidos. Los cuerpos de seguridad están utilizando un par de perros entrenados para oler todo tipo de materiales electrónicos: desde CDs o DVDs hasta lápices de memoria, pasando por discos duros ocultos en bolsas de plástico, armarios metálicos y todo tipo de lugares impensables que solo el refinado olfato de un perro puede descubrir.
Thoreau, uno de estos canes, recibió 22 semanas de entrenamiento en la academia de policía de Connecticut, y gracias a su trabajo, las fuerzas de seguridad del país consiguieron arrestar a varios sospechosos tras pocas semanas de investigación. Su caso no es único en el mundo; de hecho, se inspira en la labor que emprendieron en 2007 los agentes Neil Powell y John Malcolm. El potencial de estos canes en aquel momento era enorme, aunque las nuevas prácticas están haciendo que cada vez sean menos las fuerzas policiales que piensan en ellos.
Los perros que lucharon contra la piratería
El norirlandés Neil Powell lleva más de 40 años adiestrando perros policía. Les enseña a detectar drogas o explosivos para luchar contra la delincuencia en aeropuertos, grandes ciudades o centros comerciales. También a comportarse en situaciones de riesgo e incluso a salvar vidas.
Su trabajo es tan completo que John Malcolm, antiguo jefe de la lucha antipiratería de la Motion Picture Association of America (el equivalente a la SGAE en Estados Unidos, MPAA por sus siglas en inglés), le encargó hace unos años la importante misión de entrenar a un grupo de perros para detectar CDs y DVDs, con el objetivo de combatir la distribución de copias ilegales de películas. Un desafío que afrontó durante casi cuatro años, aunque en un primer momento solo era un experimento.
Malcolm había trabajado como fiscal y como abogado en el Departamento de Justicia del país. Estaba familiarizado con perros que ayudaban en misiones especiales a la policía, conocía el “talento” de esos animales para olfatear todo tipo de elementos, y decidió contar con ellos para desarrollar su nueva idea.
Paney y Manny (de color dorado), y Lucky y Flo (de color negro), fueron algunos de los perros escogidos para detectar, por primera vez en el mundo, CDs y DVDs ilegales. Powell se encargó personalmente de su adiestramiento, y viajó con ellos a lugares como Reino Unido, Hong Kong, Dubai, Washington, Los Ángeles o Toronto. Allí demostraron a expertos en seguridad de todo el mundo que su nariz estaba preparada para desempeñar un trabajo tan sensible.
“Fueron puestos a prueba en grandes edificios, donde muchos de los discos ilegales estaban camuflados entre comida de perro y ropa, con obstáculos”, explica el propio Powell a HojadeRouter.com.
Algunos de sus primeros casos reales tuvieron lugar en Nueva York – por aquel entonces, cuando aún se compraban muchos discos físicos, se registraban pérdidas multimillonarias en todo Estados Unidos -, Malasia - donde más delitos relacionados con la piratería se estaban cometiendo a nivel global, y República Checa.
Materiales, técnicas y una llamada de atención
Implicar a los perros en la lucha contra los delitos relacionados con lo digital supuso un importante avance: los animales demostraron ser “extraordinariamente eficaces en la búsqueda de CDs”, como ahora lo demuestran en la de USB y discos duros, afirma Malcolm. También se convirtieron en un gran altavoz para poner de relieve el problema de la piratería en la industria del cine, después de que la MPAA organizara eventos por todo el mundo como parte de una campaña de relaciones públicas.
Su lucha se convirtió en un caso llamativo y casi en la última carta que podían jugar los que querían frenar estos delitos y atrapar a los responsables, como actualmente ocurre con el sector de la pornografía infantil. Funcionó: los perros lograron recuperar millones de discos falsos y detener a decenas de falsificadores. Solo en Malasia, fueron detenidas 26 personas en 2008, se incautaron casi 2 millones de discos piratas y hasta 97 máquinas duplicadoras de discos.
Para detectar todo tipo de materiales electrónicos, los perros tienen que aprender a oler diversas sustancias químicas. En el caso de los discos ópticos estudian el olor del policarbonato hasta aprenderlo de memoria, pero “los animales no eran capaces de diferenciar entre un DVD original y una copia”, explica Malcolm. Actualmente tampoco pueden diferenciar con exactitud un USB de un disco duro - el olor es muy similar -, pero pueden seguir el rastro para guiar a los humanos.
La identificación solía ser “algo obvio”, pues las copias piratas se distinguían por un falso etiquetado y solían encontrarse en grandes cantidades, camufladas entre otros elementos. Actualmente, en el caso de los USB y discos duros, no es tan obvio: cualquiera puede llevar en su mochila uno o varios 'pendrives'. Es diferente cuando los perros huelen cajas llenas de memorias ocultas, un indicio bastante claro de que el contenido es material ilícito.
Su entrenamiento es similar al que reciben los perros que rastrean explosivos o drogas, y se basa en un sistema de detección y recompensa. “Solo hay que hacer que los perros sean capaces de reconocer el olor de los elementos”, explica Neil.
Juego, caza y olfato
Cualquier perro no puede desempeñar una tarea tan delicada. Los elegidos tienen que “estar acostumbrados a jugar”, a integrarse en el desafío que se les propone, y por eso también necesitan haber sido entrenados anteriormente para buscar y encontrar otros objetos. Además deben de ser perros a los que les guste cazar, que cuando sepan que se les ha ocultado algo quieran ir a por ello y averiguar dónde ha sido escondido. También es necesario que el perro tenga buena nariz, un excelente olfato. “Las mejores razas en este sentido son los labradores, los perdigueros, los retrievers y los cocker spaniel”, dice Neil.
¿Cuánto tiempo necesitan para acostumbrarse a un olor tan sensible como el de los materiales electrónicos? De seis a ocho semanas en el caso de los CDs o DVDs y más de veinte en el de los discos duros, “dedicando cada día” al menos un par de horas. Por eso “los entrenamientos deben ser de veinte minutos, con descansos entre medias y varias repeticiones”.
Animales perseguidos
Powell recuerda con nostalgia a los perros que viajaron con él a Malasia para combatir la piratería. No volvió a saber nada de ellos. Su función y su contacto con los animales terminó cuando acabó el entrenamiento. Le llegaron noticias sobre la muerte de Manny, “que fue asesinado por los chicos malos”, los mismos que se dieron cuenta de que la labor de los perros podía acabar con su carrera ilegal. “Con la noticia se me rompió el corazón, al igual que cuando perdí la pista a Lucky y Flo”.
El entrenador explica que, desgraciadamente, la vida de este tipo de perros se ve truncada a menudo por represalias. Por otra parte, su fama dura poco, y algunos la utilizan para “aspirar a otro tipo de éxitos”. “Incluso muchos dijeron que habían entrenado a Lucky y Flo cuando había sido yo quien lo hizo”, recuerda Powell.
Sin embargo, algunos expertos de Reino Unido han puesto en duda la eficacia de estos animales. Sostienen que someter a los perros a un sistema de recompensas basado en la alimentación tiene un límite, que llegará en el momento en que esos animales estén saciados.
Powell se desvinculó hace años del proyecto de la MPAA, al igual que Malcolm. Ambos creen que la asociación olvidó hace mucho la labor de estos perros, especialmente con el surgimiento de páginas web destinadas a ver y descargar películas, cuando la venta de CDs y DVDs disminuyó.
Su labor es fundamental, sus cualidades inimitables, pero su trabajo contra la piratería casi ha terminado (por suerte para muchos de ellos), y el que realizan para combatir la pornografía infantil es muy escaso e incipiente. Son pocos los que auguran a estos animales un futuro como perros policía en estos ámbitos.
En un mundo donde casi todo navega por la Red sin apenas control - especialmente por sus bajos fondos -, Powell y Malcolm creen que el reto está en poner fin al visionado 'online' y a las descargas a través de internet que ellos consideran ilegales. Algo a lo que, al parecer, en nada pueden ayudar los policías caninos. ¿Habrá llegado el fin de su edad dorada?
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Las imágenes utilizadas en este artículo han sido cedidas a este medio por Neil Powell y también son propiedad de Bizmac