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Aznar promueve un informe que elogia a Israel por su ataque a Gaza en 2014

Un hombre recorre las ruinas de una edificación, el 24 de septiembre de 2014, en el barrio Al-Shejaeiya al este de Gaza.

Iñigo Sáenz de Ugarte

La organización promovida por José María Aznar para apoyar a Israel intentó influir en la investigación de la ONU del ataque israelí a Gaza en 2014 con su propio informe. Lo que no es una práctica inusual en cualquier grupo o Estado que pretenda que los responsables de una investigación internacional presten atención a sus puntos de vista se convirtió en un ejercicio de solidaridad con el Gobierno de Netanyahu y sus Fuerzas Armadas en el que los elogios son constantes.

El trabajo se hizo con la colaboración directa de las autoridades israelíes al más alto nivel. Friends of Israel, la organización liderada por Aznar, envió a ese país a una delegación formada en su mayoría por militares retirados occidentales en fechas muy recientes, entre el 18 y el 22 de mayo, cuando ya se sabía que era inminente la publicación del informe de la ONU.

En esa delegación había dos españoles de la total confianza de Aznar: Rafael Bardají, director de Política Internacional de la FAES, y José María Terán, almirante y jefe del Estado Mayor Conjunto entre 2004 y 2008. También estaban cuatro exgenerales de nacionalidad norteamericana, alemana e italiana, además del exministro italiano de Exteriores Giulio Terzi.

El equipo realizó un informe que se envió el 31 de mayo a Mary McGowan, la jurista norteamericana que ha presidido la investigación encargada por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Según el veredicto de la comisión de McGowan, hay indicios sólidos de que tanto Israel como las milicias palestinas de Gaza, incluida la de Hamás, cometieron crímenes de guerra.

El informe del equipo de Aznar se deshace en elogios al valorar la actuación de los militares en una ofensiva en la que murieron 2.251 palestinos (con 1.462 civiles, incluidos 551 niños y adolescentes), y 73 israelíes (de los que 67 eran soldados). “Israel no sólo cumplió los niveles internacionales razonables en cuanto a respeto a las leyes de guerra en un conflicto armado, sino que en muchos casos superó ese nivel de forma significativa”, dice el informe.

Sus autores relativizan la responsabilidad israelí en el alto número de civiles muertos en sus bombardeos con distintos argumentos. Resulta especialmente casi inaudito por inusual que para justificar el alto número de víctimas se diga en primer lugar: “En una población de aproximadamente 1,8 millones, muchas personas habrían muerto en un periodo de más de 50 días por causas no relacionadas con los combates”. Es decir, todos los años hay muertes por causas naturales en un periodo de tiempo de casi dos meses.

La resta continúa con la alegación de que “muchos murieron en ataques de Hamás” que fracasaron o que el grupo islamista “asesinó a al menos 23 personas” durante los enfrentamientos. Después cita a las FFAA israelíes, que sostienen que más de la mitad de esos muertos eran combatientes de Hamás y de otros grupos.

Eso dejaría un millar de civiles palestinos muertos, “muchos de los cuales murieron a consecuencia de acciones militares israelíes”. Pero tampoco en este caso el informe critica su estrategia militar o la dirección política de la guerra. Hubo errores puntuales, pero la conclusión es claramente exculpatoria: “Pero también debemos reconocer que la mayoría de las muertes fueron una consecuencia trágica e inevitable de la necesidad de defenderse contra un enemigo que realiza sus ataques de forma deliberada desde dentro de la población civil”. Israel no sería responsable en ese caso ni siquiera de la muerte confirmada de civiles palestinos a manos de su Ejército.

De aquí que inmediatamente después se asigne toda la culpabilidad a los enemigos de Israel: fueron Hamás y sus aliados los responsables de “la inmensa mayoría de las muertes en Gaza ese verano”.

El informe sólo admite por el lado israelí “errores de juicio, producto de la confusión y fallos técnicos”. Si hubo actos ilegales por parte de los soldados israelíes o situaciones en que estos desobedecieron órdenes, fueron los normales en cualquier fuerza militar. También elogia a Israel por sus investigaciones “rigurosas y transparentes” de la conducta de sus militares. Es lo contrario de lo que dice la investigación realizada por la ONU: “Israel debe romper su lamentable historial de no exigir cuentas a los responsables (de la muerte de civiles), no sólo como una medida de ofrecer justicia para las víctimas sino también como una forma de garantizar que no se repitan”.

Los autores del informe fueron recibidos en Israel con todos los honores. Tuvieron la oportunidad de reunirse con el primer ministro Netanyahu, el ministro de Defensa y “los jefes de las unidades militares que combatieron sobre el terreno”.

En definitiva, la organización presidida por Aznar considera que en la operación militar que arrasó amplias zonas de Gaza y en la que murieron 1.462 civiles en los bombardeos sólo las milicias palestinas cometieron crímenes de guerra.

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