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Destrozos, bombardeos y personal bajo presión: lo que vio la misión de la ONU en la central nuclear ocupada en Ucrania

El equipo del OIEA observa los daños causados por los bombardeos en el tejado de un edificio de la planta nuclear de Zaporiyia.

Icíar Gutiérrez

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Destrozos, vehículos y equipamiento militar y personal en condiciones “extremadamente estresantes” bajo el control de las fuerzas armadas rusas desde los primeros días de la invasión. El escenario es la mayor central nuclear de Europa, situada cerca de la ciudad ucraniana de Zaporiyia, que se ha visto envuelta por los combates alimentando las preocupaciones por una catástrofe.

Son algunos de los hallazgos que plasma en su esperado informe la misión de expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que llegó la semana pasada a la planta con el objetivo de examinarla. La OIEA, que ha logrado mantener dos inspectores en la planta, ha pedido establecer de inmediato de una “zona de protección de la seguridad nuclear” alrededor de la central, lo que requeriría el acuerdo de todas las partes implicadas.

El organismo ha exigido que se detengan inmediatamente los bombardeos en la planta y en sus alrededores –de los que Kiev y Moscú se acusan mutuamente– para evitar más daños a la central y a las instalaciones asociadas, por la seguridad del personal que trabaja allí –sigue estando operada por trabajadores ucranianos– y para mantener la integridad física que permita un funcionamiento seguro.

El informe no identifica a los responsables de los ataques que han dañado la instalación, pero analistas militares occidentales creen que es una “condena codificada de las acciones rusas que han creado y están perpetuando el peligro de desastre nuclear en Ucrania”.

Bombardeos

En el documento, publicado este martes fruto, en parte, de la visita del equipo de 14 personas a la central, incluido el director general, Rafael Grossi, la agencia detalla lo que presenciaron, así como la cronología de los principales ataques en el área. El organismo se detiene, entre otros, en los días 5 y 6 de agosto, cuando los bombardeos “comprometieron prácticamente” todos los pilares, un total de siete, que la agencia considera indispensables para garantizar la seguridad nuclear durante un conflicto armado.

En ese momento, la central nuclear fue blanco de bombardeos que provocaron varias explosiones cerca del cuadro eléctrico de una línea de alimentación externa, lo que causó la parada del transformador de energía eléctrica y de dos transformadores de reserva. Un reactor se vio afectado y se activó su sistema de protección de emergencia y se pusieron en funcionamiento generadores diésel para garantizar el suministro eléctrico de esta unidad, que sigue desconectada de la red.

Durante la misión, el equipo presenció de cerca bombardeos en las inmediaciones de la central, en particular el 3 de septiembre, cuando recibieron instrucciones de evacuar a la planta baja del edificio administrativo.

Grossi ha advertido de que cualquier disparo militar dirigido hacia o desde la instalación equivaldría a “jugar con fuego, con consecuencias potencialmente catastróficas”. La OIEA insiste en que cualquier actividad militar dentro de una instalación nuclear o en sus inmediaciones tiene el potencial de causar consecuencias radiológicas “inaceptables”.

La importante central consta de seis reactores operados por la compañía estatal Energoatom. El 24 de agosto, dos reactores estaban en funcionamiento para satisfacer las necesidades de energía de Ucrania. El 1 de septiembre, una de estas unidades del reactor sufrió una parada automática cuya razón exacta se está investigando, según la OIEA, y reanudó su funcionamiento el 2 de septiembre. El 3 de septiembre, se redujo la potencia de funcionamiento de los dos reactores operativos. Posteriormente, una de las unidades se apagó y la otra permaneció en funcionamiento, describe el informe.

En varias ocasiones, la planta ha perdido total o parcialmente el suministro de energía externa, que es esencial para que la central siga funcionando de forma segura, como resultado de las actividades militares, según el informe.

Ventanas rotas y estructuras dañadas

Durante su visita, los inspectores de la OIEA vieron desperfectos en diferentes lugares, algunos de los cuales se encontraban cerca de los edificios del reactor, entre los que mencionan un tanque de aceite de lubricación de la turbina, los tejados de varios edificios y la instalación en la que se encuentra la Central de Alarmas del sistema de protección física.

Los expertos de la ONU también vieron de primera mano daños en la superficie de la carretera, las paredes y las ventanas de varios edificios, así como en el paso elevado que conecta los reactores. Según el informe, les preocupa que el bombardeo podría haber afectado a estructuras, sistemas y componentes relacionados con la seguridad, y “causado impactos significativos en la seguridad, pérdida de vidas y lesiones del personal”. Insisten en que algunos de los daños, como las ventanas rotas y las estructuras dañadas, son un peligro para los trabajadores de la central nuclear.

En este sentido, Grossi aseguró a su regreso de Ucrania que lo ocurrido en la planta representa una “amenaza constante”, ya que las funciones críticas de seguridad –la contención de la radiactividad y la refrigeración en particular– podían verse afectadas. Los inspectores vieron que algunos de los daños se están reparando.

Vehículos y equipos militares

Durante su visita, inspectores de la ONU presenciaron personal, vehículos y equipos militares rusos en varios lugares de planta, incluidos varios camiones militares en la planta baja de las salas de turbinas y otros aparcados bajo el paso elevado que conecta los reactores. También hay un grupo de expertos de la compañía rusa Rosatom, cuya presencia puede “provocar interferencias en las líneas normales de mando o autoridad operativa y crear posibles fricciones a la hora de tomar decisiones”.

Los expertos recalcan que el personal de la central está tratando de mantener todos los sistemas de seguridad en funcionamiento normal en circunstancias muy difíciles, con la presencia de equipos militares, así como de representantes de la compañía rusa, en la zona. La OIEA pide que se retiren los vehículos de las zonas que puedan interferir en el funcionamiento de los sistemas de seguridad. Tras la ocupación algunas funciones importantes, como la vigilancia y el control de acceso, fueron asumidas por el mando militar ruso, “a pesar de que la responsabilidad de la protección física seguía recayendo en la dirección de la central en virtud de la legislación ucraniana vigente”.

Trabajadores bajo presión

Desde el 4 de marzo, la dirección y el personal habituales han seguido operando la planta y haciendo su trabajo diario, pero el sitio ha permanecido bajo el control del comandante de las fuerzas rusas allí.

El 6 de agosto, un trabajador de la zona de la instalación de almacenamiento de combustible nuclear gastado resultó herido durante un bombardeo. El equipo de la OIEA ha concluido que el personal no tiene acceso ilimitado a algunas zonas, como los estanques de enfriamiento. A la agencia le preocupa que estas restricciones limiten el acceso a algunos lugares en caso de emergencia.

La misión ha constatado también que los trabajadores ucranianos que operan la planta bajo la ocupación militar están sometidos a un estrés y una presión elevados y constantes, especialmente con el escaso personal disponible.

La agencia de Naciones Unidas avisa de que esto “no es sostenible ”y podría conducir a un aumento de los errores humanos con implicaciones para la seguridad nuclear, y piden que los trabajadores puedan desempeñar sus importantes funciones sin amenazas ni presiones y y reciban ayuda para garantizar la salud del personal y de sus familias.

Según informaron los trabajadores y los directivos de la central ucraniana, el 40% de los puestos en el ámbito de la protección física no cuentan con personal, lo que aumenta considerablemente la carga de trabajo de los empleados. El departamento de seguridad radiológica cuenta con 172 personas, el 93% de la plantilla normal, y el resto están de baja o han sido evacuadas.

En lo relativo a la preparación y respuesta ante emergencias hay 907 personas –de 1.230 en condiciones normales– personas para tres turnos –la central, no obstante, considera que sigue siendo capaz de llevar a cabo esta tarea con eficacia. Para compensar la escasez de personal, la organización de los turnos se ha cambiado a tres turnos que cubren 48 horas, en lugar de los cuatro turnos normales que cubren 24 horas.

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