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La extrema derecha francesa activa la 'operación sucesión' de Le Pen: Bardella se consolida y coge fuerza en los sondeos

Marine Le Pen y Jordan Bardella en un mitin de Agrupación Nacional.

Amado Herrero

París —

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Se trata de un giro estratégico que no ha pasado desapercibido. Por primera vez, Marine Le Pen ha reconocido públicamente que Jordan Bardella será el candidato de Agrupación Nacional (RN) si el Tribunal de Apelación de París confirma su condena a cinco años de inhabilitación (además de cuatro años de cárcel) por “malversación de fondos públicos”.

El juicio en apelación se celebrará a finales de enero y se espera que haya una nueva sentencia en la primavera de 2026. Las declaraciones de Le Pen apuntan por primera vez a que, de confirmarse la decisión, la triple candidata asumiría la inhabilitación sin esperar a agotar la última instancia, el Tribunal de Casación, ni tratar de forzar una validación de la candidatura por el Consejo Constitucional.

“Es una obviedad. Sería [una situación] muy difícil, pero la decisión se impondría”, reconocía recientemente Le Pen en una entrevista matinal en la radio RTL, tras haber pasado meses negándose a aceptar que, probablemente, no podrá ser candidata en 2027. La líder ultraderechista y el estado mayor de su partido parecen haber tomado consciencia de la barrera que supone una condena en segunda instancia y de que es poco probable que el juicio en apelación del próximo año cambie su situación.

Los medios de comunicación franceses vieron la entrevista en RTL como un punto de inflexión. El diario Le Figaro dio por comenzada la “operación sucesión”, Le Monde consideró que “la candidatura Bardella toma forma”, y Le Parisien que “Marine Le Pen despeja el camino”. Todos los artículos contienen múltiples citas atribuidas a altos cargos del partido lepenista —siempre anónimas— que apuntan a que el partido comienza a alinearse detrás de Bardella.

Aunque oficialmente la formación repite que aún no se ha tomado una decisión, el deseo de no perjudicar la posible campaña de su sustituto —además de complicar la defensa de Le Pen en la apelación— les empuja a salir de una ambigüedad que había comenzado a sembrar la discordia entre la líder ultra y su joven protegido.

No es simplemente un voto de protesta, en los resultados vemos que hay un voto de ideología. Una gran parte del electorado de RN está convencido y no va a ser fácil recuperarlo, hacerle cambiar de opinión

Gilles Finchelstein Secretario general de la Fundación Jean-Jaurès

El giro estratégico del partido parece avalado por los sondeos, en los que Bardella no deja de crecer y en los que Le Pen comienza a desaparecer. Varios grandes institutos demoscópicos franceses ya tienen en cuenta la condena que pesa sobre la líder histórica de RN y no la incluyen en el ramillete de posibles candidatos a la próxima presidencial. Aunque ella se resiste a desaparecer completamente de la carrera. “Si puedo ser candidata, lo seré; si no puedo ser candidata, lo será él”, advirtió este martes en BFM-TV.

Líder en las encuestas

Esas encuestas sitúan a Bardella arrollando al resto de candidatos en la primera vuelta de la presidencial de 2027. De cara a la segunda, en la que los electores solo tienen dos opciones, el resultado sería más ajustado. En un duelo directo con el favorito del bloque de centroderecha, Édouard Philippe, un sondeo reciente de Odoxa da ganador —por primera vez— a Bardella. Aunque la mayoría los sitúa en empate técnico. En la hipótesis de un cara a cara directo en la segunda ronda entre Bardella y Jean-Luc Mélenchon, el joven candidato del partido ultra sería, a día de hoy, claramente favorito (74% - 26%).

Las encuestas confirman dos realidades opuestas: las cifras de Bardella en la primera vuelta subrayan la solidez de la base RN. “No es simplemente un voto de protesta, en los resultados vemos que hay un voto de ideología”, advertía recientemente Gilles Finchelstein, secretario general de la Fundación Jean-Jaurès, en el canal TF1, tras analizar las posiciones de los electores de RN sobre cuestiones como inmigración o la visión de la democracia. “Una gran parte del electorado está convencido y no va a ser fácil recuperarlo, hacerle cambiar de opinión”.

Por otro lado, el sistema electoral francés a doble vuelta siempre ha supuesto una barrera para los extremos. Las legislativas de 2024 volvieron a demostrar que una mayoría de los franceses están dispuestos a movilizarse para impedir la llegada de la extrema derecha al poder. También ese frente republicano se va debilitando con cada cita electoral.

Foto archivo. Jordan Bardella.

Hasta hace no mucho, Le Pen había afirmado que Bardella “no tenía ni la intención ni el deseo” de ser candidato y que “no se estaba preparando” para serlo. “Hoy mi deber es prepararme para ejercer estas responsabilidades y preparar mi movimiento”, responde ahora Bardella cada vez que un periodista le interroga sobre sus expectativas de cara a 2027.

Así lo repitió de nuevo hace unas semanas en una entrevista en France TV, poco antes de vivir un momento tenso cuando el periodista Patrick Cohen señaló que quiere presentarse como “el candidato de la Francia que trabaja” aunque a sus 30 años nunca ha ejercido ningún trabajo fuera de la política.

“Crecí en un barrio modesto de Seine-Saint-Denis, no estudié en las Grandes écoles. Así que soy consciente de una serie de realidades que se viven a diario”, explicaba Bardella al semanario Valeurs Actuelles, integrando las críticas sobre su falta de formación como parte de su discurso antiélites.

Popularidad

Bardella es uno de los políticos más populares en las redes sociales, donde mantiene una estrategia para atraer a los más jóvenes. El líder ultra tiene especial éxito en TikTok, donde cuenta con más de dos millones de seguidores y es particularmente activo.

También está aprovechando el tirón de los libros políticos entre los conservadores franceses. Un boom que, según apunta Libération, le ha proporcionado este año ingresos por valor de 640.147 euros (Bardella, como Nicolas Sarkozy, publica en la editorial Fayard, propiedad del millonario conservador Vincent Bolloré).

Así, mientras los diputados batallan en maratonianas sesiones parlamentarias, Bardella divide su tiempo entre multitudinarias sesiones de firmas ante fans entregados —en las que, no obstante, le han tirado harina y un huevo a la cara en dos incidentes separados— y platós de televisión.

Entre selfis y entrevistas, su imagen de presidenciable y su línea estratégica van tomando forma. La estigmatización de la inmigración y el trasfondo racista siguen siendo el cimiento del partido, pero el joven presidente RN parece apostar por un giro más liberal en lo económico, con el que pretende atraer a nuevas categorías de la población, entre ellos los jubilados y una parte de los empresarios.

Por otro lado, no llevar el apellido Le Pen le ayuda a distanciarse de los orígenes de una formación fundada por un grupo de militantes de extrema derecha que incluían neofascistas y antiguos militares nostálgicos de la Argelia colonial. Aunque alabó la figura del patriarca Le Pen en los días posteriores a su fallecimiento, en realidad Bardella parece querer inspirarse más en Nicolas Sarkozy.

Giro liberal

Este giro puede ayudarle a conseguir el apoyo de los medios de comunicación, por ejemplo, los de Bolloré —amigo personal de Sarkozy— al que se le atribuye una cierta desconfianza respecto a Marine Le Pen y a sus posiciones antiélites en materia económica. La prensa se interroga sobre si las divergencias entre Le Pen y Bardella serán un activo (permitiendo conquistar nuevos electores) o una carga (alejando a una parte de su base).

“RN quiere salir de su gueto populista”, explicaba recientemente el politólogo Luc Rouban, en una entrevista al diario Les Echos. “Intentan escenificar un acercamiento con los actores del mundo económico para demostrar que ya no siguen una lógica de salida de la Unión Europea ni de aislamiento”. Especialista en el crecimiento del voto antisistema, Ruban lo resume con una imagen: según él, RN sufre de “estrabismo divergente”, al mirar a la vez a los empresarios y a las clases populares.

La línea ideológica probusiness de Bardella se está percibiendo en los debates presupuestarios en la Asamblea Nacional, donde el partido está sumando a menudo su voto al centro y la derecha para rechazar muchas enmiendas de justicia social, como el llamado 'impuesto Zucman' que pretende que los patrimonios de más de 100 millones de euros no paguen menos de un 2%.

“El proyecto de la izquierda, y el proyecto del señor Zucman es convertir Francia en Venezuela, pero sin petróleo”, afirmó Bardella recientemente. “Ese no es mi proyecto. Necesitamos a nuestras empresas. Necesitamos a nuestro talento y necesitamos que los creadores de riqueza se queden en Francia”.

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