Crece la tensión en la ultraderecha en Francia tras los primeros roces entre Le Pen y el heredero Bardella

Antes de subir al escenario todo son sonrisas y gestos de complicidad. Hasta el punto de caer en la sobreactuación. En el partido Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) saben que todo el mundo escruta el menor gesto en busca de muestras de tensión entre Marine Le Pen y Jordan Bardella. Y la reunión de Patriotas por Europa de hace unos días, en la pequeña localidad de Mormant-sur-Vernisson, en el centro de Francia, fue analizada con lupa.

Por ejemplo, la reacción de los militantes: si el discurso de la líder del RN fue muy aplaudido, el de su protegido fue jaleado a cada frase. Una intervención en la que Bardella decidió no mencionar los problemas judiciales de su mentora, inhabilitada por una sentencia por malversación de fondos del Parlamento Europeo y que, salvo sorpresa, no podrá presentarse a la próxima elección presidencial.

La realidad judicial ha creado una extraña situación en el tándem Le Pen-Bardella. Le Pen, que dejó en 2022 la presidencia del partido para centrarse en la dirección del grupo parlamentario en la Asamblea, continúa comportándose como única candidata, pese a que ha reconocido que Bardella será su sustituto en la papeleta si la sentencia se mantiene.

La situación comienza a plantear tensiones. Recientemente Le Pen utilizó una visita a Nueva Caledonia para reforzar aún más su proyección presidencial; en el archipiélago del Pacífico sur se están llevando a cabo complejas negociaciones a tres partes entre París y las dos principales tendencias políticas —a favor y en contra de la independencia— sobre el futuro institucional de las islas. “Soy candidata a la presidencia y, por tanto, mañana, si soy elegida, se me podrá pedir que participe activamente en las decisiones que se tomen”, aseguró.

Una cuestión crucial a ojos de Le Pen, que llegó a sugerir que su presencia es necesaria en las próximas consultas convocadas por el presidente Macron. Cuestión crucial sobre la que, a juicio de Le Pen, Bardella no tiene nada que decir. “No creo que Jordan conozca muy bien los problemas de Nueva Caledonia. Complementamos nuestros talentos”, se limitó a explicar a los periodistas que preguntaron por la ausencia del presidente de su partido en el viaje.

Bardella trató de quitarle hierro al asunto. Justificó que Le Pen “está implicada en esta cuestión desde hace mucho tiempo, y que está en mejor posición” para representar a su formación en estas consultas. No obstante, corrigió a su mentora: “Puedo asegurarles que estoy muy familiarizado con las cuestiones de ultramar, en particular con la Caledonia Francesa”.

Tensión por los sondeos

Después de la segunda derrota de Le Pen en la presidencial de 2022, muchos expertos comenzaron a plantear en los medios franceses el debate sobre quién debería representar al partido en 2027. Una polémica mediática alimentada por las encuestas, que regularmente sitúan a Bardella al mismo nivel o mejor que su mentora. Pero cada vez que se evoca un posible distanciamiento, Le Pen suele decir: “Entre nosotros no hay ni una hoja de papel de fumar”.

No obstante, en las últimas semanas algunas turbulencias han comenzado a sacudir su relación. Empezando por la publicación el mes pasado de un sondeo encargado por el think tank del multimillonario conservador Pierre-Edouard Stérin; pocos días antes de su aparición, el entorno de Le Pen descubrió que la encuesta, que proponía como candidatos a la presidencia los nombres de los principales líderes franceses, sólo incluía el nombre de un candidato de RN: el de Bardella.

Según han publicado varios medios –y confirmado el instituto de sondeos encargado de realizar la encuesta– el equipo de Le Pen presionó para que se realizara un muestreo adicional que incluyese a la tres veces candidata a la presidencia. Una situación criticada por varios diputados del partido, donde Bardella no tiene apoyos propios y su ascenso ha creado recelos entre quienes acusan al joven político de querer eclipsar a su mentora.

En cuanto a Le Pen y su equipo, apuntan directamente a un intento de desestabilización por parte de Stérin para beneficiar a Bruno Retailleau, que comienza a perfilarse como posible candidato del partido Los Republicanos. Los postulados del millonario coinciden con los del actual ministro del Interior francés: profundamente conservadores en materia social (Retailleau votó en contra de la protección constitucional del aborto, cuando Le Pen votó a favor) y liberales en lo económico.

Admiración por Meloni

Otra grieta ha aparecido entre Le Pen y Bardella por una serie de halagos de éste a Giorgia Meloni. “Está teniendo el papel que debería corresponder a Francia, el de puente entre la frontera ruso-ucraniana y Estados Unidos. Tiene una posición razonable en materia de relaciones exteriores”, elogió.

Sin embargo, la presidenta del Consejo italiano nunca ha sido aliada de RN; Marine Le Pen siempre prefirió al populista Matteo Salvini (presente la semana pasada en la reunión de los patriotas europeos). La francesa y el exministro del Interior italiano comparten discurso antiélites, admiración por Putin, obsesión por el islam y desconfianza en la Unión Europea.

De ahí que las declaraciones favorables a Meloni desconcierten, ya que Le Pen suele celebrar lo que considera fracasos de la italiana en materia de inmigración, así como su buena relación con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Pero Bardella parece empezar a distanciarse de su mentora en algunos postulados ideológicos, siguiendo una línea liberal-conservadora similar a la de Meloni, de la que ha alabado también los resultados económicos. Una línea que podría seducir a una parte de los grandes empresarios franceses, históricamente hostiles a Le Pen.