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¿Pelea norte-sur o debate ideológico? Políticos alemanes y holandeses se desmarcan de la postura de sus gobiernos ante el coronavirus

Los primeros ministros de Holanda y Austria, Mark Rutte y Sebastian Kurz, con la canciller alemana, Angela Merkel, este jueves en Bruselas.

Andrés Gil

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¿Es el norte contra el sur y el sur contra el norte otra vez? Sí, pero no. Sí, porque son los gobiernos de Alemania y Holanda los que bloquean las propuestas de España, Italia y Portugal de una respuesta ambiciosa en lo político y fiscal a la crisis del coronavirus para frenar la caída libre de la economía y ayudar en su recuperación.

Y no, porque con España, Grecia Portugal e Italia están Bélgica, Eslovenia, Luxemburgo, Francia e Irlanda defendiendo la idea de los coronabonos, bonos europeos para financiar colectivamente la deuda para afrontar la crisis de la pandemia.

¿Y es la izquierda contra la derecha? Pues sí y no. Sí, porque Merkel es el faro de la derecha europea –aunque gobierna en coalición con el SPD– y el austriaco Sebastian Kurz, se alumno aventajado; pero no, porque Mark Rutte lo es de los liberales; y el gobierno de Finlandia es socialdemócrata.

Por otro lado, aunque España, Portugal e Italia tengan gobiernos progresistas, en la familia liberal se encuentra Emmanuel Macron, el presidente francés; y en la popular, el gobierno irlandés, miembro de la muy ortodoxa en lo económico familia hanseática –como Holanda y Finlandia–; o el primer ministro griego, que lleva un mes con el derecho de asilo suspendido en su país, y acumula denuncias por violación de los derechos humanos en la frontera con Turquía.

¿Y pobres contra ricos? Sí, pero no sólo. Porque aunque cinco países de los demandantes de coronabonos tienen un PIB per cápita inferior a la media de la UE –32.000–, entre ellos España; otros cuatro se encuentran por encima. Y los dos países con más PIB per cápita son dos firmantes de la carta de los coronabonos: Luxemburgo e Irlanda.

Ahora bien, los cuatro que más bloquean, Alemania, Holanda, Austria y Finlandia están entre los ocho con más PIB per cápita. Y, uno de ellos, Alemania, es el que más PIB tiene de la UE, 3,5 billones de euros.

Eso sí, lo que sí reúnen los cuatro es: estar entre los más ricos de la UE, gustarse verse como cigarras, simpatizar con el club de los frugales –opuesto a los amigos de la cohesión– y ser ortodoxos de las reglas del pacto de Estabilidad y Crecimiento –como, por otro lado, Irlanda–: es decir, tener una deuda pública por debajo del 60% –salvo Austria– y un déficit muy por debajo del 3%.

Pero no todos son como Merkel y Rutte en Alemania y Holanda ante la crisis del coronavirus. Ni siquiera dentro de los propios gobiernos.

Rutte (VVD) es el primer ministro de un gobierno de coalición con cuatro partidos: el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), Llamada Demócrata Cristiana (CDA), Demócratas 66 (D66) y Unión Cristiana (CU).

Y dos de ellos están empezando a desmarcarse de su posición. “Ahora debe haber un nuevo Plan Marshall para el sur de Europa, que está tan devastado por el coronavirus”, ha dicho Gert-Jan Segers, del partido gubernamental Christen Unie: “Italia es un drama, está en ruinas. En lo que a mí respecta, el primer mensaje sería: vamos a ayudar”.

El D66 también está siendo crítico con la posición holandesa. “Los Países Bajos se han enriquecido con la UE, con puestos de trabajo e ingresos en toda Europa. Con la crisis del coronavirus no debemos dejar que nuestros amigos se ahoguen. Solo juntos podemos superar esto”, tuiteó el líder de D66, Rob Jetten.

En esa línea incidía una carta enviada este martes al Frankfurter Allgemeine Zeitung por un grupo de políticos italianos –entre ellos el ex ministro de Finanzas Carlo Calenda, PD–: “La actitud holandesa evidencia una falta de valores éticos y de solidaridad. Es esta solidaridad la que ha asegurado que la mitad de las deudas alemanas después de la Segunda Guerra Mundial fueran canceladas. Queridos amigos alemanes, hagan la elección correcta”.

Socialdemócratas, verdes y partidos de la izquierda de Alemania y Holanda también se desmarcan de las posiciones de Merkel y Rutte, como lo han hecho en la Eurocámara en los debates recientemente: la propia presidenta de los socialdemócratas en la Eurocámara, Iratxe García, envió una carta a los jefes de Gobierno antes de la última cumbre –y Merkel gobierna con los socialdemócratas alemanes, que aún permanecen en silencio en Berlín con la intención de mostrar unidad ante la crisis– pidiendo una respuesta ambiciosa y coronabonos.

Por su parte, el ex vicecanciller alemán Sigmar Gabriel (SPD) ha calificado de “vergonzosa” la actitud de gobiernos como el suyo, el de Angela Merkel: “Los Estados miembros de la UE están suspendiendo su mayor examen y fallando a España e Italia”.

“Repugnante”. Así definió António Costa la actitud del ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, quien pidió que la UE investigara por qué países como España no tenían una situación fiscal –deuda y déficit– suficientemente holgada ante la crisis del coronavirus.

Las palabras de Costa dieron la vuelta a Europa; la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya replicó a Hoekstra en tuiter: y resumieron el fracaso de la última cumbre europea del pasado jueves. Una semana después de su intervención en la reunión de ministros de finanzas de la UE, Hoekstra ha venido a arrepentirse de lo que dijo en una entrevista con RTLZ.

“He mostrado poca empatía”, ha reconocido Hoekstra, “si ha desatado tanta tormenta, entonces es que no lo ha hecho bien. Ha quedado claro lo que no queremos, pero no lo que queremos. Debería haberlo hecho mejor. Nuestra posición sobre los coronabonos está clara, pero la posición de solidaridad, no. No he transmitido suficiente empatía, pero queremos ver de manera solidaria lo que es razonable y sensato”.

Por su parte, la coportavoz de los verdes en la Eurocámara, la alemana Ska Keller, afirma a eldiario.es: “Es importante que afrontemos esto juntos, que demostremos que Europa es consciente de la gravedad de la situación. No puedes dejar a uno o dos países solos, es una tarea colectiva”.

Los verdes, a los que las encuestas sitúan en segundo lugar en Alemania, sí están a favor de los coronabonos. “Necesitamos los coronabonos para ayudar a Italia, España y otros países, y necesitamos un esfuerzo común de los Estados miembros para trabajar juntos para superar el impacto de la crisis económica”, explica Keller: “Vemos a gente por toda Europa ayudándose unos a otros, uniendo sus corazones... Ahora es el momento en que los Gobiernos también unan sus acciones”.

Paul Tang, eurodiputado socialista holandés del PvdA –como el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans–, también se sitúa en contra de su gobierno y en sintonía de su familia política: “Para empezar, igual que el coronavirus cruza fronteras, lo hará la recesión económica. Estamos juntos en esto. Se necesita una acción que asegure que los efectos temporales de las restricciones y confinamientos no conduzcan a problemas permanentes y pérdidas de puestos de trabajo”.

“Por ello”, dice Tang a eldiario.es, “los gobiernos necesitan facilitar créditos, avales, ayudas a los ingresos a gran escala. Por eso es de vital importancia que cada país pueda prestar dinero, y los coronabonos facilitan esta capacidad. Lo que hace falta es una respuesta fiscal conjunta, que demuestre la solidaridad europea cuando más se necesita, pero también también en interés de cada país, incluido Alemania y Holanda. Es un momento verdaderamente decisivo en Europa”.

En la misma línea se expresa Lodewijk Asscher, líder del PvdA, en un artículo que publica Politico este miércoles, en el que llama a Holanda, como fundador de la UE, a ser solidaria y mostrar el espíritu de cooperación europea a los Estados miembros más necesitados.

Martin Schirdewan, coportavoz de la Izquierda Unitaria (GUE) en el Parlamento Europeo y dirigente de Die Linke, explica a eldiario.es: “La austeridad trajo la ruina a grandes partes de muchas sociedades europeas y exprimió nuestros sistemas sociales y sanitarios hasta dejarlos secos”.

“La pandemia del coronavirus es una amenaza que tenemos que afrontar todos: no hay alternativa a la solidaridad”, prosigue Schirdewan: “Es decir, necesitamos con urgencia los coronabonos, y necesitamos un programa masivo paneuropeo para inversiones, para expandir y reconstruir nuestros sistemas de salud así como nuestros sistemas de seguridad social” .

“Además”, continúa el eurodiputado de Die Linke, “necesitamos hablar de los recortes fiscales de los Estados miembros. La situación actual nos da la oportunidad de un nuevo comienzo en la UE, esta vez una UE basada en la solidaridad real. Además, los gobiernos frugales del noroeste europeo tienen que dejar de actuar con una ideología puramente neoliberal”.

En este sentido se expresa el eurodiputado verde alemán Sven Giegold: “El rechazo a los eurobonos demuestra que el Gobierno alemán está fracasando en mostrar solidaridad europea cuando tiene que ver con la política económica”.

“Es el mismo virus golpeando a todos los Estados miembros y la gente, por lo que no debemos caer en viejas divisiones y debemos evitar las medidas de austeridad. Es el tiempo de la solidaridad europea, y un eurobono común podría ser el mejor camino de financiar una respuesta genuina a esta crisis severa”.

¿Es una pelea del norte contra el sur? ¿Es un debate ideológico?

Lo cierto es que abundan los políticos alemanes y holandeses que se desmarcan de la postura de unos gobiernos que bloquean una respuesta ambiciosa y colectiva a la crisis sanitaria, social y económica que el coronavirus está causando en toda Europa.

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