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La esperada visita de Lula a Cristina Fernández eclipsa la cumbre de Mercosur marcada por las tensiones con Milei

Imagen de archivo del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (i) y el presidente electo de argentina, Javier Milei (d).

Mercedes López San Miguel

Buenos Aires —
2 de julio de 2025 19:24 h

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La solidaridad de Luiz Inácio Lula da Silva con Cristina Fernández de Kirchner actúa como telón de fondo de la cumbre de dos días del Mercosur que ha comenzado este miércoles en Buenos Aires. La visita del líder brasileño a la expresidenta, quien cumple arresto domiciliario en su departamento, fue autorizada por la Justicia argentina y suma tensión al vínculo con el anfitrión Javier Milei. Ambos gobernantes tienen visiones antagónicas sobre política exterior e integración del bloque regional.

Milei se prepara para recibir este jueves a sus pares de Brasil, Uruguay y Paraguay en el Palacio San Martín, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. No se espera una reunión bilateral con Lula da Silva, a quien el mandatario argentino le pasará la presidencia pro témpore del Mercosur. Se trata de su primera visita al país con el dirigente ultraderechista en el poder. Es sabido que representan visiones ideológicas antagónicas y que el mandatario argentino ha priorizado sus vínculos con Donald Trump, Jair Bolsonaro y otras extremas derechas en el mundo. El contacto se limitaría a tomarse una foto protocolar.

Sin embargo, crece la expectativa por la visita prevista para este jueves de Lula a la calle San José 1111, donde Cristina Fernández cumple prisión domiciliaria, ya que el juez Jorge Gorini autorizó una petición presentada por los abogados de la expresidenta. “Hágase saber que deberá darse estricto cumplimiento a la regla de conducta de abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”, dice el texto judicial conocido al mediodía.

Diferencias de forma y fondo

Lula y Milei nunca tuvieron un diálogo directo y cruzaron fuertes críticas, sobre todo, insultos del ultra argentino, seguidos por llamados de atención del líder del Partido de los Trabajadores. Admirador de Trump, Milei ha llamado “ladrón” y “corrupto” a Lula, quien ha respondido que el argentino dice “muchas tonterías”.

En los últimos meses, el tono se ha suavizado y las relaciones diplomáticas se han calmado, pero ambos líderes se han evitado en varias ocasiones, a pesar de haber coincidido en foros durante el último año y medio, incluyendo el G20 en Rio de Janeiro. Las gestiones de sus respectivos gabinetes fueron sobrellevando el vínculo estratégico bilateral.

La mala sintonía se remonta al apoyo que Lula le expresó al candidato peronista Sergio Massa, exministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández. Este último visitó a Lula cuando estaba preso.

El actual jefe de Estado de Brasil también fue condenado y encarcelado en el marco de una causa por corrupción que lo dejó fuera de la carrera presidencial en 2018. Más tarde, la Corte Suprema desestimó la causa por considerarla viciada de parcialidades, Lula recuperó su libertad y luego derrotó a Bolsonaro en los comicios presidenciales de 2022.

Dos modelos en pugna

Lula y Milei representan dos modelos de inserción internacional en pugna. Uno apuesta a la integración regional y el otro se propone debilitar el Mercosur para hacerlo más abierto al mundo. Estados Unidos vería con buenos ojos que se eliminara la cláusula 32 que obliga a los socios de América del Sur a negociar juntamente acuerdos de libre comercio con otros países o bloques.

Desde el principio, el Ejectivo de Milei mostró su visión alineada con Washington, afirma Miguel Ponce, conomista y experto en comercio exterior. “Milei, antes de que asumiera Trump, ya había planteado la necesidad de un acuerdo de libre comercio de Argentina con Estados Unidos. ¿Por qué? Porque entendía que el Mercosur era una traba, una dificultad para el desarrollo de Argentina y que, por lo tanto, hasta pensaba que era necesario abandonar el bloque. Mientras Lula privilegia no ideologizar los vínculos diplomáticos para no perjudicar los vínculos comerciales y económicos, Milei hace exactamente lo contrario, o sea, privilegia sus alineamientos con Trump y con Israel”.

Bajo el Ejecutivo actual, Argentina desestimó ingresar a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), bloque al que Argentina había sido invitada a participar. Al respecto Ponce agrega. “El abandono de los BRICS se debió a esta definición de Milei a favor de Israel y Estados Unidos. Obviamente que Lula quedó ubicado del otro lado de este esquema”.

A pesar de las discrepancias entre las dos mayores economías del Mercosur, los miembros fundadores (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) acordaron incrementar en 50 los productos por país exentos del arancel externo común.

De su lado, Cancillería argentina ha informado que el Mercosur y EFTA (Islandia, el Principado de Liechtenstein, el Reino de Noruega y la Confederación Suiza) han concluido las negociaciones de un tratado que creará un área de libre comercio de casi 300 millones de personas, con un Producto Interno Bruto combinado de más de 4,3 billones de dólares.

El encuentro de presidentes también pretende reafirmar la importancia para el Mercosur del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE), firmado en diciembre pasado tras 25 años de negociaciones, pero que debe ser ratificado por los países europeos y se enfrenta la oposición de Francia.

Brasil buscará avanzar con dicho acuerdo, mientras que el Gobierno de Milei opone más resistencias en sintonía con París. Una característica importante del tratado es que si la UE lo aprueba, posteriormente lo puede poner en práctica de manera unilateral con cualquiera de los miembros del Mercosur.

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