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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

The Guardian en español

La Cámara de Comercio británica pide a su Gobierno renegociar el Brexit ante el daño para sus empresas

Clientas en las rebajas de una tienda de Londres, en diciembre de 2019.

Heather Stewart

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Más de tres cuartas partes de las empresas británicas afirman que el acuerdo comercial post-Brexit del Gobierno de Reino Unido con la Unión Europea no les ha ayudado a expandir su negocio en los últimos dos años, a pesar de las promesas de que era un acuerdo “listo para hornear”.

Una encuesta de la Cámara de Comercio Británica (BCC, por su siglas en inglés) ha llevado al lobby empresarial a presentar al Gobierno cinco recomendaciones urgentes para mejorar el acuerdo, que ha dejado a muchos exportadores con dificultades para vender en la UE en los términos actuales.

Más de la mitad (56%) de los miembros de la BCC encuestados que comercian con la UE afirmaron haber tenido problemas para cumplir las nuevas normas de exportación de bienes, mientras que el 45% señaló problemas en el comercio de servicios. En general, el 77% de las empresas que comercian con la UE afirman que el acuerdo no les ha ayudado a aumentar sus ventas ni a expandirse.

“Las empresas tienen la sensación de estar dándose cabezazos contra un muro, ya que no se ha hecho nada para ayudarlas, casi dos años después de que se acordara por primera vez el TCA [Acuerdo de Comercio y Cooperación, por sus siglas en inglés]”, dice Shevaun Haviland, directora general de la BCC. “Cuanto más tiempo pase sin que se solucionen los problemas actuales, más comerciantes de la UE se irán a otros lugares y más daño se hará”.

Los miembros del grupo, en su mayoría pequeñas y medianas empresas, destacaron las dificultades para administrar las normas de la UE sobre el IVA, la aplicación incoherente de las normas aduaneras y los nuevos límites a los viajes de negocios.

En cuanto a la regulación, dos tercios de los miembros afirmaron que preferirían seguir utilizando la certificación CE de calidad de los productos de la UE, en lugar de cambiar al nuevo equivalente de Reino Unido tras el Brexit, la UKCA.

“Este es un informe condenatorio y muestra el lío que el Gobierno conservador ha hecho sobre la política comercial”, dice el representante de Comercio Internacional del Partido Laborista, Nick Thomas-Symonds. “Es inaceptable que más de tres cuartas partes de las empresas afirmen que los acuerdos alcanzados por el Gobierno no les están ayudando a crecer ni a aumentar sus ventas.”

Piden cambios inmediatos

El TCA era el núcleo del acuerdo de Brexit “listo para el hornear” de Boris Johnson. El entonces primer ministro anunció que se había alcanzado en la víspera de Navidad hace dos años.

Este acuerdo permite a los productos británicos evitar los aranceles de la UE, pero impone controles aduaneros y reglamentarios adicionales y otras “barreras no arancelarias”, ya que Gran Bretaña optó por quedar fuera de la unión aduanera y el mercado único de la UE.

El TCA debe revisarse en 2026, tras cinco años en vigor, pero la BCC pide al Gobierno que negocie algunos cambios de inmediato.

“Es evidente que existen algunos problemas estructurales en el TCA que no podrán resolverse hasta que se revise en 2026. Pero, tal y como exponemos en nuestro informe al Gobierno, hay algunos problemas que no necesitan esperar meses de negociaciones o grandes revisiones para solucionarse”, dice Haviland.

El problema irlandés

Una de las exigencias clave es que el Gobierno busque una solución rápida al punto muerto en el que se encuentra el protocolo sobre Irlanda del Norte, para “estabilizar” la relación comercial con la UE.

Las conversaciones entre ambas partes sobre el protocolo continúan, después de que el ahora primer ministro británico, Rishi Sunak, dijera al presidente estadounidense, Joe Biden, que le gustaría que se pusiera fin al punto muerto antes del 25º aniversario del acuerdo del Viernes Santo, que se celebrará el año que viene.

La controvertida legislación promovida por ex primera ministra Liz Truss, que evitaría el protocolo y que, según había advertido la UE, podría desembocar en una guerra comercial, parece haber quedado aparcada por el momento mientras se celebran las negociaciones.

Las otras propuestas de la BCC incluyen la búsqueda de un acuerdo para suprimir los controles veterinarios a las exportaciones agroalimentarias y la negociación de una excepción a la norma que obliga a los pequeños exportadores a trabajar con un “representante fiscal” establecido en la UE para poder recaudar el IVA.

Haciéndose eco de otros organismos comerciales, como el grupo de fabricantes Make UK, la BCC también quiere que la certificación CE de la Unión Europea siga aplicándose a los productos vendidos en Gran Bretaña.

30.000 millones menos

El llamamiento de la BCC para que el Gobierno actúe se produce al mismo tiempo que un estudio del think-tank Centre for European Reform (CER) afirma que el Brexit ha reducido el Producto Interior Bruto (PIB) en un 5,5% y ha costado 40.000 millones de libras en ingresos fiscales.

En un nuevo informe, John Springford, del CER, compara los resultados de Reino Unido desde el Brexit con los de economías similares. Utilizando este enfoque, conocido como el método doppelgänger, señala que la economía es probable que haya sido 30.000 millones de libras, o 5,5%, menor en el segundo trimestre de 2022 de lo que podría haber sido si Brexit no hubiera sucedido. Esta cifra se sitúa en el extremo superior de las estimaciones recientes.

Springford argumenta que la ahora más débil economía de Reino Unido ha tenido un efecto en cadena sobre las finanzas públicas, contribuyendo a la decisión de Sunak de aumentar los impuestos.

“Si la economía de Reino Unido hubiera crecido al mismo ritmo que su doppelgänger, los ingresos fiscales habrían sido unos 40.000 millones de libras más anualmente”, dice.

El parlamentario conservador Gavin Barwell, que fue jefe de gabinete de Theresa May durante las tensas negociaciones del Brexit de la entonces primera ministra, ha instado a sus colegas a reconocer el impacto de la salida de la UE en la economía.

“Nuestros políticos no pueden seguir ignorando este autodaño económico para siempre. Eso no significa que tengamos que reincorporarnos, pero sí que tenemos que reducir las muy perjudiciales barreras al comercio que hemos introducido con nuestros vecinos más cercanos”, dice.

Traducción de Lara Lema

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