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Familias monoparentales en Australia: acudir a “sesiones de cuentos” o perder las prestaciones

Los miembros de ParentsNext deben cumplir desde julio con un plan quincenal de participación que acuerdan con un trabajador social del programa / EFE

Luke Henriques-Gomes

A Rosalind Chia le faltaba muy poco para cumplir con su objetivo. Madre de dos hijos, hacía varios años que había terminado una relación violenta y estaba cursando el último año de la licenciatura en Psicología. Hasta que sonó el teléfono. Era Centrelink, el servicio social australiano de apoyo financiero a desempleados, personas con diversidad funcional y familias. “Lo verdaderamente frustrante es que si me hubieran dejado solo un año más… ya casi había terminado la universidad”, recuerda Chia. “Estaba tan ilusionada con dejar de recibir la ayuda de Centrelink”.

Chia es una de las 68.000 beneficiarias de la prestación para criar a los hijos que, tras recibir una llamada de Centrelink para evaluar si corrían riesgo de generar “dependencia de largo plazo con la asistencia social”, pasaron a formar parte del nuevo programa ParentsNext.

En su mayoría mujeres solteras, los miembros de ParentsNext deben cumplir desde julio con un plan quincenal de participación que acuerdan con un trabajador social del programa (los llamados proveedores ParentsNext). Si no lo hacen, el pago que venían recibiendo para la crianza (unos 244 euros para personas sin pareja), puede ser suspendido o cancelado.

Varios padres dicen haber sido forzados por sus proveedores ParentsNext a participar en “sesiones de cuentos”, clases de natación o grupos de juego entre otras actividades. También cuentan que se les exigió matricularse en cursos educativos que debían pagar ellos mismos, aunque ya estuvieran cualificados.

“Ahora cada quince días entro en una situación de inseguridad financiera”, dice Phoebe de 37 años, una madre soltera de dos hijos que ya tiene el cuarto grado en contabilidad. “Si mis hijos no quieren ir al grupo de juego, ¿qué hago? ¿Miento? No somos tontas. Sabemos cómo gestionar nuestra vida. Me parece que no es bueno quitarle valor a la crianza de los hijos. Siento que hay un verdadero elemento machista en todo esto, que existe la creencia de que se está usando el dinero público para vivir sin hacer nada”.

A Chia lo que le pasó fue que no pudo avisar de que cursaba estudios universitarios (estudia en casa) debido a un problema en la página web oficial MyGov. Como temía perder la prestación por crianza, este semestre decidió reducir a uno el número de asignaturas para poder concentrarse así en el programa ParentsNext y conseguir la calificación ‘Job Ready’ [Lista para trabajar]. “Mi plan era estudiar todo lo que pudiera y tomar todas las clases que pudiera”, dice. “Comenzaba cada semestre con tres asignaturas; si veía que era demasiado para los niños, las reducía a dos; a ese ritmo, iba a tenerlo terminado en la primavera del año que viene; pero ahora me va a llevar dos o tres años”.

Según la oficina que defiende a los usuarios del servicio de asistencia social, ya ha habido varias madres a las que les suspendieron la prestación por crianza tras entrar en el programa ParentsNext. Eso le ocurrió a Chia, que trabaja como redactora freelance y no avisaron al entrar en el programa de que debía informar de sus ingresos. “Te enteras de eso el día que te despiertas, vas a hacer la compra para comer algo y te das cuenta de que tu dinero ya no está”, dice.

Sin ayudas por no ir a la biblioteca

Otra mujer explicó a la filial australiana del periódico The Guardian que le habían suspendido las prestaciones durante una semana por no asistir a una “sesión de cuentos” en la biblioteca local. “Le dije a la trabajadora social del ParentsNext que era imposible que yo hubiera accedido a algo así porque mi niña de cinco años tiene guardería ese día; ella me respondió que mi hija debía faltar a la guardería y asistir a las sesiones de lectura de cuentos de la biblioteca”, dijo. “Solo he recibido la prestación para la crianza de los hijos durante un año porque cuando me separé del padre de la más pequeña no tenía forma de ganarme la vida; me pareció que estar en casa era lo mejor hasta que mi hija pequeña empezara el colegio”.

Tras una prueba de dos años, durante la cual 3.510 participantes vieron cómo les suspendían las prestaciones, el Gobierno australiano ha anunciado que en el presupuesto del próximo mayo ampliará el ParentsNext, cuyo coste estimado es de aproximadamente 166 millones de euros.

“Es ofensivo que el Gobierno asuma que las mujeres no se esfuerzan ya todo lo que pueden para aumentar su bienestar y el de sus hijos”, dijo a The Guardian Australia la directora del Consejo Nacional de Madres Solteras, Terese Edwards. En su opinión, hacer obligatorios esos esfuerzos y sancionar a las madres por incumplirlos es pasar de un Gobierno “bondadoso a uno que casi culpa a las mujeres por realizar cuidados no remunerados”.

En Australia es posible recibir la prestación por crianza hasta que el hijo menor cumple ocho años. En ese momento pasan a la escala más baja de las ayudas por desempleo ‘Newstart’. Para formar parte del programa ParentsNext, el hijo tiene que haber cumplido los seis meses de edad.

Rachel Siewert, senadora por los Verdes, intentó bloquear en septiembre la ampliación del ParentsNext en la Cámara Alta. Le preocupaba que las madres jóvenes dejaran de recibir ayuda por la crianza de sus hijos, como dijo que ya había ocurrido antes con el programa de desarrollo comunitario.

Según la portavoz en temas de empleo del opositor partido laborista, Terri Butler, la oposición apoya el objetivo de ParentsNext pero no está ni mucho menos convencida “de que el marco de cumplimiento fijado por el gobierno sea adecuado para un programa de pre-empleo de este tipo”.

Según los datos de Kelly O'Dwyer, portavoz del Ministerio de Trabajo, desde abril de 2016 el programa ha ayudado a 3.500 participantes a encontrar empleo remunerado y a unas 9.500 personas a seguir cursos de formación y capacitación. “Los padres y madres participan en actividades adecuadas a sus necesidades y circunstancias familiares”, dice. “Si un progenitor ya está estudiando o haciendo trabajos voluntarios, puede hacer que cuenten como su actividad ParentsNext, mientras sigue accediendo a los beneficios del programa”.

Chia lamenta haberse visto obligada a cambiar radicalmente sus planes profesionales. “Me sentía como si lo hubiera logrado, a pesar de la violencia machista que había hecho estallar mi vida en pedazos”, dice. “Sentía que había logrado recomponerme para volver a tener algo parecido a una vida. Y que iba a lograrlo pronto. Hasta que llegó esta agencia”.

Traducido por Francisco de Zárate

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