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CLAVES

Qué pasa en Transnistria y qué supondría la expansión de la guerra a Moldavia

Escudo de Transnistria (Moldavia), en la plaza central de la capital de Tiráspol. EFE/ Ignacio Ortega

Julian Borger

Washington —

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Una serie de misteriosas explosiones en Moldavia ha hecho crecer los temores de que la guerra rusa en Ucrania se amplíe a un nuevo territorio, algo que tendría consecuencias imprevisibles.

Las explosiones destruyeron antenas de radio en Transnistria, una franja del este de Moldavia que hace frontera con Ucrania y tiene presencia militar rusa. La región vive en paz desde el breve conflicto de 1992 entre los separatistas apoyados por el Kremlin y Ejército moldavo.

Las autoridades separatistas han culpado de las explosiones a infiltrados ucranianos, pero el Gobierno de Kiev ha dicho que son ataques de falsa bandera diseñados como un pretexto del Kremlin para enviar más soldados rusos a la guarnición de 1.500 que ya están en la región, algo similar a lo ocurrido en el Donbás antes de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero.

Esos argumentos ganaron peso este martes, cuando los residentes de Transnistria recibieron mensajes de texto con contenido falso que alertaba de un ataque ucraniano inminente. La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, convocó a su consejo de seguridad a una reunión de emergencia y dijo que en Transnistria hay fuerzas “interesadas en desestabilizar la región”.

Amenaza para Moldavia

Un movimiento ruso sobre Transnistria representaría una amenaza para la soberanía de Moldavia, un país de 2,6 millones de habitantes que, como Ucrania, ha demostrado un interés creciente por formar parte de la OTAN. También supondría una amenaza para la ciudad ucraniana de Odesa, ubicada en la costa del Mar Negro entre Moldavia y la también ucraniana Jersón, actualmente bajo ocupación rusa.

Rustam Minnekayev, comandante del distrito militar central de Rusia, dijo hace cuatro días que los objetivos de Moscú incluían la toma del sur de Ucrania, garantizar el acceso ruso a Transnistria y el control de la costa del Mar Negro. Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia y uno de los asesores más cercanos a Vladímir Putin, habló el martes de otra posibilidad: la división de Ucrania en “varios estados”, de la que Patrushev culpa a la intervención occidental.

La amenaza de desmembramiento llega tras el fracaso de Putin en el que era su principal objetivo bélico: someter a toda Ucrania para instalar a un gobierno afín en Kiev. Su gigantesca ofensiva de febrero ha sido incapaz de doblegar a la resistencia ucraniana y Moscú no ha podido disuadir a los países miembros de la OTAN de apoyar militarmente a Ucrania.

El impacto de las repetidas amenazas de Rusia, con referencias explícitas al mayor arsenal nuclear del mundo, es cada vez menor. Pese a las advertencias de un despliegue hacia el oeste de las fuerzas rusas, así como de sus misiles nucleares, Finlandia y Suecia parecen dispuestas a proponer su adhesión a la OTAN en mayo, a tiempo para la cumbre de finales de junio de la alianza militar.

Las partes en conflicto redefinen objetivos

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, trató el lunes de darle más fuerza a la amenaza cuando acusó a la OTAN de librar en Ucrania una guerra subsidiaria y dijo que el peligro de un conflicto nuclear “no debe subestimarse”. Pero apenas doce horas después Alemania abandonó sus reservas sobre el suministro de armas pesadas a Ucrania y anunció el envío de 50 blindados autónomos antiaéreos Gepard.

La ministra de Defensa de Alemania, Christine Lambrecht, hizo el anuncio el martes desde la base aérea de Ramstein y tras una reunión de 40 países para coordinar y ampliar el apoyo militar occidental a Kiev. El ministro de Defensa del Reino Unido, James Heappey, anunció el envío de sistemas antiaéreos británicos y fue más allá al afirmar que sería “totalmente legítimo” utilizarlos contra líneas de suministro dentro de Rusia. Rusia ha reaccionado bombardeando las líneas de suministro de las armas occidentales, apuntando contra vías férreas y puentes, y amenazando con golpear a Kiev.

Las partes en conflicto han ido redefiniendo sus objetivos a medida que evoluciona la guerra. Rusia ha renunciado por el momento a la conquista total y está tratando de crear una zona de ocupación que llegue sin interrupciones hasta Transnistria y pueda ser presentada por Putin como “Novorossiya”, la base de un nuevo imperio ruso. En EEUU, el Gobierno de Joe Biden ha confirmado rotundamente que su objetivo va más allá de la defensa de Ucrania y que se trata de limitar la capacidad de Rusia de emprender nuevas agresiones.

“Lo que queremos ver es una Ucrania libre e independiente y, al final, eso implicará una Rusia debilitada y una OTAN fortalecida”, dijo a la CNN el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor, haciéndose eco de las declaraciones del día anterior del secretario de Defensa Lloyd Austin. “Lo que está en juego aquí es mucho más grande que Ucrania”, añadió Milley. “Si Rusia se sale con la suya sin ningún coste, se acaba el llamado orden mundial internacional y entramos en una zona de grave inestabilidad”.

Con el comienzo de la nueva fase de la guerra se elimina una capa en la barrera que desde la Guerra Fría ha impedido un contacto directo y hostil entre la OTAN y Rusia. Si las inquietantes explosiones en Transnistria son el principio de una nueva estrategia de Putin, Moldavia podría ser el próximo campo de pruebas donde se vea este peligroso nuevo mundo.

Traducido por Francisco de Zárate.

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