Fallece una mujer en Madrid tras retrasarse la ambulancia porque el médico se confundió de paciente

Tenían edades cercanas, vivían en áreas próximas y sufrían síntomas similares. Pero no eran la misma persona, y una confusión al crear la ficha médica provocó un retraso en el envío de la ambulancia, tras una llamada angustiosa de una familiar, de la que realmente estaba urgente. Carmen Ponce, de 72 años y residente en Vicálvaro, acabó falleciendo, según ha confirmado el Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid (SUMMA). El servicio, dependiente de la Comunidad de Madrid, atribuye la confusión a un “error humano” y asegura que del retraso no se puede “inferir el fallecimiento”.

Los hechos sucedieron el 26 de enero de 2020, antes de la explosión de la COVID. En la grabación de la segunda llamada de la hija de Ponce al SUMMA 112, adelantada por El Mundo, se mezcla la desesperación de quien llama y el fastidio del médico, distinto al que atiende la llamada original y que cree que el caso no es tan grave, según lo que lee en la pantalla, como insisten al otro lado del teléfono. El doctor cree, erróneamente, que se trata de una mujer en cuidados paliativos, y llega a decirle a su interlocutora: “Si su madre no respira es que se está muriendo”. Cuando se aclara la confusión, la ambulancia sale disparada y llega en seis minutos. 

Como la primera llamada se había hecho 11 minutos antes de la segunda, el SUMMA entiende que el tiempo de respuesta total, 19 minutos, está dentro de lo aceptable. A partir del vigésimo se podría entender que el retraso es excesivo, según una portavoz. Los tiempos de respuesta medios de las diversas modelos de ambulancias del SUMMA en 2018 y 2019 fueron desde los 13 minutos y 50 segundos hasta los 16 minutos y 48 segundos, según los datos oficiales. La Comunidad de Madrid ha rechazado indemnizar a la familia de la fallecida, que presentó una reclamación.

La hija de la finada, Beatriz Sánchez, declaró a El Mundo que el SUMMA tipificó el estado de la enferma, con problemas coronarios graves, como de inconsciente, pese a que esto no quedaba claro en la primera comunicación. “La llamada entra como dificultad respiratoria”, admite la misma portavoz, que alega que la inconsciencia se deduce de la conversación y que, en todo caso, “el hecho de que esté inconsciente no es lo que marca la prioridad” para la salida de la ambulancia.