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Sanitarias que recibieron las mascarillas de Ayuso como donaciones: “Vi la pinta y dije a mis compañeras que no las usaran”

Mascarillas FFP2 repartidas por la Comunidad de Madrid / Twitter de Isabel Díaz Ayuso, presidenta regional

Sofía Pérez Mendoza

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“Era muy fina y se adaptaba en las orejas. Cuando vi la pinta decidí no usarla y le dije a mis compañeras tampoco lo hicieran. En el hospital ya nos hemos encontrado con falsas FFP2 que hemos tenido que devolver y me pareció muy similar”, recuerda Carmen Llorente, enfermera pediátrica del Hospital Puerta de Hierro. La sanitaria recibió, de manos de una paciente, una donación de tres mascarillas embaladas en un sobre de fondo rojo y estrellas blancas. Son las repartidas gratuitamente por la Comunidad de Madrid que han terminado en varios hospitales y los centros de salud tras la campaña de donaciones puesta en marcha por la Asociación Madrileña de Enfermería a modo de protesta por la falta de material en los hospitales. “Algunos pacientes las han traído a sus médicos de familia”, apuntan en AFEM. En la mayor parte de los casos, su destino ha sido el cajón.

Afortunadamente. Porque estas mascarillas no son KN95, no protegen lo suficiente, no tienen la certificación internacional ni el etiquetado correcto y no han sido analizadas por ningún organismo antes de repartirse a los ciudadanos. Lo certifica un análisis del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, adelantado por eldiario.es, que concluye que no tienen la calidad suficiente para ser consideradas FFP2 porque algunas unidades permiten el paso de hasta el 40% de gotas pequeñas o aerosoles. El informe completo asegura que algunas de las muestras analizadas ni siquiera filtran al nivel de las mascarillas más sencillas, como las quirúrgicas o higiénicas. 

Nadie pudo sospechar esto. La presidenta regional aseguró que eran “las mejores” y que protegían “en exceso”. De hecho, el anuncio del reparto de 14 millones de mascarillas (de momento se ha distribuido la mitad del lote) generó la respuesta frustrada de sanitarios que habían sufrido la falta de material de protección en su desempeño diario y una carta de los jefes de servicio de Medicina Preventiva de los hospitales que pedían a Ayuso que reconsiderara la decisión.

En este contexto surge la campaña de AME para que los ciudadanos donen su mascarilla a los centros médicos y otras iniciativas solidarias en farmacias para que las personas sin tarjeta sanitaria o DNI pudieran acceder a ellas. “Pecamos de confianza en una gestión de recursos materiales que ha sido nefasta. Un profesional sabe distinguir las calidades; ha sucedido con los que han ido a la farmacia a recogerla o la han recibido como donación, y muchas han acabado en la basura. Pero lo que es mucho más grave es que la población tenga sensación de seguridad”, expresan la presidenta de la organización, Alda Recas, que critica que la Comunidad de Madrid siga repartiéndolas.

“Es difícil que los sanitarios las usen porque desde el principio se dieron cuenta de que no eran de fiar”, apunta por su parte Comisiones Obreras. Los sanitarios suelen utilizar mascarillas quirúrgicas en su trabajo diario. Las FFP2 están reservadas a momentos en los que hay que tratar a pacientes de cerca o hacer maniobras que impliquen aproximarse a las vías respiratorias, con riesgo de aerosoles.

Un segundo reparto pendiente

Según el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, se han distribuido las mascarillas del primer lote (7 millones en total). La Comunidad de Madrid no ha dado órdenes de suspender el reparto de una segunda tanda, de otros siete millones de mascarillas, según fuentes del colegio profesional, que aseguran que no se ha comunicado que haya cambio de planes en la distribución. Los dos lotes (14 millones) han costado 32 millones de euros.

El Gobierno regional ha solicitado a “dos organismos notificados” que evaluaran las mascarillas “a fin de cumplir con lo establecido en la normativa legal vigente de marcado CE”. Y ordenó a las farmacias que cesaran la distribución en el caso de los menores de cuatro años. El resto continúan repartiéndose. Las mascarillas son obligatorias para toda la población mayor de seis años y sin problemas respiratorios cuando no se pueda garantizar la distancia interpersonal de dos metros. Ya sea en el interior o en el exterior.

La Comunidad de Madrid ha retirado algunos lotes de mascarillas defectuosas de los hospitales. Algunas procedían de compras realizadas por el Gobierno central, según explicó la presidenta, y otras eran donaciones realizadas a los centros. “Este tipo de mascarillas, catalogadas como FFP2 las han estado proporcionando y hemos pedido que las retiraran. Sobre todo ha pasado cuando el material venía de donaciones, de las que en algunos momentos nos hemos nutrido”, apunta Llorente, que asegura que en los sanitarios han desarrollado en este tiempo “ojo con esto”.

La enfermera tiene en su consulta una mascarilla muy similar a las repartidas por la Comunidad de Madrid, aunque de otro fabricante chino. El aspecto es casi idéntico. Entre los lotes retirados de los centros sanitarios hay máscaras KN95 de otros proveedores, según los expedientes de verificación publicados por el Ministerio de Trabajo donde se analizan las propiedades. Hace unos días la Comunidad de Madrid ordenó sacar de la circulación unos guantes de nitrilo distribuidos en las residencias de mayores y encargó un informe para certificar si “procede el uso” ante las dudas de que protejan adecuadamente. Según el sindicato CSIF, ese mismo modelo se repartió en hospitales y centros de salud.

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