Ayuso, en su discurso de final de año: “Madrid es la comunidad más viva, la que pone freno a los totalitarios”
Madrid es la “comunidad más viva de España”. Con “una de las mejores aguas del mundo”, “la mayor densidad de medios terrestres y aéreos de Europa” en caso de emergencia y con un Metro que es, también, “uno de los mejores”. La presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, ha cerrado este miércoles 2025 con un discurso triunfal en el que señala a la región como la que “mejor conecta las tradiciones con las tendencias, sin sectarismo, la que pone freno a los totalitarios y a las ideologías que solo sirven para dividir, enfrentar y empobrecer”.
El equipo de Ayuso ha elegido un parque de bomberos como escenario para su mensaje de fin de año, donde ha recordado que 2025 “ha sido un año muy difícil en la lucha contra el fuego”. “Una parte importante de nuestra maravillosa España ha ardido. Con ella, miles de personas han perdido sus montes, casas, negocios o animales. Y algunas, su propia vida”, ha asegurado.
No es el único momento en el que Ayuso se ha salido de las fronteras madrileñas en su intervención, emitida por Telemadrid y en la que se ha sumado a quienes han encontrado en la nostalgia del pasado la respuesta a los problemas actuales.
“Madrid es la España de siempre, con más ganas que nunca”, ha dicho en el cierre de un discurso en el que ha defendido “volver a las esencias de la EGB” como fórmula para “proteger como nunca a la infancia y a la preadolescencia” y recuperar los supuestos “entornos seguros” que existían en el siglo pasado, “por su salud, su rendimiento escolar y la conciliación de los padres”. Ni una mención a los profesores.
La presidenta de Madrid ha defendido su política económica, que se caracteriza por la bajada de impuestos con especial incidencia en las clases adineradas. “En esta legislatura hemos bajado los impuestos en 34 ocasiones”, ha presumido. De 2025, ha dicho, “destacaría la bonificación en el de donaciones y sucesiones entre hermanos, tíos y sobrinos”.
Ayuso ha destacado además dos grandes obras de su Gobierno: la nueva Ciudad de la Justicia y la Ciudad de la Salud. La primera, ha dicho “unificará en Valdebebas las 26 sedes judiciales repartidas hoy por toda la capital” lo que, ha asegurado, permitirá “facilitar a los ciudadanos y a los profesionales el acceso a una Justicia moderna y más ágil”.
El proyecto está presupuestado en más de 600 millones y repite emplazamiento y nombre con uno de los grandes focos de corrupción durante los gobiernos de su madrina política, Esperanza Aguirre. Los madrileños vieron como desaparecían 350 millones en la anterior versión de esta Ciudad de la Justicia.
Ayuso ha definido el segundo proyecto como “el complejo biosanitario más importante de Europa”. Un proyecto que viene anunciándose desde hace una década, cuando gobernaba Cristina Cifuentes. El de Ayuso tiene un coste previsto de 1.000 millones de euros. Debería estar listo en 2032.
La presidenta de Madrid sí ha tenido espacio en su discurso para lanzar una pequeña (o gran) puya a uno de sus rivales internos en el PP: Juan Manuel Moreno. “Hemos avanzado en tratamientos pioneros como los cribados en bebés y aquellos que ya detectan o previenen más de 300 enfermedades, entre ellas el cáncer, con programas como Prevecolon”, ha dicho Ayuso solo unos meses después de que el presidente andaluz haya afrontado su peor crisis con los problemas en el cribado a mujeres en tratamiento contra el cáncer.
Unos problemas de los que Madrid no ha sido ajena. Primero, Ayuso se negó a colaborar con el Gobierno y no entregó los datos sobre cribado que exigió el Ministerio de Sanidad para analizar la situación a nivel estatal. En noviembre, Madrid admite una incidencia en el envío de resultados de cribado precisamente de cáncer de colon a 500 personas.
Lo que obvia: Su pareja, las universidades... y la Fórmula 1
La promesa de otro enorme complejo hospitalario es así prácticamente la única referencia de Ayuso a una de las principales competencias autonómicas: la sanidad y sus profesionales. La presidenta de Madrid apenas ha mencionado a “los sanitarios” como un colectivo homogéneo dentro de una lista de “servidores públicos”.
Ayuso ha ignorado los problemas generados por el sistema de privatización de la gestión de la sanidad madrileña. El primero, el que le afecta a su entorno más cercano. 2026 será el año en el que su pareja, Alberto González Amador, deberá sentarse en el banquillo de los acusados por haber defraudado supuestamente cientos de miles de euros a Hacienda tras dar un pelotazo de dos millones de euros con la venta de mascarillas durante la pandemia. Entre los cargos que se le imputan, además del fraude, están el de falsedad documental y el de pertenencia a organización criminal.
González Amador tiene estrechos vínculos laborales con el principal contratista de la Comunidad de Madrid, el grupo sanitario privado Quirón, que gestiona algunos de los centros más importantes de la región. El Gobierno de Ayuso ha pagado a los hospitales de Quirón el doble de lo presupuestado en cuatro años.
Ayuso tampoco ha tenido una sola mención al escándalo del hospital de Torrejón, gestionado por la otra gran empresa privada que se nutre del dinero de los madrileños: Ribera Salud. Unos audios han demostrado que el centro sanitario público de gestión privada rechazaba pacientes para aumentar sus beneficios económicos.
La presidenta de Madrid defendió en su momento a la empresa. Este miércoles, sin embargo, ha optado por no mencionarla. Ni a Quirón. Ni al sistema sanitario del que ha presumido en otras ocasiones. Salvo la promesa de más hormigón en la periferia de la ciudad, ni palabra.
Tampoco ha hablado Ayuso casi de educación, más que para señalar a los colegios como guarderías de niños para padres trabajadores. La presidenta de Madrid ha obviado los graves problemas del sistema universitario, que depende de ella.
2025 fue el año en el que todas las universidades públicas de la región alertaron de su inminente colapso económico. Ayuso se parapetó tras una supuesta falta de recursos propios mientras anunciaba bajadas de impuestos. Ante la emergencia, los rectores pidieron un aumento de sus presupuestos. La respuesta de Ayuso: aumentar su control sobre estos centros públicos que desde hace siglos han hecho gala de su independencia en todo el mundo.
La presidenta madrileña ni siquiera menciona a Pedro Sánchez ni al Gobierno central y obvia los problemas judiciales del PSOE. Pero hay una última ausencia muy significativa: el Gran Premio de Fórmula 1 de Madrid. Ifema construye contra reloj el circuito, que debería estar listo para su inauguración oficial el próximo mes de septiembre. La presidenta madrileña ha defendido el proyecto a capa y espada.
Ayuso prometió que no costaría “un euro”, una afirmación que ya empieza a resquebrajarse. En su discurso de este miércoles a todos los madrileños, ni siquiera lo ha mencionado expresamente.
El discurso completo de fin de año de Isabel Díaz Ayuso:
8