Almeida privatizará una de las mayores naves de Matadero Madrid para cedérsela a una escuela de diseño
El enorme contenedor cultural en el que se ha convertido el antiguo Matadero de Madrid sumará dentro de poco otra actividad en una de sus naves vacías. Será en una de las más grandes, la número 8, y tendrá carácter privado: el Ayuntamiento de Madrid tramita una cesión al Instituto Europeo di Design (IED) pedida por este último para trasladar allí toda su actividad educativa.
El anuncio de la privatización de este edificio público llegó en la Comisión de Cultura de esta semana, en respuesta a una pregunta de Más Madrid. El IED “precisa un edificio más adecuado para desarrollar su actividad y adaptarse a sus necesidades actuales y futuras”, aseguraba María José Barrero, la coordinadora General de Cultura.
El plan del Ayuntamiento es que el IED abandone su actual sede del Palacio de Altamira, un edificio protegido situado en la calle Flor Alta, junto a la Gran Vía, y se traslade al Matadero “para que pueda convertirse en un auténtico campus”, añadió Barrero. De esta forma, el consistorio recuperaría el control del Palacio, que está cedido a esta entidad privada de origen italiano hasta el año 2034.
En cifras y a falta de que se conozcan los términos definitivos del acuerdo, el cambio supondría pasar de un parcela de 1.344 m2 con varios pisos en el centro de la capital a otra de 10.250 m2 en pleno Madrid Río. A cambio, el IED tendría que reformar sus nuevas instalaciones, con un gasto que el consistorio valora en unos 14 millones de euros.
La figura que el equipo de Almeida utilizará para esta cesión será la de una concesión demanial que “en estos momentos se encuentra en tramitación”, explicó el área de Cultura. Es la misma con la que se han cedido, por ejemplo, varias parcelas al Atlético de Madrid durante los próximos 75 años. En el caso del IED, todavía se desconoce cuánto tiempo se extenderá la privatización del edificio público.
La Nave 8 del Matadero es la que está situada más cerca de la glorieta de Legazpi. En su origen fue construida para la obtención de mondonguería (intestinos de los animales que allí se sacrificaban), secadero de pieles y taller de vaciado, aunque después este último espacio se dedicó a la carpintería. Junto con la Nave 9, son los dos mayores edificios de este complejo que permanecen sin uso, a la espera de su reforma.
Más Madrid se ha quejado de que el consistorio llegó a afirmar durante la anterior legislatura que había trasladado Medialab a Matadero desde su antigua sede en la Serrería Belga con la promesa de “crecer” en ambas naves. “Medialab en Matadero se asfixia, la programación se ha reducido en un 80%”, lamentó su concejal Eduardo Rubiño.
La cesión de naves y el Palacio de Altamira
El equipo de Almeida ya cedió otra de las naves de Matadero durante la anterior legislatura. Lo hizo a través de la empresa municipal Madrid Destino, sacando a concurso la Nave 16 para el desarrollo de exposiciones y actividades inmersivas durante cinco años, con posibilidad de prórroga de otros cinco, hasta el año 2032.
En este caso la adjudicataria fue Madrid Artes Digitales, que por 38.000 euros de compensación económica para el Ayuntamiento por el uso de la nave se llevó un negocio que el consistorio estimó en 24,9 millones de euros durante el proceso de licitación.
Este periódico se ha puesto en contacto con la institución educativa para preguntar por los motivos por los que ha pedido la nave de Matadero, pero el IED prefiere no hacer comentarios al respecto. Si se completa la cesión, abandonará su sede del Palacio de Altamira, que ocupa desde el año 2004 gracias a un convenio con el Ayuntamiento de Madrid, que permitió a la entidad privada abrir su escuela de diseño, con unas obras autorizadas el año 2005. El IED también ocupó después temporalmente el edificio del antiguo Diario Madrid, en la calle Larra (Malasaña) aunque dejó estas instalaciones durante la pandemia.
El Palacio de Altamira data de finales del siglo XVIII, de la que data la fachada neoclásica de la calle Flor Alta. Pero no se completó hasta un siglo después, con un proyecto del arquitecto Mariano Belmás. Destinado a oficinas durante el siglo XX, en el año 2006 se concluyó una rehabilitación dirigida por Gabriel Allende que sirvió para alojar al IED.
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