Ruta transfeminista para visibilizar a las lesbianas y ‘bollerizar’ Chueca
Ayer por la noche la Plataforma Encuentros Bolleros/Bloque Bollero convocaban una quedada en la Plaza de Pedro Zerolo para animar a las bolleras disidentes, las que se salen de los cánones establecidos, a recorrer las calles de Chueca y ‘bollerizar’ el barrio mostrando toda su pluma sin ningún tipo de tapujos.
Muy puntuales a la cita, a las 22 horas daba comienzo esta particular ruta por las calles de Chueca, con paradas en puntos emblemáticos del barrio, tanto desde un punto de vista positivo por su aportación al colectivo como por ser lugares que representan incidentes LGTBfóbicos o son exponentes de la mercantilización del barrio y del movimiento LGTBIQ.
Con un discurso en el que recordaron a bolleras actuales de otros países que se juegan la vida a día de hoy por ser visibles y a las que les precedieron “cuyas existencias han pretendido eliminar y que no conociéramos” arrancaba esta llamada a tomar el espacio público.
“Por ellas, que tuvieron que esconderse para no ser repudiadas, encarceladas o ingresadas en centros psiquiátricos también tomamos las calles”, explicaron. Una marcha que es toda una declaración de intenciones. “Seguiremos retando a un sistema que nos quiere sumisas y obedientes, rebelándonos contra sus violencias con la visibilidad como arma”, advirtieron.
Con la clara voluntad de no ocultar su condición de bolleras y de hacerse visibles “en todos los espacios de nuestras vidas”, manifestaron estar dispuestas “a molestar, a transgredir, a estar allí donde no nos quieren. ¡Venimos a sacar nuestras plumas y tomar las calles!”.
Vestidas con tacones, medias de rejilla, pajaritas, corbata, tirantes y todo tipo de accesorios que no son bien vistos por la hetenorma reivindicaron su realidad como butch, marimachos, femmes, putones y chonis para denunciar que han sido expulsadas por las “dinámicas del capitalismo rosa y del pinkwashing” que, bajo la apariencia de lo gay friendly, “encubre prácticas discriminatorias con las poblaciones más vulnerables”.
Por eso no es de extrañar que una de las primeras paradas del recorrido fuera el Hotel Óscar Room Mate, al que consideran “uno de los símbolos más visibles del capitalismo rosa”, que forma parte “del engranaje del circuito de ocio y de odio, inaccesible para los bolsillos de tantas bolleras”.
“Este establecimiento convierte a la comunidad gay en un nicho de mercado al mismo tiempo que veta la entrada a compañeras transgénero”, señalaron. También rechazaron ese modelo de ciudad que no admite a todas, porque en Chueca “ni los alquileres ni la marcha son para nosotras”, lamentan.
Al grito de “somos las bolleras a las que no quieren en Chueca, las que desecha el capitalismo”, cargaron contra los modelos que fomentan la plumofobia, las políticas neoliberales, la gentrificación, la especulación, el racismo institucional y los contratos precarios.
También denunciaron la escasa oferta laboral para lesbianas, que están obligadas a realizar trabajo feminizado y bollerizado, por el machismo y la plumofobia que aún reina en el mercado laboral y en el entorno empresarial.
En su parada en el número 5 de la calle Barberi recordaron cómo en ese edificio abandonado surgió el Centro Social Okupado Transfemnista 'La Pluma', que iba a ser el núcleo de la resistencia dentro de Chueca, pero que tuvo una efímera vida.
Tras a penas unos días de existencia, por orden de sus propietarios, fue desalojado con violencia por una empresa de desokupaciones con barras de hierro en la mano y al grito de “maricones de mierda, os vamos a matar a palos”. Como colofón, cañonazos de confeti para reivindicar que el espíritu de La Pluma sigue más vivo que nunca.
De ahí la marcha fue hasta el Smoke, histórico bar para las bolleras, que tras 23 años de actividad en el corazón de Chueca en unas semanas cerrará para siempre sus puertas.
Como homenaje a este espacio bollero, se proyectaron imágenes de la memoria colectiva lésbica, como algunas fotografías de las primeras manifestaciones del Orgullo.
El Mercado de San Antón fue el siguiente destino de la marcha, un espacio que opinan ha expulsado al pequeño comercio y que 'elitiza el barrio usando la bandera del arcoíris cuando les conviene', para dirigirse luego al Fulanita de Tal, en la calle Regueros, y proyectar en la acera de enfrente imágenes de lesbianas de cuerpos diversos para cuestionar la plumofobia y defender todas las identidades bolleras.
Para poner el punto y final se dirigieron a la Plaza de Chueca, donde se habló de la falta de lesbianas como referentes culturales y de las representaciones lésbicas. Tras la lectura del manifiesto tuvo lugar una pasarela bollera
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