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La Escuela de Cine de Madrid también enseña en los institutos: “Mola porque en clase no hablamos de lo que vemos”

Rodaje durante uno de los Campamentos Urbanos de Cine en verano, organizados por la Escuela de cine y del audiovisual de Madrid.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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Es un lunes muy lunes en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM). El recinto se encuentra en plena Ciudad de la Imagen, área perteneciente al municipio de Pozuelo de Alarcón caracterizada por la presencia de numerosas empresas e instituciones del audiovisual, desde Telemadrid hasta el Centro de Conservación y Restauración de Filmoteca Española. Una zona algo despersonalizada, como si las imágenes con las que nos relacionamos cada día viniesen de un lugar apartado y artificial.

De repente, algo extraordinario rompe esa letanía. No es un rodaje ni la presencia de algún director reconocido, a fin de cuentas eso aquí es la norma. Se trata de un amplio grupo de estudiantes adolescentes. Tienen en torno a 16 años y proceden de tres institutos de Madrid. Acuden como parte del programa de la Comunidad de Madrid 4ºESO+Empresa, a través del cual el alumnado de este nivel formativo asiste de 3 a 5 días lectivos consecutivos a las instalaciones de una empresa, organismo o institución para observar cómo se desarrolla su actividad y colaborar en sus tareas o funciones básicas. La participación de ECAM en esta iniciativa es uno de los proyectos de cabecera de su área de Alfabetización Audiovisual, coordinada por Mireya Martínez.

A lo largo de la mañana, el grupo recorrerá las instalaciones preguntando a docentes, trabajadores y estudiantes a qué dedican su tiempo, por qué es importante la estancia en la que se encuentran, el mejor y peor momento que han vivido recientemente en la Escuela o incluso si tienen algún superpoder. Una manera de convertir su papel en el programa en algo proactivo, después de una primera toma de contacto con Guille y Margo, dos diplomados de la Escuela con los que han compartido su visión del cine en particular y del audiovisual en general. “Pensaba que iban a sacar más a streamers y tal, pero nos han hablado solo de pelis y series”, apunta Margo.

“Nos ha sorprendido que ven mucho cine, aunque eso sí casi todo en casa y en plataformas, no van a las salas”, cuenta Guille, visiblemente afectado porque “han dicho que Matrix [1999] es una película antigua”. “Han hablado de High School Musical, de Spider-Man, de Batman y de cine sueco”, completa Margo. Mireya y Claudia Gracia, trabajadora también del departamento de Alfabetización Audiovisual, se congratulan del eclecticismo. Claudia, eso sí, pide que sean “un poquito más punkis” y desborden los límites del propio cine al concebir todo lo que engloba el lenguaje audiovisual.

La próxima misión del alumnado de los institutos será seleccionar una pieza audiovisual con la que se identifiquen, una imagen generada por IA y un audio de WhatsApp que quieran y puedan compartir. Con todo ello confeccionarán una especie de selección conjunta que les represente, es decir, serán también programadores cinematográficos. “Otros años intentamos funcionar tipo prácticas, más enfocados al material de rodaje. Pero al final muchos chicos ni siquiera quieren dedicarse a esto, simplemente se apuntan porque es uno de los lugares más curiosos de entre los que pueden elegir. Por eso este año hemos apostado por un enfoque en el que trabajen más desde tomar la iniciativa y expresarse”, explica Mireya Martínez en conversación con Somos Madrid.

Enseñar cine y enseñar con el cine

Mientras los chicos y chicas se vuelven periodistas cinematográficos por un día, Mireya y Claudia desgranan el resto de proyectos de Alfabetización Audiovisual. El último en llegar ha sido Órbita Cine, que lleva la formación al otro lado de las aulas de instituto: a los propios docentes y la metodología que emplean. Consiste en el uso de proyectos cinematográficos como herramienta de enseñanza en diferentes asignaturas para potenciar la creatividad y el aprendizaje en centros escolares. Después de un programa piloto en el IES Gerardo Diego de Pozuelo, han dado el salto a diez centros públicos de toda la Comunidad de Madrid y desde abril cualquier instituto regional que lo desee puede presentar su solicitud para participar.

“Nos dimos cuenta de que muchos profesores siempre quieren más, pero nosotras llegamos hasta donde llegamos. Había que ir hacia algo más estructural, y para ello nos pareció interesante enfocar esfuerzos a los propios procesos de la docencia más que solo a sus contenidos. A fin de cuentas si estas cosas salen es porque hay profes de los institutos que ponen empeño en ello”, señala Mireya.

El plan se articula a lo largo de todo el curso. El primer trimestre ponen una serie de herramientas online al alcance de los profesores para que conozcan los objetivos y la metodología a emplear. El segundo celebran talleres presenciales con docentes en los que discuten la aplicación y evaluación de dicha metodología, además de empezar a plantear los proyectos en clase. En el último, el profesorado aplica los conceptos trabajados a su asignatura desde una gran libertad de formatos.

“No tiene que ser un corto, puede tratarse de una carta documental, la escritura de un guion, una animación o un visionado crítico”, aclara Mireya. Considera que es un programa “muy maleable”, aunque el nexo común es que se lleva a cabo con la colaboración de al menos dos profesores de asignaturas distintas, que deben enfocar el resultado a la respuesta de una pregunta común. “El audiovisual permite mezclar saberes y trabajar desde la transversalidad de materias”, defiende.

Muchas veces llegas a un aula con roles ultradefinidos, en la que los 'malotes' están siempre atrás. Al trabajar desde otros sitios, no por lo que se plantea sino porque la forma de ejecución es muy diferente, todo eso puede saltar por los aires

Mireya Martínez Responsable de Alfabetización Audiovisual de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM)

También sirve para romper roles que parecen inamovibles: “Con estos programas nos hemos dado cuenta de que muchas veces llegas a un aula con roles ultradefinidos, en la que los malotes están siempre sentados atrás. Al trabajar desde otros sitios, no por lo que se plantea sino porque la forma de ejecución es otra muy diferente, todo eso puede saltar por los aires. El chico del fondo puede ser un montador impresionante o una persona supercreativa, y al ver que se le da bien se motiva todavía más y ese ímpetu va más allá incluso de una iniciativa concreta”, expone la responsable de Alfabetización Audiovisual.

“El teatro, la música o las artes plásticas entran en la educación secundaria, pero ellos que son puro audiovisual no tienen nada al respecto. Con estas iniciativas no pretendemos que se matriculen en ECAM dentro de unos años, ni siquiera que sean cineastas, simplemente queremos ayudar a que comprendan su propio lenguaje y sean críticos con las narrativas a su alrededor”, argumenta.

Pese a ello, otras de sus iniciativas de colaboración con la administración sí están más dirigidas a una obra audiovisual final. Es el caso del Concurso de cortometrajes en lengua extranjera, en el que colaboran desde hace ocho años. En este certamen han llegado a participar más de 90 centros en una misma edición, aunque ahora lo han reducido a medio centenar. ECAM no se encarga de la convocatoria, gestionada directamente por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, sino que forman al alumnado a través de talleres online.

Miguel Guindos, alumni ECAM al igual que Guillermo y Margo, se encarga de impartir estas sesiones junto al cineasta Jorge Cantos. En sus clases busca la interacción y participación del estudiantado con ejemplos tan dispares como Barbie, de Greta Gerwig o Quién lo impide, de Jonás Trueba. “Nos centramos en que den forma a sus ideas. Huimos mucho de la técnica, que es lo que de entrada nos piden muchos profes. Al final son nativos digitales y tienen muchas herramientas a su alcance que ya saben manejar”, matiza Mireya.

Nos centramos en que den forma a sus ideas. Huimos mucho de la técnica, que es lo que de entrada nos piden muchos profes. Al final son nativos digitales y tienen muchas herramientas a su alcance que ya saben manejar

Mireya Martínez Responsable del departamento de Alfabetización Audiovisual de ECAM

A ello le sucede un seguimiento de los cortos e incluso una gala de premios. Hay un premio a la distribución y diez plazas en el Campamento urbano de ECAM, otra de las joyas de la corona de su área de Alfabetización Audiovisual. Un campamento de verano cinéfilo que se desarrolla cada año del 24 de junio al 26 de julio en la propia Escuela, con un itinerario específico para niños de 5 a 7 y años y otros tres que se reparten de los 8 a los 17.

Aunque esta iniciativa es plenamente privada y previo pago, también es la que permite “un trato más individualizado”. Además, “ya hay muchos perfiles de chavalas y chavales que sí participan por su interés en dedicarse al cine, especialmente en los niveles superiores”. El objetivo final es también un cortometraje, aunque solo el grupo de mayor edad asume la posproducción de las piezas. Suelen contar con hasta 200 alumnos y alumnas cada verano. Hay quien acude solo una semana y quienes pasan todo el verano. También quien repite año a año e incluso estudiantes que proceden del resto de programas de Alfabetización.

“Nos reclaman mucho seguir con la dinámica todo el año, así que estamos trabajando en el lanzamiento de una extraescolar para grupos pequeños el resto del curso: Cine Craft”. Funcionará con grupos pequeños, de no más de 20 alumnos, que asistirán a la Escuela una vez por semana. De nuevo se articulará trimestralmente, con una primera etapa centrada en el comisariado y programación de cine más que en la propia creación.

Criterio propio frente a unas imágenes omnipresentes

Para Claudia, el conjunto de iniciativas de Alfabetización son “como las islas de un archipiélago”. “La educación a través del cine es una herramienta fortísima porque el cine trabaja con emociones y las emociones son el principio del cambio”, setencia. Opina que “en una época de gran sobreestimulación de imágenes, es más importante que nunca formar un criterio propio para que no derive en cero capacidad crítica, que a su vez nos hace sucumbir a la mentira de muchas de esas imágenes”.

Nada ilustra mejor este espíritu que comprobar cómo la conversación es interrumpida por el cuestionario de un grupo de 4ºESO+Empresa, inmersos en plena tarea investigativa. Cuando preguntan a Mireya y Claudia por sus labores en ECAM, ellas responden que trabajan “con colegios e institutos para transmitir el lenguaje y la narrativa con la que pasáis cada día”.

En una época de gran sobreestimulación de imágenes, es más importante que nunca formar un criterio propio para que no derive en cero capacidad crítica, que a su vez nos hace sucumbir a la mentira de muchas de esas imágenes

Claudia Gracia Asistente del departamento de Alfabetización Audiovisual de ECAM

Consultan a los chicos si efectivamente echan de menos esa faceta en su educación, más allá de que a veces algún profe les ponga una peli. La respuesta es un “sí” tan rotundo como su reivindicación del enfoque que han descubierto en este lunes que parecía uno más. “Está genial”, dice uno de los estudiantes. “Mola porque en clase no hablamos de lo que vemos”, añade su compañero. “¿Cuándo tenéis jornada de puertas abiertas?”, pregunta otra alumna a Claudia.

Mireya lamenta que “no existe la voz de los adolescentes”, y que desde el departamento de Alfabetización también se esfuerzan no solo en darles un altavoz, sino una vía para que aprendan a expresarla por sí mismos y por sí mismas. Por eso este artículo termina con las impresiones de Laura, Sophia, Paula, Aitana, Alegra y Noeli. Seis alumnas de 4º ESO procedentes de varios centros que han disfrutado mucho con el primer día de la iniciativa, pese a que eso de que llevase “Empresa” en el título no les convencía mucho.

Critican que la inclinación artística en la formación siga considerándose más proclive al fracaso, cuando desde su punto de vista espacios como este son un ejemplo de todo lo contrario. “Además, en el instituto casi siempre te dicen que lo audiovisual es malo, aunque lo utilizas todos los días. Pero al final depende del uso que tú le des, y también puede ser un trabajo”, subraya Laura. Para Paula “faltan asignaturas más útiles que te puedan ayudar a encontrar algo que te guste”. En todas ellas se percibe esa misma emoción que Claudia describía como motor de cambio.

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