Guerra contra los orines: los vecinos fotografían a los que mean en su puerta
A escasos 20 metros del quiosco de prensa de la plaza del Dos de Mayo hay instalado un váter público. Sin embargo, la vegetación situada en la trasera del citado espacio se ha convertido en lugar habitual donde los visitantes de este céntrico espacio hacen sus necesidades menores y mayores. No es el único WC improvisado ni de la zona ni de Malasaña. El barrio entero es un gran urinario (ver MAPA colaborativo) donde se alivian con total impunidad muchos de quienes lo visitan.
El problema no es exclusivo de las horas nocturnas y, aunque tampoco es nuevo (ninguna administración lo ha sabido resolver hasta ahora), cada vez son más los vecinos que reclaman, hartos, más civismo y, al mismo tiempo, mano dura por parte de las autoridades municipales: multas y menos permisividad.
Algunos vecinos han pasado a la acción y además de exigir soluciones han realizado distintos llamamientos, a través de las redes sociales, para que se grabe a las personas que ensucian el barrio y, posteriormente, se difundan esas imágenes de los infractores en internet. Cuentas en la red social instagram como las de @guarrasana o @lo_que_irene_ve ya se dedican, entre otras cosas, a la caza de meones.
Poner coto a las meadas en la vía pública es también una de las reivindicaciones sobre las que trabajará el incipiente grupo de vecinos que ha acaba de lanzar la campaña #SOSMalasaña con el objetivo de abordar soluciones para la multitud de problemas, de distinta índole, que afectan a Malasaña. De momento, son más de un centenar de personas los que se han reunido en torno a él.
El cabreo de los vecinos con la sensación general de creciente degradación que presenta el barrio se deja sentir también en el mayor número de quejas que están llegando últimamente a Somos Malasaña.
WC químicos pedidos por los vecinos
La petición de poner baños en las calles de Malasaña la hicieron los vecinos a sugerencia de la Junta de Centro, hace ahora más de dos años. En principio se trataba de un proyecto piloto con WC químicos para intentar mitigar las meadas en la calle, uno de los problemas del barrio desde hace décadas, que ninguna administración precedente ha logrado eliminar.
La idea del Ayuntamiento era instalar baños con muy bajo presupuesto para comprobar su funcionamiento. Tardaron en llegar porque fueron instalados en el año 2017, pero el resultado de su uso sorprendió incluso a los responsables municipales: cada baño portátil recibió más de mil micciones semanales.
El elevado uso de estos WC químicos motivó que la experiencia se haya repetido este año, con algún problema de ubicación como el que se colocó pegado a la entrada del colegio Pi i Margall. Mientras, la Junta de Centro busca un modelo de baño público que se adapte mejor al distrito y a las zonas con uso más intensivo.
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