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Las terrazas ilegales campan a sus anchas en Malasaña

Diego Casado

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Todos los años sucede de la misma forma: con el calor, florecen las terrazas en las aceras y plazas de Malasaña. Pero este verano hay una novedad. Por primera vez está vigente una normativa aprobada el pasado julio que resulta mucho más permisiva con este tipo de estructuras.

A cambio de numerosas concesiones por parte del Ayuntamiento a las sillas y las mesas de locales privados en el espacio público, la ordenanza de terrazas establecía también unas normas muy claras, puntos que un recorrido minucioso por parte de este diario por diferentes zonas de Malasaña desvela que se incumplen de forma generalizada.

El aspecto que más se suelen saltar a la torera los responsables de estas terrazas es el espacio de acera que ocupan. La normativa en este sentido es clara: deben dejar 2,50 metros de ancho para que pase el peatón y nunca pueden cubrir más del 50% del espacio existente. Además, en las aceras de ancho inferior a 5 metros no se podrán colocar sillas ni mesas. Este punto es incumplido todos los días por las terrazas de la calle Fuencarral, en el tramo entre Tribunal y Bilbao, o por las ubicadas en las estrechas aceras de Pozas, por ejemplo. También en la calle Ruíz, donde la apertura de un nuevo establecimiento junto a la plaza del Dos de Mayo ha dejado un espacio mínimo de paso. En la calle Cristo, cerca del Conde Duque, los bares también toman más espacio del que deberían de la acera.

Otra de las prácticas más habituales de las terrazas pirata es colocarlas sin tener todavía permiso alguno para su instalación: el caso más flagrante era denunciado en este periódico hace unos días, cuando un nuevo local, ubicado además en un alquiler municipal y junto a la comisaría de policía, ocupaba de modo abusivo la plaza Luna sin la autorización pertinente y con una denuncia vecinal de por medio. Su caso no es el único: otros comercios recién abiertos como el de la plazuela de Antonio Vega se han hecho con el espacio sin pedir permiso y son contadísimos los casos en los que el Ayuntamiento requisa estas instalaciones ilegales, como sí ocurrió hace unas semanas en el cruce de la calle Pez con Pozas.

El tercer incumplimiento más común es el de no colocar la autorización municipal de la terraza. Según la normativa, esta debe estar siempre “en el establecimiento principal, de forma visible desde el exterior, junto con el plano de detalle”. ¿Algún vecino de Malasaña ha visto alguna vez estos planos?

Un sistema que no funciona

A finales del año pasado y para contrarrestar la polémica por la normativa y la proliferación de terrazas, funcionarios municipales pintaron las aceras del centro con marcas que señalaban el espacio habilitado por el Ayuntamiento para cada terraza.

En una entrevista con este periódico, el concejal de Centro, David Erguido, explicaba la medida: “Estamos comprobando cómo una terraza que tiene cuatro, seis u ocho mesas cuando llega el fin de semana pasa a tener 18 o 20 mesas. Eso es una cuestión grave que pretendemos atajar. Es muy difícil justificar ante los vecinos cuando da problemas una terraza el porqué se ha concedido”, indicaba Erguido, quien creía entonces que pintando las esquinas de hasta dónde podían llegar las terrazas autorizadas se iba a contar con un “chivato permanente” en la calle de cara al vecino, al propio hostelero y a los policías.

Siete meses después de su instalación, la mayoría de estas marcas se han borrado. Y los lugares que aún las tienen las sobrepasan ampliamente por la sensación de impunidad ante los que incumplen la normativa que flota en el ambiente. El sistema no funciona y desde el Ayuntamiento no se aportan nuevas soluciones.

Mientras tanto, los vecinos tendrán que soportar, otro verano más, terrazas ilegales que ocupan por ejemplo la plaza de San Ildefonso, o que no les dejan transitar de una calle a otra como en el cruce de Divino Pastor con Fuencarral... los ejemplos son tantos que sería más fácil contar los comercios que sí cumplen escrupulosamente la ordenanza municipal. La gestión de este problema que haga el Consistorio este verano será a buen seguro tenida en cuenta por los vecinos de la zona a la hora de votar en las próximas elecciones municipales de mayo del año que viene, justo antes del verano y en plena época -otra vez más- de florecimiento de terrazas ilegales en medio de Malasaña.

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