Ratas en San Bernardo 48
A las 20:30 horas de ayer tarde, tres ratas campaban a sus anchas junto a un agujero abierto en el muro de ladrillo que tapia el número 48 de la calle de San Bernardo. Tranquilas, como quien toma el fresco en la puerta de su hogar, atraían las miradas de los sorprendidos viandantes.
El edificio que hoy constituye la morada de estos roedores fue una corrala del siglo XVIII, antigua sede de la librería Fuentetaja y con protección parcial por su valor histórico-artístico. En 2012 el Ayuntamiento tuvo que actuar de urgencia para apuntalar su estructura ante el inminente peligro de derrumbe del mismo y se hizo cargo de él en ejecución subsidiaria. Hoy en día, una maraña burocrática mantiene en pie el inmueble, condenado tarde o temprano a ser demolido. Mientras tanto, constituye todo un problema de seguridad y, visto lo visto, de salubridad para la zona.
En un lateral del cadavérico edificio, un bonito trampantojo de Alberto Pirrongelli atestigua que hubo tiempos mucho mejores para el nido de ratas que es hoy el número 48 de la calle San Bernardo. La propiedad del inmueble, el ex dueño de Fuentetaja, Jesús Ayuso, y sus socios, trataron de convertirlo en su día en Centro Cultural, según publicaba hace un par de años el diario El País. No lo consiguieron y después de trasladar la librería, hoy ya cerrada, a una nueva ubicación -el número 33 de la misma calle- dejaron que el edificio se deteriora velozmente, desentendiéndose por completo de su mantenimiento.
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