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Pavor en el corazón de Madrid ante la irrupción de la avalancha hooligan: “Acaban reventándolo todo”

Botellón de hooligans británicos en la Plaza Mayor

Diego Casado

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Este lunes empieza la invasión británica de Madrid. Miles de aficionados ingleses pasarán por Barajas para asistir a los cuartos de final de la Champions League, en dos jornadas de enfrentamientos contra equipos madrileños. El azar ha deparado lo que puede ser un cóctel explosivo en las calles de la capital, con la coincidencia de las Easter Holidalys en Reino Unido y el desembarco de unos 4.000 seguidores con entrada, según cifras facilitadas por las autoridades ante la llegada de los clubes Chelsea y Manchester City, rivales del Real Madrid y Atlético, respectivamente.

Los precedentes no son buenos. La última visita de hinchas británicos a Madrid tuvo lugar el pasado mes de febrero. Entonces, los hooligans del Manchester United, que se enfrentaba contra el Atlético de Madrid en el Metropolitano, protagonizaron numerosos disturbios en el centro de la ciudad antes del partido. La lista incluyó lanzamiento de objetos y mobiliario urbano, destrozos variados o un botellón masivo en el corazón de la capital, algo que también ocurrió en otoño durante la visita del Liverpool.

“Si el botellón está prohibido en toda la ciudad, ¿por qué aquí está protegido?” se pregunta Ricardo Bustos, presidente de la Asociación de Vecinos de la Plaza Mayor. Se refiere a la impunidad con la que durante los días de partido los aficionados acuden al centro de Madrid para beber en la calle durante todo el día, surtidos de decenas de lateros trasladados a este entorno para una jornada de muchas ventas de cerveza a un euro.

El infierno futbolístico para los vecinos del centro suele comenzar el día anterior al partido, con la llegada de los primeros aficionados, el alcohol y los cánticos hasta altas horas de la madrugada. “Por la tarde-noche arrancan a beber y empiezan los desórdenes de la plaza”, relata Ricardo Bustos. La situación se multiplica la jornada del partido, desde primera hora de la mañana y hasta la hora del encuentro. “Y el día después también ha gente que se queda”, añade explicando que el sufrimiento vecinal dura hasta tres días por partido. Cuatro en el caso de esta semana en la que se juntan dos enfrentamientos seguidos.

El listado de desmanes de las aficiones ebrias es extenso: desde arrojar el mobiliario de las terrazas contra cualquier instalación hasta el acoso a las mujeres que pasan por la Plaza Mayor, pasando por la rotura de bienes. “La última es que juegan a tirar la pelota a los balcones y después se suben a cogerla”, relata Bustos mientras muestras las imágenes de esta práctica, que sufrieron los vecinos hace solo unas semanas.

“Si tú te bañas en las fuentes llega la Policía y te hincha a palos, pero si lo hacen los hooligans tienen barra libre, son inviolables”, se queja David, otro vecino de la calle Gerona, una de las entradas a la Plaza Mayor. “Es algo consentido y financiado”, añade mientras explica que los encargados de los restaurantes “meten prisa a los camareros para que siga el consumo”, incluso cuando se los encuentran encendiendo bengalas a medianoche subidos encima de las mesas.

La situación vivida en febrero fue tal que, después de los incidentes, los vecinos de la zona pidieron auxilio a la Policía Nacional. La solicitud se produjo durante la reunión de la Delegada del Gobierno con diferentes asociaciones del distrito Centro, que tuvo lugar hace tres semanas. Allí, el el nuevo jefe superior de Policía Nacional en Madrid, Manuel Soto, se comprometió personalmente a poner los medios para que los incidentes no se volvieran a repetir.

Los vecinos se muestran cautos ante este anuncio, porque piensan que en esta situación sigue mandando el dinero por encima de todo: “Es un negocio horroroso, pero es un negocio y viene desde hace décadas”, dicen aludiendo a los muchos euros que se dejan los aficionados en la hostelería madrileña.

Además de las quejas al Gobierno, los vecinos de Plaza Mayor enviaron hace un mes al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, una carta en la que le detallaban algunas de las molestias que causan los hooligans y se preguntaban: “¿Dónde piensan que van a parar todos esos selfis que darán vuelta por el mundo con las imágenes decadentes del emblemático e histórico enclave de la capital. ¿Es esto lo que se promociona desde Madrid? ¿Queremos más de lo mismo eternamente arruinado el paisaje?”, explicaba la misiva a la que ha tenido acceso este periódico. “¡Los vecinos y la gran mayoría de madrileños decimos NO y solicitamos se busque e intente una salida a este despropósito repetitivo, así no se puede seguir!”, concluían.

Este tipo de turismo mueve dinero, pero vienen a hacer el salvaje y a demostrar que han tomado una ciudad

David, el vecino de la calle Gerona, opina lo mismo: “El turismo de hooligans mueve dinero, pero qué tipo de visitantes son estos. Está claro que no acuden a disfrutar con el barroco civil de la capital. Vienen a hacer el salvaje y a demostrar que han tomado una ciudad”.

Partidos de alto riesgo

Volviendo a lo que llega esta semana, el primero de los encuentros será el martes con el Real Madrid-Chelsea y el segundo el miércoles, con la llegada del Atlético-City. Ambos partidos han sido declarados de alto riesgo por la Comisión Antiviolencia, el nivel máximo de alerta previsto para este tipo de partidos.

El dispositivo policial para ambos partidos se confirmó en sendas reuniones de Ayuntamiento con Delegación del Gobierno y Jefatura Superior de Policía de Madrid, que tuvieron lugar el pasado jueves y viernes. A preguntas de este medio, las instituciones no ofrecen apenas detalles del dispositivo policial y la delegada de Seguridad municipal, Inmaculada Sanz, se limitó a anunciar que el despliegue se iba a sumar al ya habitual en el entorno de Plaza Mayor y la Puerta del Sol con motivo de las procesiones de Semana Santa que recorren el centro de Madrid estos días.

Por parte de Delegación del Gobierno, solo se ha explicado que habrá un seguimiento policial de las aficiones y presencia policial constante, además de acompañamiento de los seguidores extranjeros hasta el estadio. Fuentes consultadas por este medio se muestran moderadamente optimistas ante la llegada de los hooligans, ya que consideran un buen precedente que en los partidos de ida no se produjeran enfrentamientos entre aficiones.

En cuanto al dispositivo policial previsto para el partido Real Madrid - Chelsea en los alrededores del estadio Santiago Bernabéu, habrá un operativo compuesto por 1.500 personas, la mayoría (1.011) vigilantes del club merengue, informa la Delegación del Gobierno. También estarán presentes 300 agentes de la Policía Nacional, además de 70 agentes de la Policía Municipal de Madrid, 30 componentes del SAMUR-Protección Civil, 3 del Cuerpo de Bomberos y 64 miembros de Cruz Roja.

Vecinos piden levantar las terrazas

Los vecinos de la Plaza Mayor reclaman medidas más contundentes esta vez por parte de las instituciones que en las ocasiones anteriores. Al Ayuntamiento de Madrid le piden que retire las terrazas de este entorno histórico durante los días de los partidos o que, al menos, reduzca su horario para evitar las imágenes que se observaron en febrero, durante la última invasión hooligan: entonces volaron sillas y mesas por las calles de Madrid, después de que los establecimientos de la plaza estuvieran durante horas sirviendo alcohol a los aficionados británicos.

“Si les sirven cerveza desde las diez de la mañana hasta las doce de la noche, muchos acaban reventándolo todo”, lamentan fuentes vecinales, que incluso plantean una especie de Ley Seca, sin venta de alcohol, durante esta jornada en determinados entornos de la ciudad. También piden que se fijen lo que hacen otras ciudades como París, donde los veladores del centro dejan de funcionar ante la llegada de los hooligans.

El Ayuntamiento de Madrid tiene la facultad legal de levantar las terrazas de cualquier zona de la ciudad cuando considere necesario sin tener que indemnizar a los propietarios de la licencia. Es un mecanismo que se utiliza en fiestas de barrios y distritos, cuando se montan actuaciones en determinadas plazas de la ciudad, pero que también se puede emplear en eventos como el de esta semana.

Los vecinos también piden que para partidos de este tipo se monten zonas para fans alejadas de las viviendas, como ha sucedido en algunas finales de Copa del Rey con sede en Madrid. Para estos eventos, se habilitaron recintos controlados en áreas como Matadero o Príncipe Pío, donde las aficiones se juntaban a cantar, comer y beber, frente a pantallas gigantes, sin provocar las molestias de hacer lo mismo en pleno centro de la ciudad.

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