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Prueba del Ford Puma ST: con el sabor del wasabi

Ford Puma ST.

Pedro Urteaga

Siempre es buena noticia para un fabricante de coches disponer en su catálogo de un modelo que carece de competidores claros. A Ford le pasa con el Puma ST que acaba de pasar por nuestras manos, un pequeño SUV de evidente enfoque deportivo y divertido como no hay otro en el mercado y que está a la venta por unos 31.200 euros. Vestido con el color Verde Mean de las fotografías, exclusivo del ST, este Puma evoca el picante de una de las especias más populares de la cocina japonesa, el wasabi.

Equipado con un motor tricilíndrico de 1,5 litros y 200 caballos, estamos ante uno de esos vehículos que, de no ser por elementos como los asientos Recaro que pueden acabar siendo molestos en el uso cotidiano, sirven tanto para esta utilización diaria, dado su comedido consumo en condiciones normales de conducción, como para pasar un buen rato en tramos de curvas y llevarlo a un circuito llegado el caso, pues tiene un programa específico para ello en el que el control de tracción se desconecta y el de estabilidad es más permisivo.

Además de sorprendente por su rendimiento, el motor de tres cilindros del Puma destaca justamente por pasar inadvertido, en lo que se refiere a las vibraciones y el ruido característico que suele caracterizar a este tipo de propulsores. Solo al activar el modo Eco con el fin de primar la eficiencia se adivina lejanamente su naturaleza, eclipsada en el resto de los programas disponibles: Normal, perfecto para el día a día, Deportivo, para disfrutar por ejemplo en una carretera de montaña, y el mencionado Circuito, donde el mejor aliado son los neumáticos Michelin Sport 4S que monta esta versión.

Con medidas 225/45 sobre llanta de 19 pulgadas, estos presentan el inconveniente -para el uso ordinario- de leer con demasiada precisión las irregularidades del firme y casi dejarse guiar por ellas, razón por la que uno tiene la sensación de llevar conectado el sistema de mantenimiento en el carril sin que sea el caso ni estemos en realidad saliéndonos de él.

Como no puede ser de otra manera, el Puma ST cuenta con una dirección sumamente rápida, lo que significa que un movimiento muy reducido del volante permite un brusco cambio de dirección, y una suspensión dura, un tanto incómoda en la conducción cotidiana pero responsable -en conjunción con aquella- de que el coche apoye en las curvas de forma instantánea.

La capacidad de tracción es sobresaliente, especialmente si se monta el diferencial autoblocante que forma parte del paquete Performance (1143 €), que incluye la función de salida rápida conocida como Launch Control.

Como en todo deportivo que se precie -y este Puma, a nuestro juicio, lo es, a diferencia de tantos modelos que se limitan a lucir adornos de esta índole-, hay aquí un sonido de escape grave y excitante que hace las delicias de los amantes de esta clase de coches. En función del modo de conducción elegido (el volante dispone de los mandos correspondientes), una válvula instalada en el escape se abre o cierra para dejar pasar un mayor o menor flujo de gases y así modificar la intensidad del ruido. Además, en el modo Circuito se activa un dispositivo que emite un sonido electrónico por los altavoces para acentuar la sensación de estar conduciendo un vehículo potente.

Un rendimiento brillante

Los 200 CV del ST dan para acelerar de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos y -más importante- para pasar de 80 a 100 km/h en 4,5, lo que siempre es una garantía de seguridad a la hora de realizar adelantamientos. En una conducción que quepa tildar de normal y con los habituales recorridos congestionados por ciudad, el consumo de gasolina ronda los 7,5 litros cada 100 kilómetros, y los registros suben con toda lógica cuando nos proponemos sacar del motor el mucho jugo disponible.

Uno de los rasgos que distinguen al modelo de Ford de otros más o menos equiparables, como un Volkswagen T-Roc 2.0 TSI de 190 CV o el Hyundai Kona 1.6 TGDi de 198 CV, es el recurso a un cambio de marchas manual, de seis velocidades, en contraste con la transmisión automática de estos. El Puma, además, tiene tracción delantera en lugar de total.

En conjunto, el ST es más ágil y emocionante en curva, acelera mejor y también es más barato, mientras que el Volkswagen y el Hyundai resultan más cómodos para viajar y, si se nos permite la expresión, más burgueses.

Por último, el Puma exhibe los típicos elementos que tanto gustan al perfil de comprador al que va dirigido, como las pinzas de freno rojas o un color tan vistoso como el Verde Mean, wasabi para nosotros. En el interior resaltan los pedales y el pomo de la palanca de cambios metálicos, al igual que los umbrales de las puertas, los diversos detalles rojos y, por supuesto, los asientos firmados por Recaro, ideales para sujetar el cuerpo en las curvas pero algo molestos para entrar y salir en el día a día debido a sus abultados soportes laterales. 

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