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El primer (gran) patinazo

Segunda derrota consecutiva de UCAM Murcia CB en Champions

Pedro Serrano Solana

Ya no somos novatos en esto de disputar competición europea, afortunadamente, y sabemos que además de ilusión, motivación y orgullo, viajar por Europa conlleva algunos riesgos: por ejemplo, el desgaste físico y mental, y la sobreexposición y evaluación constante del estado del equipo, como si nos hiciéramos un análisis de sangre todas las semanas para ver qué tal van esos niveles de colesterol. Hasta ahora el UCAM Murcia se mantenía estable mostrando sus debilidades y desequilibrios, pero al mismo tiempo evolucionando poco a poco y siendo capaz de sacar el máximo provecho de sus fortalezas.

Un dato quizá simplista nos dice que, hasta el partido en Oldenburg, y sumando Liga Endesa y Basketball Champions Leage, las derrotas de Murcia venían produciéndose por una diferencia media de 5’75 puntos (-10 contra Málaga, -6 contra Tenerife, -2 contra Valencia y -5 contra Sassari), mientras que las victorias llegaban con una media de 3’4 puntos a favor (+4 frente a Andorra, +2 frente a Holon, +2 frente a GBC, +6 frente a Krasnoyarsk y +3 frente a Barcelona). Es decir, que en general, los de Ibón Navarro se mantenían hasta el último minuto de partido con opciones de ganar -y de perder-, y por el mismo precio, de inducir a sus aficionados a padecer severas afecciones coronarias. Sin embargo, en Alemania el CB Murcia nos ha regalado por fin un partido tranquilo, aunque no en el sentido que todos esperábamos. Sí, contra Oldenburg sobraron muchos, muchos minutos.

Viendo el partido, más de uno, entre los que me incluyo, se sorprendió al descubrir que había una franquicia de la NBA en Europa: la del Ewe Baskets. Con dos conocidos de la liga española como McConnell y Mahalbasic, y con otros buenos jugadores vestidos de superhéroes como Allen -increíble todo su partido, y en especial su tapón a Kloof y su posterior carrera de costa a costa para acabar el contraataque-, Paulding, Schwethelm o De Zeeuw, el conjunto alemán firmó unos números prácticamente impecables desde la línea de tres puntos. Pero como sucede a veces, a los méritos del equipo ganador debemos añadir los deméritos del rival, hasta hacer de éstos un factor multiplicador.

Entre los deméritos del CB Murcia hay que consignar un nuevo mal arranque -salvo en el partido contra el Barça, los malos inicios del equipo murciano sí que deben ser objeto de análisis y solución-, y una defensa sin la intensidad necesaria, con mala colocación en el campo, confusión y múltiples situaciones de lanzamiento del rival totalmente liberado. El equipo rojiblanco dio alas al amarillo y le permitió abrir la espita de la confianza, llegando tarde a puntear los tiros y saltando en todas las acciones, algo que de vez en cuando -demasiado poco- aprovecharon los alemanes para fintar y penetrar. Otro demérito murciano que ya parecía superado es el de sus pobres porcentajes de acierto desde la línea de tiros libres: en los últimos choques el acierto desde el 4’60 estaba siendo notable; ayer volvió a ser de equipo juvenil.

Por su parte a Oldenburg, con unos porcentajes de acierto triple cada vez mejores, le bastó la presencia interior de Mahalbasic para hacer bascular el juego de cuando en cuando, en ocasiones en las que el pívot pudo rematar sus acciones con canasta, obtener una falta personal o sacar el balón a un compañero exterior para que anotara un nuevo triple. Y cuando el CB Murcia se puso a defender, ya era tarde, y la diferencia no dejó de crecer y crecer con la consiguiente y lógica frustración. Para entonces, a los alemanes ya les entraban los triples de todos los colores y no había nada que hacer.

Miento, siempre hay algo que hacer: por ejemplo, confirmar esa mejoría de Soko que ya intuimos en el Palau, así como el buen momento de Hannah. En un partido en el que Murcia tuvo que prescindir de Rojas -con cuatro dientes rotos- y de Lukovic, Ibón Navarro siguió explorando nuevas opciones de juego, y vimos, por ejemplo, un quinteto formado por dos bases, un escolta y dos cincos, otro con cuatro pequeños y Soko como único interior -aquel ‘small-ball’ que ya probó en Barcelona-, y otro en el que el británico ocupó durante unos instantes su posición natural de alero. Hubo minutos para Olaizola, aunque algo aciagos, y volvimos a ver los chispazos geniales de Oleson, Benite y Urtasun, la tripleta mágica exterior de este equipo. Por último, Faverani contó con más tiempo de juego que en el Palau y dio un nuevo paso hacia su pleno rendimiento, que según parece, todavía tardará un poco en llegar.

Para acabar, en lo que se refiere exclusivamente a la BCL, tenemos que recordar que este Ewe Baskets de ensueño que mojó la oreja al CB Murcia, es el mismo que perdió en su propia cancha contra el Krasnoyarsk (al que el CB Murcia derrotó en Siberia), aunque también fue capaz de ganar a domicilio al Sassari que se llevó la victoria del Palacio la semana pasada. La próxima jornada traerá a Murcia al Karsiyaka de Scott Wood con un balance de 3-1, en un choque muy importante para las opciones del equipo rojiblanco de avanzar de fase en esta competición.

Que después de una victoria histórica, memorable, maravillosa en el Palau Blaugrana, y antes de un partido muy importante contra Obradoiro en la ACB, se haya naufragado de este modo en la BCL, era algo que podía suceder. Hasta incluso diría, seguramente en contra de la opinión del cuerpo técnico, de los jugadores o hasta del propietario, que hay que disculpar y olvidar este varapalo con rapidez, porque el guión de una temporada tan larga se tiene que escribir por fuerza con altibajos. Otra cosa sería que el palizón de Oldenburg prolongara sus efectos negativos en los siguientes choques, algo que nadie espera y que sería muy extraño, dado que la trayectoria del equipo hasta ahora merece todo el crédito. De hecho, si he de apostar, apostaría por una inminente victoria cómoda que ojalá tenga lugar el próximo domingo, por muy difícil que sea. Enfrente estará la historia, el enemigo íntimo llamado Obradoiro, Moncho Fernández y, sobre todo, uno de los nuestros: Nemanja Radovic.

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