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El cierre de negocios a las 18.00 en los municipios de Murcia con más contagios ahoga a los comerciantes: “La gente ya no entra a la tienda”

Carnicería Pepe Sánchez en la localidad de Mula

María José Gonzálvez

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“He tenido que vender mi coche para poder hacer frente a los gastos de mi bar”, cuenta emocionado Javier, dueño de Ideal Gastrobar, un pequeño local en Yecla que se ha tenido que reinventar durante la pandemia de la COVID-19. Él es uno de los tantos comerciantes que se ha visto afectado por las nuevas medidas impuestas a los comercios en la Región.

“Durante el primer mes de confinamiento en marzo de 2020 tuve que mandar a mis 14 trabajadores a un ERTE. Fue duro, pero no tenía otra alternativa”, afirma el hostelero. Cuando se levantaron las restricciones dos meses después, afrontó la nueva etapa con ilusión y como un reto: “El 11 de mayo abrí el bar lloviendo, monté sombrillas y me busqué la vida para servir en la terraza. Hice una estructura nueva del local”. Javier y sus trabajadores, ya reincorporados, comenzaron con el servicio de comidas para recoger y llevar a domicilio y los esfuerzos realizados comenzaron a dar sus frutos.

Las medidas restrictivas implantadas hace dos semanas cayeron como un jarro de agua fría para los comercios de la comunidad. El Gobierno Regional decretó el cierre de los negocios con actividades no esenciales a partir de las 18.00 horas y durante todo el fin de semana en los ocho municipios que presentaban una tasa de incidencia acumulada superior a los 2000 casos. A pesar de que la nivel de contagio regional se ha reducido en un 40 por ciento la última semana, Jaime Pérez –portavoz técnico del comité de seguimiento de la COVID-19 en la Comunidad- anunció el pasado lunes 1 de enero la continuación de la medida en las localidades de Yecla, Moratalla, Albudeite, Mula, Fortuna, Caravaca, Ricote y Jumilla, a pesar del descenso de los casos y la petición de las autoridades de levantar las restricciones.

Javier ha visto como con la llegada de las nuevas limitaciones su afán por aguantar se ha visto, una vez más, interrumpido: “El 21 de enero hice las cuentas y vi que el dinero no daba para llegar a fin de mes. Esta situación me está llevando a un nivel de estrés muy alto. Ya no por la empresa, sino por la repercusión en mis trabajadores y sus familias”. Una vez más, el comerciante se ha visto obligado a introducir cambios en su negocio para afrontar los pagos y ha puesto en marcha un proyecto de fusión de comida murciana y japonesa.

El hostelero se queja de que las ayudas recibidas no son suficientes y no atienden a las necesidades de los pequeños comercios: “Es injusto que nos dejen tirados porque son muchas las familias que comen de estos trabajos”, se lamenta.

Como él, muchos locales y comercios de la Región se han visto en la necesidad de “renovar o morir”, unos con más suerte que otros. Ejemplo de resistencia es también el de Noelia, de 33 años y propietaria de Faura`s Atelier, una pequeña tienda de ropa en el municipio de Mula. 

La propietaria abrió su tienda hace cuatro años y, simultáneamente, creó una página web en la que vende sus productos. La aceptación y el éxito de su comercio hizo que contratara a su madre para las labores de arreglos de las prendas. La llegada de la COVID-19 y sus consecuencias le pilló de pleno. “Me vi en la obligación de despedir a mi madre porque no podía hacer frente a todos los gastos”, afirma. 

“O todos o ninguno”

La gerente, lejos de rendirse, se adaptó a la situación y comenzó a crear contenido en sus redes sociales “para que mis clientas no se olvidaran de mí” hasta que los establecimientos volvieron a abrir sus puertas. “La vuelta fue genial, las ventas crecieron muchísimo, pero estas últimas medidas nos tienen ahogados. No es justo que nos cierren a las seis de la tarde mientras que locales como casas de apuestas siguen abiertos. O todos o ninguno”, exclama la muleña.

Noelia ha calculado que las ventas de su negocio han caído un 80 por ciento desde la aplicación de las restricciones, pero asegura que no va a rendirse: “La gente ya no entra ni a preguntar a la tienda, aunque por el momento no me planteo cerrar; recortaré de donde sea, pero voy a luchar hasta el final”. La gerente es consciente de que muchos negocios se van a ver obligados a cerrar si continúa esta situación: “Los comercios que lleven abiertos poco tiempo y que no tengan un colchón financiero es muy probable que terminen cerrando”.

Algunos municipios afectados por la medida, ante la desesperación de los comerciantes, han comenzado a buscar alternativas para ayudar a estos pequeños negocios. Es el caso de Mula. “Desde la directiva del Ayuntamiento se ha acordado dejar exentos de la tasa de basura y agua a todos los comercios de la localidad para ayudar en la medida de nuestras posibilidades”, asegura la concejala de Comercio, Alicia Zapata. Además, desde la institución se están llevando a cabo cursos presenciales de ‘marketplace’ para que los comercios se reinventen y no vean tan afectados sus ingresos. 

El alcalde de la localidad, Juan Jesús Moreno, ha pedido en un comunicado al Comité de Seguimiento de la COVID que reconsidere las medidas adoptadas para los establecimientos no esenciales: “Creemos que la sostenibilidad económica y la sanitaria pueden ir unidas siempre y cuando se respeten las medidas de prevención, es por este motivo que reiteramos que se reconsidere la decisión y se pueda proceder a la reapertura en horario habitual del comercio en Mula sin tener que esperar a una nueva revisión la próxima semana”. 

Cierre de los comercios el sábado, “un gravísimo problema”

Y es que, tal y como afirma la concejala de Comercio, los comercios del municipio “están ahogados con esta situación”. “Que los comercios cierren un sábado, coincidiendo con el mercado semanal supone un gravísimo problema. Somos una localidad pequeña que necesita los fines de semana para que la actividad económica siga en pie”, asegura.

A esta petición se ha sumado también la alcaldesa de Jumilla, Juana Guardiola, que ha manifestado esta semana su disconformidad con la continuación de las medidas: “Mantener al municipio con estas restricciones extremas es un grave perjuicio para la actividad comercial del municipio”.

La irrupción de la tercera ola de la COVID-19 en la Región, con la subida exponencial de los contagios y con los hospitales al límite fueron los principales motivos para que la ejecutiva regional proclamara hace dos semanas las medidas restrictivas más duras desde el levantamiento del confinamiento de marzo. 

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