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Navarra elegirá el viernes a su tercera presidenta consecutiva de la democracia

María Chivite, acompañada de Ramón Alzórriz, durante su entrevista de hoy con Unai Hualde.

Miguel M. Ariztegi

A María Chivite tan solo le falta que la militancia de EH Bildu en Navarra haga caso a los líderes de la izquierda abertzale y dé luz verde este martes a la abstención en la investidura de la socialista. Aunque la consulta es el funcionamiento habitual de la coalición, los mensajes proabstención de líderes como Arnaldo Otegi, que abogaba por “facilitar sin dar un cheque en blanco” el Gobierno a los socialistas; o el posicionamiento oficial de la Asamblea Territorial de Eusko Alkartasuna, que pese a la “desconsideración permanente” del PSN al negarse a mantener “relaciones oficiales” considera que “la prioridad es poner freno a la derecha”, o la argumentación de la portavoz en el Parlamento, Bakartxo Ruiz, que habla de “razones estratégicas” que podrían colocar a sus siete parlamentarios como “llave para condicionar las políticas del Gobierno”, llevan a pensar que tampoco esta última piedra impedirá que Navarra cuente con un gobierno de progreso.

Si todos cumplen como hasta ahora, la votación saldrá adelante el viernes, 24 horas después de la primera, para la que es necesaria una mayoría absoluta que no existe. Será entonces cuando el PSN hará valer su mayoría relativa de 23 parlamentarios: sus 11, más los 9 de Geroa Bai, los dos de Podemos y la de Izquierda-Ezkerra. Son suficientes, más que los 20 de la coalición de las derechas Navarra Suma, cuyo líder, Javier Esparza, ha vuelto a acusar hoy a los socialistas de “echarse en brazos” de EH Bildu, de “cruzar la línea de la indignidad” y de “menospreciar” las negociaciones con una coalición que representa “al 37% de los navarros”.

Pero la aritmética parlamentaria también permite otras mayorías, en concreto la que hará que María Chivite se convierta en la tercera presidenta -consecutiva- de la democracia en Navarra. Fuentes del PSN muestran con orgullo los resultados de unas negociaciones que han sido duras: incomprensión entre los propios, ataques furibundos de las derechas, falta de confianza de parte de la sociedad en su palabra, presiones… los socialistas han sabido convencer a propios y extraños con argumentos simples y convincentes: buscaban un gobierno de progreso, “que trabaje por la convivencia, plural, feminista, con medidas sociales en el centro de la acción política y que respalda el estatus de Navarra tal y como está”.

Y lo han hecho cumpliendo con su palabra, sin hablar ni negociar con EH Bildu, con quienes les separan “diferencias éticas y políticas”. La callada labor de puente entre dos mundos desarrollada por Geroa Bai desde el primer acuerdo in extremis que se produjo en la Mesa del Parlamento ha sido clave. También las explicaciones de Santos Cerdán en la sede de Ferraz acerca de la sociología política de la Comunidad foral, tratando de convencer a los socialistas menos proclives a acercarse al nacionalismo. Y, por supuesto, la buena disposición de Podemos y de Izquierda-Ezkerra para saber medir sus peticiones en relación con los resultados obtenidos en las urnas. Un camino difícil, que ha supuesto echar un pulso a la historia, y todo parece indicar que saldrá adelante.

Pasada la investidura, la situación del PSN se hará más confortable. No solo tienen a sus “interlocutores prioritarios” como socios de gobierno -Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra- dispuestos a defender las políticas pactadas, pues las consideran una continuación del gobierno de Uxue Barkos, sino que podrán apoyarse a veces en Navarra Suma, a veces en EH Bildu, para redondear las votaciones del día a día. “En principio coincidiremos más con la izquierda abertzale en materia social, y con Navarra Suma en infraestructuras y en el estatus institucional de Navarra; dialogaremos con todos”, aseguran fuentes del PSN. Con el apoyo del presidente del Gobierno, no parece que los ataques de las derechas nacionales vayan a impedir el acuerdo en Navarra, como tantas otras veces ha ocurrido.

La pregunta de EH Bildu… y la de Podemos

Para que la votación del viernes salga adelante, los militantes de EH Bildu tienen todo el martes para elegir la opción abstención ante esta pregunta: ¿Cuál consideras que debería ser la postura de EH Bildu en el pleno de investidura para la elección de la Presidencia de Navarra ante la candidatura de María Chivite, que plantea la formación de un Gobierno de coalición entre PSN, Geroa Bai y Podemos, con el apoyo de I-E? Las respuestas posibles son abstención o en contra; el apoyo ni siquiera se contempla. Será suficiente con que tres de los siete parlamentarios de la izquierda abertzale se abstengan.

La consulta de Podemos incluye, por su parte, las opciones de apoyo o abstención ante la investidura, no el rechazo, lo que facilitaría la formación de Gobierno fuera cual fuera el resultado. Entrar el el Gobierno y apoyar acuerdo ha sido finalmente la propuesta más apoyada, con 597 votos (79,39%); apoyar la investidura sin entrar en el Gobierno y la abstención se han quedado con un 15,43% y un 5,9% de los apoyos, con una participación del 65,18% de las bases. La opción mayoritaria en el partido morado es la de firmar el acuerdo programático y entrar al Gobierno con las responsabilidades de Justicia, Igualdad, Migraciones y Juventud.

Si todo esto encaja, los socialistas navarros volverán a presidir el Gobierno foral 24 años después de que lo hiciera Javier Otano quien, por cierto, también lo fue gracias al apoyo del nacionalismo de Eusko Alkartasuna, hoy parte integrante de la coalición EH Bildu.

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