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“Los malos tratos a mayores no se ven como un problema social o político”

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

¿Es consciente la sociedad vasca de la existencia de casos de malos tratos a mayores? Los malos tratos a las personas mayores siguen siendo un fenómeno oculto. La sociedad y los políticos solo toman conciencia del problema cuando se produce un suceso que salta a los medios de comunicación. Eso es lo que opinan los expertos, que lamentan que “los malos tratos no se ven como un problema social o político”. Aunque resulta muy complicado cuantificar la dimensión que alcanza esta lacra, el último estudio publicado en Euskadi (2010), revela que alrededor alrededor de 13.000 personas mayores pueden esta sufriendo situaciones de malos tratos en sus domicilios por parte de sus cuidadores, en especial por parte de integrantes de su misma familia. Un 50% de las situaciones detectadas se engloban dentro de lo que se podría denominar maltrato psicológico; otro 25% corresponde a maltrato físico y el 25% restante, a negligencias.

El Gobierno vasco acaba de presentar un protocolo para detectar y prevenir situaciones de maltrato a este colectivo, un instrumento reclamado hace tiempo por los expertos. Virginia Lizarraga, directora de la Fundación Bizitzen, una entidad sin ánimo de lucro que tiene por objetivo la promoción de las personas mayores, asegura abiertamente que se trata de una lacra que pasa desapercibida y que cuesta reconocer públicamente, pero que “se encuentra muy presente” en la sociedad. “Se trata de un fenómeno muy difícil de detectar por varias circunstancias. Por una parte, se produce dentro de los hogares, con lo cual no es visible. Por otra parte, no hay capacidad de denunciar por parte del afectado al ser 'rehén' de sus cuidadores. Y, además, la denuncia resulta complicada porque en ocasiones se trata de la propia familia”.

El protocolo, que ahora tendrá que ser probado en los servicios sociales y en los centros de atención primaria, consta de dos partes. Una de observación, en la que se pretende comprobar la vulnerabilidad de la persona mayor a los malos tratos físicos y/económicos“, así como la detección de factores de riesgo. El profesional de referencia de los servicios sociales recogerá los indicios observados que alertan de la existencia del problema con el fin de determinar la gravedad de los mismos, siguiendo un código de colores (azul-riesgo grave; naranja-muy grave; y rojo-intervención urgente). Esta recogida de información facilitará la prevención del problema.

“Solo vemos la agresión física”

Álvaro Mosquera, responsable de los servicios psicosociales de la Fundación Aspaldiko (que regenta una residencia para mayores con más de 300 personas) y de los centros sociales-municipales de Portugalete, resalta que “al final lo que queda son las agresiones físicas, pero un maltrato es una falta de higiene, descuidos en la alimentación, abusos económicos.....”. “Se trata de un fenómeno que ha permanecido oculto durante décadas porque se considera que los malos tratos son hechos aislados, privados y muy difíciles de demostrar”.

Lizarraga considera que el protocolo puede ayudar a sacar a la luz más casos, pero apunta la necesidad de reforzar la formación de los cuidadores y de las personas que trabajan en el servicio de ayuda a domicilio. “Los profesionales que trabajan en las casas son las mejores antenas para conocer lo que está ocurriendo”. “Las formas de maltrato”, añade, “son sutiles y es preciso toman conciencia cuanto antes de lo que ocurre”.

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