Me duele este PSOE
¿Cómo hemos podido llegar a esta situación de ruptura interna? ¿Cómo explicar a los sufridos votantes que dirigentes que fueron de la mano en las primarias del PSOE no hayan sido capaces de impedir que salte por los aires, en una sucesión de tensiones desde el 20D y de órdagos tras las derrotas del pasado domingo? ¿Qué ha sucedido para que un partido histórico de la izquierda haya relegado su compromiso de construir una alternativa viable a la derecha y a sus políticas inmorales?
No tengo las claves pero me duele, me indigna ver el espectáculo de cómo se rompe una familia socialista por deméritos propios. Y me siento culpable por no haber sabido insistir más en mis propuestas, como diputado ante el grupo del Congreso, en favor de la celebración de un Comité Federal el 3 de septiembre. El que hubiera servido para debatir a fondo, tras el fracaso de la investidura de Rajoy y de cara a las elecciones vascas y gallegas, la estrategia a seguir para dotar al país y a la mayoría social de un modelo de gobierno alternativo.
Estoy convencido de que el debate y la reflexión alimentan siempre la cohesión interna por encima de las diferencias. Pero mientras se hacían declaraciones a la prensa, parte de ellas desleales con el secretario general, se eludía el diálogo sincero entre los dirigentes, el debate de ideas y la búsqueda de un entendimiento para acordar la mejor defensa de las demandas de la mayoría social.
La democracia interna ha mostrado su gran debilidad y contradicciones en varios capítulos destacables en estos dos años. Los líderes no han sido capaces de aportar cohesión a una organización tan necesitada, la soberbia, el populismo y las líneas rojas se han hecho presentes en los momentos claves y nuestras ambiciones han resultado transparentes a los ojos del país. Nuestros adversarios podrán ahora darnos todos los sorpassos, por la derecha y por la izquierda.
No entraré en detalles, ni en contar miserias de nadie. No ayudaría y no es una cuestión de equidistancias; estoy con el PSOE y con sus ideales de izquierda. Simplemente, he visto los errores y las ambiciones, de cerca, aquí y allá, y no tengo vocación de engrosar las filas de lo que han llamado bandos. Por eso estábamos trabajando para transaccionar una solución a la confrontación que se daría en el Comité Federal convocado para este sábado. Eso fue antes de producirse las 17 dimisiones.
Siento que me duele este PSOE y que el mes de octubre se tenía que dedicar al reto prioritario de gestionar con tenacidad la consecución de un gran acuerdo con la idea central de garantizar un gobierno para la regeneración moral y social. Por ello pido perdón a los socialistas que asisten desesperados a una ceremonia de confusión y de suicidio colectivo. El sistema democrático también sale herido.