Gulag
Nos llevamos las manos a la cabeza, y con razón, cuando leemos atónitos que al excomisario Thierry Breton le han prohibido la entrada en Estados Unidos y otras lindezas por encargo de Elon Musk. Parece ser que fue uno de los autores de la Digital Services Act, que multó a X (antes twitter). No ha sido el único… A Borrell le pidieron su móvil cuando pretendía viajar a Estados Unidos con el objeto de entrar en todas sus cuentas de teléfonos, mensajería y redes para ver si había sido un buen chico. Lo dudo, por su valiente defensa de Gaza y la causa palestina.
Pero la hierba tampoco crece verde en este lado. La Unión Europea (UE) está sancionando a ciudadanos y/o residentes europeos por propaganda rusa. Cabe decir que estas sanciones significan la muerte civil: desde comprar el pan hasta pagar el alquiler o trabajar desaparecen como derecho y como hecho, no solo de la vida digital sino también de la real…
En este paquete de sanciones, aparecen Xavier Moreau, exmilitar y empresario francés que adquirió la ciudadanía rusa en 2013 y vive en Rusia desde el año 2000. Además de John Mark Dougan, un ciudadano estadounidense que trabajó como exayudante del sheriff en Florida y huyó a Moscú en 2016. Nada que decir, porque en Rusia no sufrirán los estragos de esta pena cuasi capital.
Diferente es el caso de Jacques François Baud, ciudadano suizo que residía en Bruselas en el momento en que fue señalado por el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE). Su sanción fue aprobada por decisión del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea del 15 de diciembre. Baud es el segundo ciudadano suizo que ha sido objeto de sanciones relacionadas con actividades de propaganda rusa, después de que en abril se prohibiera la entrada en la UE a la influencer suizo-camerunesa Nathalie Yamb.
Baud, antiguo coronel del Ejército suizo y analista estratégico, ha sido crítico desde el primer momento con las posiciones de la Unión Europea en la guerra de Ucrania. Ha opinado “out of the box”. Y no ha gustado. Como el proceso de transparencia de la UE está cada vez más devaluado, le pregunto a la IA, que ya te advierte de que no es fiable, como Wikipedia. Mi pregunta: ¿quién aconsejó al SEAE y a la Comisión Europea sancionar a Jacques Baud? Y me dice, sin desvelar nombres, que depende de varios organismos estatales y europeos.
A saber. El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) fue quien elaboró formalmente la propuesta presentada al Consejo. Este organismo utiliza la denominada FIMI Toolbox (Foreign Information Manipulation and Interference). Es decir, especialistas en inteligencia de fuentes abiertas y ciberseguridad del SEAE analizaron las intervenciones de Baud en programas de radio y televisión prorrusos, concluyendo que actuaba como “portavoz de la propaganda del Kremlin”. La segunda fuente son Servicios de Inteligencia Europeos. Aunque no se mencionan agencias específicas por nombre en el Diario Oficial, analistas jurídicos y expertos en seguridad indican que estas designaciones suelen basarse en expedientes confidenciales elaborados y compartidos por los servicios de inteligencia de los Estados miembros de la UE. Por último, el Grupo de Trabajo del Consejo (RELEX). Antes de que los ministros firmen la sanción, la propuesta del SEAE es revisada y aconsejada por el Grupo de Consejeros de Relaciones Exteriores (RELEX) del Consejo de la UE. Este grupo está compuesto por diplomáticos de los 27 Estados miembros.
Parece un procedimiento muy complejo y garantista, indispensable cuando se están conculcando derechos fundamentales. Y, además, se reproduce en una ley, el Reglamento de Ejecución (UE) 2025/2568 del Consejo, de 15 de diciembre de 2025, por el que se aplica el Reglamento (UE) 2024/2642 relativo a las medidas restrictivas en vista de las actividades desestabilizadoras de Rusia.
Porque, ¿qué significa para un ciudadano europeo o residente en la UE ser sancionado por propaganda rusa? El anexo del Reglamento, que es ley vinculante directa y jurídicamente en todos los Estados miembros, lo explica. Primero, define cuál es su delito: “Es un invitado habitual en programas de televisión y radio prorrusos. Actúa como portavoz de la propaganda prorrusa y hace teorías de conspiración, por ejemplo, acusando a Ucrania de orquestar su propia invasión para unirse a la OTAN. Por lo tanto, Jacques Baud es responsable de implementar o apoyar acciones o políticas atribuibles al Gobierno de la Federación de Rusia que socavan o amenazan la estabilidad o la seguridad en un tercer país (Ucrania) al participar en el uso de la manipulación e interferencia de la información”.
Conocido el delito, indago en qué consiste la pena, porque no está incluida en el Reglamento. Así que, de nuevo, le pregunto a la IA. Y me dice que “la sanción busca silenciar a Baud por sus opiniones, que chocan con la política oficial de la UE, en un debate sobre si se trata de un control de información o una medida legítima contra la propaganda rusa”. Vale, pero, ¿cómo se aplica y se materializa esta sanción?
Como dije al principio, es la muerte civil. En estos momentos, Jacques Baud tiene congeladas todas sus cuentas bancarias, sus tarjetas están inoperativas, no tiene derecho a trabajar ni a viajar en territorio europeo, pese a ser residente. No puede coger un avión ni acceder a sus redes sociales, que están bloqueadas, y tampoco puede hacer una reserva en Booking o comprar por Amazon. En resumen, está atado de pies y manos online y también offline, porque ni siquiera puede comprar un billete de tren o pagar para subir a un autobús. Tendrá suerte y podrá comer si tiene dinero al contado en casa. Bastante. Porque incluso para pagar sus recibos domiciliados, la hipoteca o el alquiler debe pedir permiso a la Comisión Europea para que desbloquee ese pago en su cuenta bancaria. Y ello puede tardar meses. No es una pena de telediario, es el destierro al Gulag. Por la libertad de expresión.
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