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Del español del 'anduviere' al español de patatas fritas ¡crunch!

Palabras.

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Parece que salen de una máquina de palomitas. ¡Poh, poh, poh! Oímos verbos nuevos en cada suspiro. Unos vienen a mejorarnos la vida (josear, qué gran palabra) y otros vienen a arruinárnosla (brifear, ¡hay que joderse!).

Inventamos tantos verbos porque nos resulta fácil. Pillamos una palabra, le adosamos un -ar y a correr. Es un impulso primario para los que hablamos español y eso se ve por todos lados. En la industria creativa, por ejemplo. Estas oficinas son propulsores de los ya clásicos customizar (personalizar), esponsorizar (patrocinar) o targetear (dirigir a un público determinado) y de otros más recientes como brifear, que viene de briefing y significa dar una información a alguien para desarrollar un proyecto. “No sé nada todavía. Nos tienen que brifear”. ¡Arg! ¡Cuánto feísmo verbal! Tanto que lleva la propia palabra fea dentro: bri-fear.

También tiene tela brandear: construir una marca o una identidad corporativa. Aunque a mí me suena a brandada de bacalao y siempre que la oigo pienso en un logotipo desmenuzado sobre una rebanada de pan.

El paisaje sonoro que estos verbos crean en la industria creativa es espeluznante. Suenan a giros forzados. No fluyen. No hay flow. Y por eso provocan tanto rechazo fuera (y dentro) de su entorno. Aunque algunos de estos verbos tienen sus fans. Ocurre con pichear (presentarse a un concurso). A muchos les resulta divertido por su sonoridad y por el doble sentido (pichear, de picha). Este verbo tiene, incluso, el reconocimiento de la RAE. Aunque no con este significado. Pichear entró en el diccionario para describir el tiro de pelota que hace un lanzador de béisbol al bateador del otro equipo 

Cuando oigo estos verbos, me pregunto si el léxico es sordo. Porque si los oye, tiene que estar flipando. Entiendo que añadir un -ar, un -er o un -ear a una palabra inglesa es el primer impulso para convertirla en un verbo español, pero, ¡dios!, a veces estas voces introducen en nuestro idioma el mismo ruido que un elefante en una cacharrería. 

Tela tienen también algunos verbos nuevos relacionados con la informática. Accesar, ¡toma ya! Parece que no nos vale con los acceder o ingresar que ya usábamos y algunas personas prefieren accesar (más parecido a lo que hacen los anglosajones: access) que acceder a una web.

Feílla es la palabra desuscribir, que cada vez vemos más en los boletines digitales. Claro que aquí se impone lo práctico. Es más fácil desuscribirte que cancelar una suscripción. También pueden provocar cierta incomodidad atachar (adjuntar), mutear (silenciar), lodear (cargar un programa), espamear (mandar spam), estalkear (acechar, acosar), trackear (rastrear) o zoomear (hacer una videollamada por Zoom). Aunque estos verbos no suenan tan forzados porque muchas veces lo primero que conocemos es su voz inglesa. Por ejemplo, descubrimos el spam antes que el correo basura.

Pero es curioso que esto de la traslación a capón, como mailear (mandar un mail), en el lenguaje de los videojuegos suena de lo más natural. Suena bien. Como si las cosas estuvieran en su sitio. Qué apropiado es que un gamer decida dropear (dejar caer), lootear (coger el botín de un enemigo cuando lo eliminan de la partida), grindear (matar enemigos a destajo para conseguir una recompensa) o farmear (hacer algo para conseguir puntos, objetos o ventajas).

Lo mismo ocurre con algunos verbos del espanglish. Suenan tan bien que alegran el español. Pongamos josear: ¡qué palabra tan fascinante! Lo que en Estados Unidos era hustle fue mutando a josear conforme descendía hacia el Caribe. La palabra mantuvo su significado (trapichear, buscarse la vida) pero se amoldó a la pronunciación caribeña. A España llegó por el trap y aún es bastante desconocida. Pero resulta tan divertida que merece una oportunidad para que los joseadores puedan josear con todas sus letras.

Hay más espanglish que nos alegra la vida. Por ejemplo, lonchear en vez de almorzar. Este verbo viene de lunch (almuerzo). Y si lo hubieran cogido de su pronunciación británica, en espanglish sería lanchear, pero como toma la pronunciación estadounidense, es lonchear, que le va más al pelo porque evoca a unas lonchas de jamón. ¡Ñam! 

Los que hablan espanglish también suelen pumpear (de pump; echar gasolina), flushear (de flush; tirar de la cisterna); chilear (de chill, estar relajado y tranquilo) y culear (de cool; refrescarse o enfriar).

Estas palabras dan al español una sonoridad de cómic. ¡Pamp! ¡Flush! ¡Chil! Es como si el habla se llenara de onomatopeyas. Es como actualizar el español para que esté en su versión más internacional y digital. Es como pisar un poquito el futuro y ver qué lejos quedó el español del anduviere y cuánto va a acabar sonado a bolsa de patatas fritas llena de verbos ¡crunch!

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