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¿Por qué ETA no dejó de matar hace cuarenta años?

Un 3 de mayo como hoy ETA asesinó a tres personas en Euskadi

José María Calleja

A finales de los setenta y primeros de los ochenta la organización ETA p-m (ETA político militar), dejó de asesinar y secuestrar, decidió renunciar a la violencia y pasó a hacer política militando en Euskadiko Ezkerra (EE). Dejaron las pistolas, aceptaron las normas democráticas y fueron recibidos con toda normalidad por la sociedad vasca, sus víctimas reales y potenciales incluidas. Dos centenares de personas que estaban en la clandestinidad, pasaron a vivir con normalidad en Euskadi, con diferentes grados de adaptación.

A todos nos pareció bien, habían atentado mientras existía la dictadura, y en los primeros años de democracia, hasta que llegaron a la conclusión de que había que dejarlo.

Empezaron el proceso con los gobiernos de UCD y el último en volver a Euskadi, el jefe de los polimilis, Joseba Aulestia, ‘Sotza’, con su chupa de cuero y su bufanda blanca, llegó a San Sebastián en un Talgo procedente de Francia en 1984, con su abogado Juan María Bandrés, cuando los socialistas casi recién estrenaban el Gobierno.

Digo a todos nos pareció bien porque no hubo reproche social alguno, pero a todos no les pareció bien que dejaran de matar. Hubo gentes de aquella organización disuelta que decidieron seguir pegando tiros hasta 2011, en la banda hoy finiquitada.

La pregunta parece evidente, ¿cuántas vidas se hubieran ahorrado, cuánto sufrimiento, dolor, tristeza se hubiera evitado haber hecho, como hicieron los polimilis, todos aquellos que pegaban tiros en la época? ¿Qué hubiera pasado si ETA-m, los milis, se hubiera bajado de la violencia y hubiera hecho política, como dicen ahora? De momento, nos hubiéramos ahorrado las 92 víctimas mortales de 1980, cota máxima de crímenes en democracia.

No se contesta a esta pregunta en el sórdido comunicado terminal, leído con tono mortecino, por uno de los criminales disueltos. Posiblemente porque la pregunta, como la posible respuesta, resulta demoledora para los que después de ser derrotados en 2011 buscan ahora unas migajas de reconocimiento, así internacional como local, algo que de sentido a su historial sangriento y les haga creer que han servido para algo.

Lo cierto es que la banda terrorista ETA siguió asesinando más de treinta años después de que se bajaran de la violencia los polimilis. El balance ya es conocido : 858 asesinados, miles de víctimas -como en la violencia machista, las víctimas no son sólo las asesinadas- 2.597 heridos reconocidos, 1.635 huérfanos provocados por los crímenes, 358 asesinatos de ETA sin reconocer, miles de empresarios sometidos a la extorsión y varios de ellos asesinados. Toneladas de dolor, sufrimiento y una costra de tristeza que empezamos a sacudirnos cuando en 2011 ETA reconoció su derrota y dijo que no volvería a asesinar.

Es lo terrible de la violencia que mata: cuando se acaba, no chascas los dedos y de golpe resucitan todos los asesinados. No. Las 1.635 personas que se quedaron huérfanas, por ejemplo, muchas siendo niñas, porque ETA asesinó a sus padres, no volverán a verlos, ni podrán hablar con ellos.

Cincuenta años de asesinatos solo han servido para eso, para crear miles de víctimas. Ni un solo objetivo han conseguido los asesinos.

La sociedad vasca se olvidó de los criminales en 2011, y esta secuela por fascículos, a pachas entre algunos medios y los propagandistas, parece responder a un interés por vestir de épico lo terminal.

Ha querido el destino que el cuatro de mayo, día elegido hoy para los coros y danzas del obituario ETArra, pero de 1983, se produjera un atentado brutal en Bilbao: una mujer embarazada fue asesinada, iba con su marido policía, también asesinado, y bajaban al mismo aparcamiento en el que ETA quería secuestrar a otro policía, también asesinado. Tres jóvenes asesinados de una tacada. Un cuatro de mayo de 1983.

En el amplio catálogo de víctimas podemos decir que ETA ha matado de todo, menos curas. Guardias civiles, policías nacionales, militares, mujeres por el hecho de ser parejas de los anteriores. Niñas por ser hijas de guardias, niños que le dieron una patada a una bolsa, gente que hacía la compra en un gran almacén, empresarios, personas que pasaban por allí, mujeres, Yoyes (ex dirigente de ETA) por haber dicho hace más de treinta años que había que dejar de matar, que es justo lo que dicen ahora los asesinos, con retardo.

Se han pasado la vida los de ETA llegando tarde a todas partes y esta evidencia no es solo un problema de estar fuera de tiempo, es que en el retraso han matado a cientos de personas, gentes que ya no volverán.

ETA certificó su derrota en 2011 y desde entonces no ha hecho más que gimnasia para tratar de encubrirla. La ciudadanía vasca hace tiempo que ha dado por amortizados a los criminales que, de vocación solemnes, tratan de justificar por qué no se bajaron de la violencia cuando los polimilis y se convirtieron en un fin en si mismo, cientos de asesinatos tarde.

Nos falta que nos digan que por qué no lo dejaron hace cuarenta años. Que se lo pregunten y que nos lo respondan.

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