Qué risa la homofobia de la ultraderecha
Pensaba escribir sobre la homofobia de la ultraderecha, pero cada vez que lo intento acabo tirado por el suelo de risa. Así llevamos meses, un no parar de reír con las sucesivas mamarrachadas del neofascismo, no hay quien se los tome en serio. Normal que, cada vez que alguno abre la boca, nos escandalicemos un ratito pero en seguida nos los tomamos a pitorreo y nos liamos a hacer chistes y memes. Son un gag permanente, un filón inagotable para humoristas.
Así que, con su permiso, les he puesto unas risas enlatadas a las últimas noticias, para leerlas como merecen.
Empezamos con Rocío Monasterio (pfffff..), la portavoz de Vox en Madrid, que dice que no puede salir a la calle con sus niños (jijijiji…) durante la semana del Orgullo LGTBI porque ¡hay “actos explícitos sexuales en la calle”! (jejejeje), y ¡“en horario diurno”! (jajajajajaja). Espera, espera, que hay más: pide que se vayan a la Casa de Campo a celebrar (jjjjjjj), y aclara que diría lo mismo si fuese la fiesta del orgullo de ser mujer (jujuju) y saliesen ¡3.000 mujeres desnudas a la calle a mediodía! (jojojojojo).
Ay, ay, esta es mejor aún: un argumentario del mismo partido, desvelado por La Marea, dice que las fiestas del Orgullo son un “aquelarre” (jejeje), huelen mal y están llenas de “escenas sexuales grotescas” (jajajajaja). Para rematar, reprochan que los gays se metan con la religión, pero solo la católica, y hasta les sueltan eso de “a ver si te atreves con Mahoma” (jujujujuju).
Luego están las pancartas, a cual más ridícula, a cual más risible: en Valencia los de España 2000 ponen en el ayuntamiento una de “orgullo hetero” (jajajajaja), y en Madrid los Jóvenes por España colocan otra defendiendo “la familia: hombre+mujer” con un dibujito ¡del Cid Campeador! (juajuajuajuajua).
Sigo leyendo, aunque casi no puedo con las lágrimas: los de Vox piden a la Generalitat Valenciana datos personales de miembros de colectivos LGTBI (jijijijiji). En Murcia, los del mismo partido ponen como condición derogar las leyes LGTBI (juasjuasjuas), y en Madrid no solo lo piden, sino que el PP acepta, a petición de Vox, modificar la legislación contra la homofobia (jojojojojojo).
¿Sigo? Que me duele ya la barriga, ay. El nuevo ayuntamiento madrileño, nada más llegar, echó a un lado la bandera del Orgullo de todos los años, para poner en el centro una rojigualda bien grande (jejejejeje), imponiendo un perfil bajo en la semana del Orgullo, al tiempo que eliminaba mensajes de la cartelería que dejó el anterior gobierno municipal (jujujujuju).
También en Madrid, la misma Rocío Monasterio, que merece un club de la comedia para ella sola, ha firmado un manifiesto que pide despenalizar las terapias para curar la homosexualidad (JAJAJAJAJA), las mismas terapias que sigue aplicando la iglesia católica y que defienden los obispos (JOJOJOJOJO). Aunque para terapia, la del experto ese que hace unos días se ofrecía en Barcelona con el eslogan “te voy a hacer heterosexual a hostias” (JUAJUAJUAJUA).
Qué festín, esto no se acaba nunca. ¿Qué será lo próximo, una vez legitimado el pensamiento homófobo a base de normalidad institucional, pactos políticos y presencia mediática? ¿Tendremos un divertido repunte del odio contra el colectivo LGTBI? ¿Aumentarán las graciosas agresiones homófobas? ¿Veremos a activistas LGTBI partirse de risa, llorar de risa, mearse de risa y hasta morirse de risa cuando algunos homófobos, legitimados y totalmente desacomplejados, pasen del disparate al insulto, y del insulto a la paliza?
Decía la propia Monasterio que “ya es hora de hablar con claridad de estas cosas”. Y en eso estamos: tras más de una década en que España ha estado a la cabeza en derechos y libertades, ahora llega la revancha homófoba, ahora los homófobos ya pueden “hablar con claridad”, difundir su odio sin disimulo y sin consecuencias. Qué risa.