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Iglesias logra el respaldo de la dirección de Podemos antes de abrir las negociaciones con Pedro Sánchez para un Gobierno

Parte de la dirección de Podemos durante el CCE de este sábado.

Aitor Riveiro

Las voces que pedían un proceso asambleario que revisara los liderazgos de Podemos se han apagado ante la reunión del Consejo Ciudadano Estatal (CCE) del partido, que este sábado ha ratificado casi por unanimidad las recomposición del Consejo de Coordinación (la ejecutiva) planteada por Pablo Iglesias. El secretario general también ha recibido el plácet del máximo órgano del partido para negociar con el PSOE un Gobierno de coalición y progresista. Andalucía y Asturias son las únicas direcciones que se oponen a este planteamiento y prefieren un apoyo programático externo.

La dirección de Iglesias llegaba a la reunión de este sábado con cierta tranquilidad. El artículo de Ramón Espinar en eldiario.es pidiendo convocar de forma urgente una Asamblea Ciudadana había provocado una tormenta mediática y reabierto el temor a que una nueva disputa interna interfiriera en las negociaciones de Gobierno, como ya ocurriera en 2016.

Pero Espinar no es Íñigo Errejón ni la situación en el partido y en los territorios es la de hace tres años. Los malos resultados del 28A, que pese a todo permiten a Unidas Podemos poner reclamaciones sobre la mesa si Pedro Sánchez quiere su apoyo, y la debacle del 26M, hacen inviable una alternativa real a Pablo Iglesias en estos momentos.

La clave la daba el secretario de Comunicación de Podemos en Andalucía, Pablo P. Ganfornina, quien sustituía en el cónclave a Teresa Rodríguez, todavía de permiso de maternidad. “No toca hablar de dimisiones ni de Vistalegre 3. Toca hablar de políticas”, aseguraba el dirigente andaluz ante la prensa antes de abandonar la reunión.

Eso no quiere decir que desde Andalucía no planteen la necesidad de que haya “cambios” en la interna de Podemos y esperan que “la sensibilidad canaria” de Rodríguez ayude para avanzar en la descentralización del partido.

Para entonces, el resultado estaba claro. El CCE había ratificado por 42 votos a favor y seis abstenciones la remodelación de la ejecutiva planteada por Pablo Iglesias. A la sustitución ya conocida de Pablo Echenique por Alberto Rodríguez al frente de la Secretaría de Organización, el secretario general planteaba una reordenación mucho más profunda del órgano más próximo a él.

Otros cuatro dirigentes se estrenan en el Consejo de Coordinación. Entre las novedades destaca la incorporación de la exdiputada Ana Marcello como secretaria de Círculos y Participación, que se suma al relevo en Organización. En la dirección de Podemos son muy conscientes de que el enorme escalón entre los resultados del 28A y los del 26M se debe a fallos de los liderazgos autonómicos, como dejó claro Iglesias en su informe inicial ante el CCE. Pero no solo.

“Es responsabilidad de todos”, dijo el secretario general. Pero Iglesias añadió otros dos elementos al análisis. Uno, “obtuvimos mejor resultado en las generales”. Y dos, “mi sensación es que el papel de los liderazgos jugó un rol muy importante”. El máximo dirigente de Podemos planteó los nombres de Kichi y Ada Colau como ejemplo de esos liderazgos que han aguantado y planteó la necesidad de profundizar, cuando no empezar, en la implantación territorial del partido.

Reticencias al Gobierno de coalición

El cierre, al menos temporal, de la crisis abierta en Podemos despeja el camino a Iglesias para el inicio de las negociaciones reales con Pedro Sánchez para un acuerdo que permita al líder del PSOE ser investido presidente del Gobierno. Del resultado de las conversaciones que arrancan este martes dependerá que se reactiven o no las críticas al líder de Podemos.

Iglesias ha vuelto a insistir en su idea de un “Gobierno de coalición y progreso” que reparta la presencia en el Consejo de Ministros de forma proporcional al resultado de las elecciones de abril. El secretario general de Podemos quiso dejar muy claro que son las elecciones generales las que marcan, en su opinión, la posición negociadora de partida, y no las autonómicas y municipales de un mes después, como pretende el PSOE.

“Nada va a cambiar la convicción de que solo con nosotros en el Gobierno hay garantía de políticas progresistas ni los resultados de las generales, que nos dieron 42 diputados imprescindibles para un Gobierno progresista”, dijo el sábado ante el CCE. 

“Gobernar tiene riesgos”, reconocía Iglesias al final de su informe. “Y gobernar con un socio con más apoyos y que se iría con la derecha, tiene riesgos también”, añadía, para zanjar: “Pero las políticas se cambian desde el Gobierno. Los acuerdos programáticos son papel mojado. Eso nosotros lo hemos vivido con el PSOE”.

En este punto sí ha encontrado más pegas el secretario general de Podemos. Tampoco muchas, pero sí hay una cierta contestación interna a este planteamiento por parte del sector de Anticapitalistas. Ya lo planteó el dirigente Miguel Urbán el pasado mes de mayo en otra reunión del CCE. Ahora lo ha hecho Andalucía.

La posición histórica de Anticapitalistas es esa, la de mantenerse fuera de los gobiernos de coalición. Al menos, de aquellos en los que el PSOE es la fuerza mayoritaria. Pablo P. Ganfornina recordaba este sábado las experiencias históricas andaluzas (Partido Andalucista e IU) para justificar su posición, aunque también reconocía que hay otros ejemplos de convivencia positivos.

“Entendemos los argumentos, pero no los compartimos”, señalaba ante los medios para señalar que ambas posiciones “tienen dificultades y límites”.

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