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Empieza la campaña electoral que acabará con las mayorías absolutas

Mariano Rajoy, rodeado de sus candidatos autonómicos.

Luz Sanchis

La campaña electoral que arranca esta noche y termina dentro de quince días acabará con el poderío del bipartidismo y dejará la mayoría absoluta en un recuerdo del pasado. Pocas horas antes de las pegadas de carteles a medianoche, el CIS había pulverizado cualquier aspiración de mayoría absoluta al constatar el ascenso de los partidos emergentes. La encuesta dibuja un mapa autonómico donde la mancha azul del PP pierde terreno ante el avance de Ciudadanos. Los de Albert Rivera pasan a convertirse en indispensables mientras Podemos se convierte en tercera fuerza en la Comunidad de Madrid y en la valenciana. IU lucha contra el peligro de convertirse en una fuerza residual. UPyD se enfrenta a su desaparición.

El PP, no sin Ciudadanos

De las diez autonomías más Ceuta y Melilla que el PP gobierna desde 2011, siete de ellas con mayoría absoluta; solo Juan Vicente Herrera puede respirar tranquilo en Castilla y León porque revalidará su poder aunque se deje un 10%. Los dos principales graneros de votos para Mariano Rajoy, la Comunidad de Madrid y la valenciana, menguarán hasta quedarse en mayorías simples. En ambas regiones pagarán por los múltiples casos de corrupción y la fuerte entrada de los nuevos partidos. Ambas pasan de ser los estandartes del poder conservador a convertirse en los principales laboratorios de Rivera en su ambición de llegar a La Moncloa.

Conscientes de ello, tanto Esperanza Aguirre como Cristina Cifuentes se han distanciado desde el principio de los ataques que desde su partido se disparaban contra Ciudadanos, sabedoras de que la formación naranja es indispensable para ellas. La comodidad de gobernar en la Asamblea de Madrid con 72 escaños puede quedarse en 48 o 49. Los concejales del Ayuntamiento de la capital pasarán de 31 a 22 o 23.

El líder del PP ha escogido Málaga para el último acto de precampaña antes de medianoche, ya que la imagen de la pegada de carteles queda reservada para María Dolores de Cospedal en Toledo. El presidente del Gobierno, que fía su campaña a que cale el discurso de ecuperación económica y evita referirse a la corrupción que corroe su partido desde su fundación, sigue defendiendo que solo su partido es garantía de estabilidad y de que se cree empleo hasta que haya 20 millones de españoles con empleo.

“Hoy es el principal partido de España a pesar de haber tenido que gobernar en las circunstancias más difíciles en décadas”, ha recordado antes de asegurar que tras el 24M será la primera fuerza política. “No nos presentamos para hacer coaliciones de cuatro o cinco fuerzas”, ha alertado Rajoy junto al alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y Juanma Moreno, el líder del PP andaluz.

El protagonismo de la secretaria general del PP en el arranque de campaña prueba lo mucho que importa a Rajoy esta elección en la comunidad. La derrota puede salirle cara a Cospedal, de quien se da por hecho que abandonará su cargo en Génova en pocos meses.

Pese a que Cospedal se salió con la suya y reformó la ley electoral de Castilla-La Mancha para asegurarse el triunfo, el CIS la deja a tres escaños del control absoluto. Las elecciones del 24 de mayo son una especie de examen final para la baronesa y secretaria general del PP, criticada por su dedicación parcial a ambos cargos.

Rivera se multiplica por cuatro

La extensión del partido de Rivera desde Cataluña al resto de España ha sido fulgurante. Del 3,1% del anterior CIS, hace solo tres meses, Ciudadanos se ha plantado en un 13,8% y ha demostrado que no era una burbuja. De hecho, su líder aún aspira a crecer más en los próximos 15 días para luchar “de tú a tú” con los dos principales partidos, PP y PSOE aunque, de momento, será decisivo en siete autonomías.

Si la encuesta anticipa que irrumpirá a la vez en 13 parlamentos autonómicos, después de obtener 9 escaños en Andalucía, en las comunidades de Madrid y Valencia pueden estrenarse con 22-23 escaños y 16 respectivamente. Ignacio Aguado y Carolina Punset, prácticamente desconocidos hasta hace unos meses, tendrán las llaves del gobierno. En la alcaldía de Madrid y en la capital del Turia, ejercerán de bisagras Begoña Villacís y Fernando Giner.

La apuesta por el “cambio sensato” frente a los planteamientos rupturistas de Podemos es la baza de Rivera y sus candidatos, que prometen bajadas de impuestos y sitúan la línea roja para los pactos en la corrupción. El origen catalán tanto del líder como del partido, motivo de crítica para los de Rajoy, no parece importar a los votantes desencantados con el PP.

Los socialistas ganan terreno

Revalidar Asturias, arrebatar Extremadura a José Antonio Monago y la más remota posibilidad de ganar Castilla-La Mancha son las aspiraciones del PSOE de Pedro Sánchez, que apela en esta campaña al “cambio seguro”. El secretario general de los socialistas, que ha arrancado la carrera en Madrid, ha pedido el voto a los colectivos que juzga más castigados por los recortes del PP.

Sánchez ha afirmado que sale “a ganar” y ha reclamado el apoyo de todos los que quieren “una política limpia y digna” por oposición a la del PP y mayor justicia social. “Si alguien os pregunta por qué hay que votar socialista, decidle que no se pregunte por qué sino por quién”, ha pedido a los suyos. Los destinatarios: los parados de más de 50 años, los jóvenes sin oportunidades, los jubilados con pensiones congeladas, las mujeres y las familias en riesgo de desahucio.

La plaza madrileña no es solo importante para Sánchez en términos electorales sino que también es la prueba de fuego en términos de poder interno tras la apuesta por Ángel Gabilondo, una vez descabalgado Tomás Gómez de la candidatura. Dentro del socialismo madrileño se asume que el resultado en la capital de Antonio Miguel Carmona será menos alentador ante la irrupción de Manuela Carmena por Ahora Madrid, la candidatura que integra a Podemos, Equo y exmiembros de IU.

Los augurios del CIS han servido de aliento a un PSOE que ve cómo poco a poco ha ido recuperando posiciones desde que perdió el segundo puesto en intención de voto frente a los de Pablo Iglesias. La idea del “lento, pero seguro” es una máxima en Ferraz, donde la pérdida de las mayorías absolutas del PP ya es vista como un triunfo y aleja el fantasma de que una debacle cortaría el camino de Sánchez a la Moncloa.

Izquierda Unida, entre la pureza de las siglas y la unidad popular

En Izquierda Unida se ponen en juego las dos almas que conviven en la coalición: la que apuesta por la pureza de las siglas y la que aboga por la confluencia y la unidad popular. El liderazgo que comparten Cayo Lara y Alberto Garzón es una muestra de ello. Mientras el secretario general ha dado su apoyo explícito a la candidatura de Raquel López al Ayuntamiento de Madrid, pese a que la Presidencia federal decidió no avalarla; el diputado malagueño no participará en ningún acto en la capital. Por primera vez en muchos años, Madrid no será escenario del cierre de campaña, que se ha trasladado a Sevilla.

IU se juega además poder esgrimir una de sus principales bazas: el municipalismo. La coalición, acostumbrada a no tocar poder regional ni mucho menos estatal, tiene a gala la labor que desempeña en las ciudades y localidades. En el plano autonómico, IU tendrá que aguantar el empujón de Podemos. Será la primera vez que ambas formaciones se enfrenten desde las europeas y podrá medirse con claridad el grado de apoyos que recaba cada uno.

El doble reto de Podemos

Podemos afronta un doble reto en las autonómicas. En primer lugar, comprobar en las urnas si sus apoyos están cayendo, como indican las encuestas. El partido de Pablo Iglesias defiende que se crece en las campañas, como pasó en las europeas de 2014, y que su resultado final será mucho mayor que el que predicen los sondeos. En caso de no alcanzar las expectativas, se podrían pedir responsabilidades internas a los principales responsables: Iñigo Errejón y Carolina Bescansa.

Tras las elecciones, Podemos afrontará un nuevo reto: a quién apoyar o no apoyar. Si las encuestas aciertan, el partido de Pablo Iglesias no estará en disposición de gobernar prácticamente en ninguna región, pero el voto de sus diputados sí puede ser determinante para inclinar las mayorías hacia uno u otro lado. Andalucía, todavía sin Susana Díaz como presidenta, es una muestra de que la gestión de esta decisión puede provocar problemas internos en la formación.

UPyD se enfrenta a la desaparición

La crisis que vive el partido de Rosa Díez puede agudizarse hasta desaparecer completamente del mapa de poder si se cumplen los pronósticos del CIS. La encuesta deja fuera a UPyD de todos los parlamentos autonómicos y la borra de donde tenían hasta ahora presencia, en Asturias y en Madrid.

El rosario de abandonos, expulsiones y discusión del liderazgo de Díez coloca al partido magenta en una situación impensable al principio de la legislatura, cuando obtuvo grupo propio en el Congreso gracias a sus cinco diputados. El primer examen autonómico, el andaluz, constituyó un varapalo para UPyD y acrecentó su crisis interna al quedarse fuera. El barómetro del CIS anuncia solo un 1,9% de los votos en las próximas generales, con lo que el recorrido vital de la formación quedaría reducido a dos legislaturas. Díez se consuela con que las encuestas no siempre aciertan y define a UPyD como “un muerto muy vivo”.

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