El PP cuenta con que Ciudadanos no le obligará a asumir ya las primarias
- Villegas insiste en que sin dotación económica para medidas como el complemento salarial no habrá firma y Martínez Maillo advierte de que eso supone pactar los presupuestos y la legislatura
La cuarta jornada de negociación entre PP y Ciudadanos sirvió para constatar los desacuerdos en materia económica y una mayor cercanía en el capítulo de la regeneración interna. El partido de Mariano Rajoy cuenta con que la exigencia de primarias en el PP no será un caballo de batalla y que Ciudadanos se conformará con el compromiso de hacerlo en un futuro cercano.
Para cualquier decisión que afecte a la democracia interna, el PP está obligado a cambiar sus estatutos en el próximo congreso interno. El líder del PP no ha puesto aún fecha para el cónclave, pero sí se ha comprometido a que se celebrará en cuanto haya un nuevo Gobierno.
La laxitud del partido de Rivera en cuanto a qué es corrupción y qué no contrasta con el afán de entrar en lo que el PP considera que es su vida interna. Los conservadores mantienen que no van a comprometerse a algo que aunque es un clamor en el partido no está decidido todavía cómo se llevará a la práctica.
El discurso oficial de Génova es que las primarias de los demás partidos son una trampa. Pero la reclamación de que sean los militantes y no los delegados los que escojan a los candidatos en un congreso ya ha sido defendida por algunos barones, sea en el poder como Cristina Cifuentes o en la oposición como Juanma Moreno.
Fuentes del PP reconocen a eldiario.es que esta exigencia no supondrá un problema, aunque José Manuel Villegas mantiene que su partido lo exige todavía. Así, lo más probable será que el PP se comprometa a reforzar los mecanismos de participación interna sin mucha más concreción.
Por el momento, la falta de dotación económica y de plazos supone un problema para acordar la ampliación de la educación de 0 a 3 años, el complemento salarial, la equiparación o aproximación de los permisos de paternidad y maternidad o la lucha contra el fracaso escolar.
“Si el Gobierno cree que no hay dinero, nosotros le decimos de dónde sacarlo”, insistió por la mañana el vicesecretario de Ciudadanos, que concretó que puede hacerse si se eliminan las diputaciones y otros “chiringuitos políticos” y se reclama los 2.800 millones ingresados de menos por el fraude fiscal. En la cuestión de las diputaciones, Martínez Maillo ha negado que sean prescindibles.
Lo que se ha visto este miércoles de nuevo es el interés del PP por que este pacto de investidura se vaya convirtiendo en un incipiente acuerdo de legislatura para un Gobierno de Rajoy. En cuanto el partido de Rivera ha exigido cuantificar algunas partidas y el calendario, Martínez Maillo se ha mostrado encantado de su disposición a negociar los presupuestos generales del Estado y, por tanto, parte de las políticas para los próximos años.
Dada la disposición expresada por Rivera y por Rajoy a cruzarse documentos que permitan negociar las cuentas del Estado en cuanto haya una investidura con éxito, la sensación es que ambos partidos están mezclando ya ambas negociaciones.
Pero la falta de concreción en el PP para dotar de presupuesto a los acuerdos de contenidos y sus reticencias a reformas institucionales como el papel del Senado, las ya mencionadas diputaciones y la elección del poder judicial hicieron encallar las negociaciones a última hora del día.
Para demostrar el malestar de Ciudadanos con la actitud del PP, Juan Carlos Girauta compareció a última hora. Preocupación y consternación fueron las palabras que escogió aunque su frase más clara fue la de que “en Ciudadanos hemos llegado cedidos de casa”.
Girauta amenazó al PP con que no les pueden imponer un trágala y mantuvo que el Senado “es una burbuja política” y “un pesebre” que es necesario reformar. Este jueves comprobarán si el PP se compromete a fijar dotación presupuestaria en el documento para las medidas más reclamadas y si el partido de Rivera las ve “suficientes o sólo simbólicas”. José Luis Ayllón, miembro del equipo negociador del PP, se limitó a pedir tranquilidad y a insistir en que no hay motivo para romper las conversaciones.