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El prime time se come a los mítines: el PSOE reduce los actos de partido para llevar a Sánchez ante audiencias masivas

Pedro Sánchez en El Hormiguero

José Enrique Monrosi

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A Pedro Sánchez llegaron a verlo el pasado martes durante algún momento de la entrevista en El Hormiguero 3.888.000 personas. Esta semana, el presidente del Gobierno tiene previsto acudir a El Programa de Ana Rosa, el espacio líder en audiencia de las mañanas televisivas. También ha comprometido su presencia en el podcast viral ‘La Pija y la Quinqui’’, así como en el programa de humor de la Cadena SER ‘Hora Veintipico’. En contraste, los clásicos mítines de campaña podrán contarse con los dedos de la mano de aquí al 23 de Julio. 

En vista de los resultados, la estrategia electoral del PSOE para las generales será radicalmente opuesta a la desplegada el 28 de mayo. Durante las dos semanas de campaña de las autonómicas y municipales tanto el presidente del Gobierno como la práctica totalidad de ministros socialistas se fajaron en un sinfín de actos de partido a lo largo y ancho de todo el territorio con permanentes anuncios de medidas adoptadas por el Ejecutivo. Y la sensación, tras el dictamen de las urnas, es que sirvió de bien poco. 

Las especificidades de la cita del 23J, sin solución de continuidad respecto a la del 28M, enfocada desde la necesidad de una remontada para la izquierda y en pleno verano, han llevado a los diseñadores de la estrategia electoral de Ferraz a concluir que no pueden hacer lo de siempre porque las circunstancias son radicalmente distintas. Por eso, y porque lo de siempre parece no funcionar. “En las municipales hicimos mítines espectaculares con dos mil, tres mil y casi cuatro mil personas. Feijóo hizo actos ridículos y en muchos ni llenó. ¿Y de qué sirvió?”, se cuestionan en la dirección del PSOE.

En el equipo del presidente piensan que los aparatos territoriales del partido, muy desgastados en su mayoría tras otra campaña extenuante y en muchos casos con los ánimos por los suelos, e incluso con tensiones internas tras el varapalo de las urnas, no están para un nuevo sobresfuerzo. Y además, opinan, apenas supondría valor añadido alguno ante el objetivo de remontar las encuestas. “Meter a 3.000 personas en un recinto un martes por la tarde de julio supone un esfuerzo tremendo para cualquier federación. Y luego ese acto pasa desapercibido ante el gran público porque apenas sacan un corte en los telediarios”, argumentan. 

La idea, por tanto, es reducir drásticamente el número de mítines. Aunque la campaña de los socialistas sigue en pleno proceso de diseño y se acopla, además, a las necesidades políticas del momento, e incluso a las variaciones semanales de las encuestas, lo previsto es que los actos de partido de toda la vida se circunscriban prácticamente a los fines de semana y que no sean muchos. Habrá en algunas plazas emblemáticas para el PSOE que se perdieron hace un mes, como Valladolid o Valencia. Pero la agenda del candidato y presidente no estará copada en su totalidad por los mítines. 

De hecho, Pedro Sánchez tendrá que compaginar su campaña electoral con sus obligaciones al frente de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, estrenada este fin de semana. Y la idea es que luego se vuelque en la preparación tanto de las entrevistas más importantes como de los debates. 

A esas entrevistas, como la de El Hormiguero de la semana pasada o la de El Programa de Ana Rosa de esta semana, otorgan en Ferraz una importancia capital por la capacidad de hacer llegar a tanta gente en tan poco tiempo un discurso y un candidato que siguen creyendo ganadores frente a la oferta de la derecha. “Para el PSOE es bueno que mucha gente vea y escuche a Pedro Sánchez, justo lo contrario de lo que le pasa al PP con Feijóo”, sostienen los socialistas. 

Esa es la razón, en opinión del PSOE, por la que en la calle Génova andan enfrascados desde hace semanas en las negociaciones de los debates electorales. La intención de los populares era la de que pasaran cuantas menos cosas mejor en el intervalo de tiempo que va del 28 de mayo al 23 de julio para que el ambiente de victoria se mantuviera intacto en la derecha. Pero lo cierto es que sí que están pasando, y casi todas ellas tienen que ver con el ruido interno en la propia derecha a cuenta de los pactos de coalición entre el PP y Vox. 

Tras días de negociaciones y negativas, los populares acabaron finalmente aceptando un cara a cara entre Sánchez y Feijóo que se celebrará en Atresmedia el 10 de julio. Y esa es una de las fechas marcadas en rojo por la dirección socialista. Los precedentes en el Senado de los choques dialécticos entre ambos líderes políticos cimentan la convicción de Ferraz de que el presidente del Gobierno es claramente favorito en ese tipo de formatos. Y la idea es prepararlo y afrontarlo como una oportunidad real de asestar un golpe al PP y voltear unas encuestas que, tímidamente, ya empiezan a dibujar un cambio de tendencia. 

Los socialistas pretenden que no sea ese el único debate y que Feijóo tenga que afrontar más citas de este tipo, de las que claramente el político gallego y su equipo reniegan. Con ese objetivo, tanto el PSOE como Sumar y Vox han confirmado la presencia de sus candidatos a debates a cuatro en RTVE y en el Grupo Prisa a los que, a día de hoy, los populares rechazan ir. 

Por ahora, y esforzados en no cometer errores que faciliten de nuevo el cambio de guion de la precampaña en favor de la derecha, los socialistas se relamen ante los evidentes nervios de las últimas semanas en la calle Génova respecto a la dependencia política de Vox que tuvo su punto álgido el viernes con la comparecencia de la líder extremeña, María Guardiola. Y creen, respecto al debate a cuatro, que Feijóo está ante una encrucijada de difícil salida: elegir el plan menos malo entre debatir junto al líder de Vox y aspirante a ser su vicepresidente, o dejar el atril vacío.

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