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El PSOE esgrime el CIS para gobernar en solitario mientras Iglesias reta a Sánchez a ver si sus posibles aliados vetan la coalición

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en su primera reunión tras el 28A. Dani Gago (PODEMOS)

Irene Castro / Aitor Riveiro

Con la fecha del debate de investidura ya fijada para el 22 de julio y las negociaciones de PSOE y Unidas Podemos en punto muerto, se impone la batalla por el relato. Las posiciones de partida de PSOE y Unidas Podemos son prácticamente las mismas desde el 28A con ligeros matices. Pedro Sánchez ha ofrecido durante las últimas semanas cargos intermedios de la Administración al grupo confederal e Iglesias había planteado como demanda irrenunciable la presencia de ministras de Unidas Podemos en un Gobierno de coalición.

Este miércoles, un día después de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, fijase para el 22 de julio la fecha de la investidura, Pablo Iglesias movió ficha y pidió a través de un artículo publicado en La Vanguardia que se someta a votación en esa sesión de investidura de julio un acuerdo para una coalición y, si esa votación fracasa, se abre a “revisar” su exigencia de sentarse en el Consejo de Ministros. El Gobierno, por su parte, se prepara para mantener la presión sobre su “socio preferente” y esgrime los datos del CIS, en el día en que señalaba una subida en intención de voto directo hasta rondar el 40%, para reafirmarse en su voluntad de seguir gobernando en solitario.

El punto de partida del PSOE es que las urnas han hablado varias veces con un resultado claro: la victoria de los socialistas con mucha distancia sobre los demás. Ese es uno de los argumentos en los que sustentan su apuesta por un Gobierno monocolor a la que agregan que Unidas Podemos ha ido perdiendo votos en cada una de las citas electorales desde 2015 y ahora han sumado uno más: el último barómetro del CIS.

El número dos del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas, se ha expresado en esos términos: “No hay derecho a bloquear y boicotear la decisión de los españoles expresada en las urnas y reiterada en las encuestas del CIS”. La portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, ha señalado que Iglesias tendrá que “estimar” si el barómetro avala su propuesta de una coalición, informa Servimedia.

La principal respuesta, no obstante, para rechazar el Gobierno de coalición que reclama Iglesias desde el principio es que “no suman”. Los socialistas insisten en que ambas formaciones no consiguen la mayoría absoluta del Congreso porque aún requieren del apoyo de otras formaciones que podrían rechazar esa opción. No obstante, PNV y ERC no se han pronunciado expresamente en contra de una coalición. El portavoz nacionalista vasco, Aitor Esteban, se mostró “indiferente” a la presencia de ministros de Podemos. Gabriel Rufián, por su parte, fue muy crítico con la exigencia de Iglesias de ministerios tras sus resultados: “Me parece irresponsable y testosterónico hablar de unas nuevas generales”. El portavoz de ERC, defendió hace unas semanas en una entrevista en eldiario.es que Podemos no debería pedir ministerios, pero cuando posteriormente abrió la puerta a facilitar la investidura con su abstención, no expuso condiciones respecto a la fórmula que eligiera Sánchez finalmente. 

A esa posibilidad se aferró Iglesias al exponer su último posicionamiento en un artículo en La Vanguardia en el que reta a Sánchez a llevar al Congreso el próximo 22 de julio un “acuerdo integral de gobierno de coalición” para ver qué votan el resto de grupos. Si sale rechazado, Iglesias se compromete a “revisar” su “posición”.

Fuentes de Unidas Podemos explican a eldiario.es que eso significaría que en septiembre Iglesias retiraría su exigencia de una coalición y se abriría o bien a aceptar la propuesta del “Gobierno de cooperación” con puestos intermedios de la Administración, que es la oferta de Sánchez, o incluso a apoyar su investidura para quedarse en la oposición. La fórmula elegida dependerá de lo que propusiese el candidato socialista en esa hipotética segunda investidura, que, en cualquier caso, Unidas Podemos no contempla porque da por seguro que el Congreso avalará en julio un gobierno de coalición, si finalmente se logra el acuerdo con el PSOE.

El Gobierno ha rechazado inmediatamente la propuesta de Iglesias y ha insistido en su propuesta de un Gobierno de cooperación en el que Unidas Podemos pueda participar de las decisiones pero solo a través del segundo escalafón del Ejecutivo. “Cualquier asunto relativo a poder tener Gobierno en julio no pasa por tácticas, pasa por la sinceridad, por la seriedad de anteponer objetivos políticos”, dijo la vicepresidenta, Carmen Calvo.

El PSOE cree que una coalición dificulta la estabilidad

“No creo que plantee ninguna cuestión más allá de dos momentos de investidura que nosotros no contemplamos, porque queremos una sola investidura”, fue la respuesta del secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que argumentó, además, que no solo están planteando la “factibilidad de la investidura” sino que tenga “horizonte de una legislatura de cuatro años”.

“Hay solo un argumento: son pocos y sobre todo insuficientes. No aseguran ni mayoría absoluta ni estabilidad cuatro años”, dice un destacado dirigente socialista sobre lo que supondría una coalición con Unidas Podemos.

En Moncloa lo que se ha manejado desde las generales es el concepto de la “geometría variable” con la que el Gobierno de Sánchez podría llevar a cabo una agenda social con Unidas Podemos, pero también sacar adelante pactos que requieren grandes mayorías mirando a PP o Ciudadanos. Fuentes del Ejecutivo sostienen que la fórmula en solitario facilita el diálogo con el resto de formaciones.

En el entorno de Sánchez aseguran que Iglesias “todavía no se ha movido” y que “se tiene que mover”. Consideran que tiene que ceder y defienden que el candidato socialista a la reelección ya lo ha hecho al pasar de plantear un Gobierno exclusivamente socialista a buscar hueco a dirigentes de Unidas Podemos en puestos secundarios. “Hay bases para el acuerdo, van a pasar cosas”, señalan fuentes gubernamentales que sostienen que hasta el día 25 de julio –fecha de la segunda votación en la que Sánchez necesitaría mayoría simple, más síes que noes– hay margen. En más de dos meses apenas ha habido avances, pero en el PSOE confían que todo se acelere según se acerque la fecha de la investidura –Sánchez iniciará una nueva ronda de contactos la próxima semana tras al menos tres fracasadas–sin perder de vista la posible repetición electoral.

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