Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Sánchez cita a Casado un mes después para testar su disponibilidad a grandes acuerdos de Estado

Pedro Sánchez y Pablo Casado en su encuentro en Moncloa tras la llegada del líder del PP a la presidencia del partido.

Irene Castro / Iñigo Aduriz

15

El miércoles Pedro Sánchez tendió la mano a Pablo Casado desde la tribuna del Parlamento y un día más tarde lo llama para citarlo en La Moncloa. El presidente del Gobierno intenta romper el hielo con el líder de la oposición y normalizar una relación que permita a los dos grandes partidos abordar asuntos de Estado que requieren de mayorías reforzadas como la renovación de órganos constitucionales. Los socialistas creen que Casado no se puede permitir seguir en el 'no' perpetuo arrastrado por Vox, al que Sánchez ha dado órdenes de arrinconar tanto desde el Gobierno como en el Congreso de los Diputados.

“Para el Gobierno, el diálogo con la oposición es muy importante”, expresan en Moncloa sobre la cita con Casado, que se ha programado para el lunes. Sánchez ya ha establecido el marco por el que pretende que discurra la legislatura y que se resume en poder llegar a entendimientos puntuales con el PP y aplicar un cordón sanitario a Vox. Los socialistas asumen que hay temas en los que los dos partidos siempre han ido de la mano durante los años de alternancia en el poder y que esa misma tónica debe prevalecer en un escenario de multipartidismo.

“Haga una oposición de Estado, no sea el eco de la ultraderecha, sea el eco de los millones de españoles que votaron una opción moderada en el PP”, le dijo Sánchez a Casado en el primer 'cara a cara' en el Congreso. “Ese tono tiene que ver con el anuncio que se ha formalizado este jueves. Es ir un paso más allá de la política en corto, intentar buscar cierto entendimiento de Estado en temas de Estado”, explican fuentes gubernamentales.

La dirección del PP, muy molesta con la “actitud” de Sánchez desde el 10N por no haber establecido una relación de confianza con el principal partido de la oposición, celebraba este jueves que desde la Presidencia del Gobierno les llamaran para mantener una reunión sobre la legislatura: “Dos meses después, Moncloa se ha puesto en contacto con nosotros”.

La relación personal entre Casado y Sánchez nunca ha sido buena y el propio líder del PP llegó a pedir la dimisión del candidato socialista la noche del 10N, tras ganar por segunda vez las elecciones.

El punto de partida de la cita en Moncloa no es la predisposición a llegar a acuerdos. Génova 13 enmarca la reunión del próximo lunes “dentro del respeto institucional” y responde “a la actitud que siempre ha trasladado Pablo Casado cuando ha sido llamado a este tipo de encuentros”. Casado acude a La Moncloa con la intención de que el Gobierno “vuelva a las posiciones de moderación y centralidad de las que se ha alejado tras su pacto con Podemos, ERC y Bildu”, apuntan fuentes de la dirección nacional del PP.

El PP denuncia la “degradación institucional”

Casado, añaden desde la cúpula popular, “mostrará su preocupación al presidente por la degradación institucional que se ha producido en este mes de Gobierno de coalición, abordará la cuestión de Catalunya y le trasladará la preocupación de los españoles por la actual situación de frenazo económico y deterioro del empleo que se vive en España”.

El precedente no es muy alentador para los intereses de Sánchez ya que fuentes de Génova han recordado el primer encuentro entre ambos líderes el pasado 16 de diciembre en el Congreso, pero después de que PSOE y Unidas Podemos anunciaran su acuerdo para formar un Ejecutivo de coalición.

En ese momento la reunión solo sirvió para evidenciar la ruptura total entre los dos dirigentes. Casado recalcó su particular 'no es no' a facilitar la investidura de Sánchez a través de cualquier fórmula y así se lo transmitió al líder del PSOE en la breve conversación de apenas 40 minutos que mantuvieron en la Cámara Baja. Entonces, el líder del PP criticó que Sánchez intentara que el PP fuera “una coartada de una decisión libre” como la de formar Gobierno con Unidas Podemos y el apoyo de las fuerzas nacionalistas.

“El PP no puede ser un partido que blanquee el acuerdo de PSOE y Podemos. Sánchez está instalado en el 'no es no' a cualquier alternativa a pactar con Podemos”, aseguró visiblemente molesto el líder del PP en rueda de prensa.

La dirección del PP no contempla ningún acuerdo para las cuestiones en las que su apoyo resulta imprescindible, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pendiente desde diciembre de 2018; del Defensor del Pueblo, donde Sánchez quiere situar a Ángel Gabilondo; o los vocales pendientes del Tribunal Constitucional. No hay ningún contacto con los socialistas para poder llevar a cabo esas reformas, pero es uno de los asuntos que Sánchez quiere desencallar.

En el caso del Poder Judicial, Casado dio la orden a sus compañeros de filas a finales de 2018 de interrumpir cualquier tipo de diálogo con el PSOE para las reformas constitucionales y la renovación de los principales órganos del Estado, después de que saltara por los aires el acuerdo alcanzado in extremis en noviembre de ese año –al borde del plazo– entre el PP y los socialistas para renovar el CGPJ.

La culpa de la ruptura la tuvo un mensaje de WhatsApp que el entonces portavoz de los populares en el Senado, Ignacio Cosidó, envió a todos los senadores a través de un chat de grupo. En el mensaje, Cosidó presumía del acuerdo alcanzado con el PSOE para renovar el CGPJ –que daba 11 puestos a magistrados progresistas y otros nueve a conservadores– al nombrar al juez conservador Manuel Marchena presidente del mismo.

Tras conocerse ese mensaje, Marchena renunció al cargo que se le iba a ofrecer y tras constatar que la presidencia del CGPJ podía no estar garantizada para el bando conservador, el PP decidió romper el acuerdo. Casado compareció ante su grupo en el Congreso e improvisó una reforma de la Ley del Poder Judicial comprometiéndose “a volver al sistema de elección judicial que consagra la Constitución Española”, es decir, que sean los propios jueces los que propongan una lista de 12 candidatos que deberían ser refrendados luego por el Congreso y el Senado. El PP no se ha movido desde entonces de esa posición que, de hecho, se ha agravado tras la designación de la exministra Dolores Delgado como fiscal general.

A pesar de que el tono del PP es de rechazo total al Gobierno de Sánchez, en Moncloa sostienen que “la reunión en sí ya constituye un paso importante y tiene un punto exitoso” por el simple hecho de producirse. El presidente no tiene una agenda concreta para abordar con el líder de la oposición, pero la idea es buscar puntos de encuentro en asuntos como la financiación autonómica –en la que los socialistas confían que los presidentes regionales del PP empujen–, el Pacto de Toledo o la política exterior.

Venezuela se ha convertido en una de las principales bazas del PP contra el Ejecutivo al ser un tema que compacta a los conservadores frente a otros debates en los que se dividen, como la eutanasia. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, a quien los conservadores han colocado en la diana por su encuentro con la vicepresidenta de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, emplazó a los de Casado a seguir la estela en política exterior que los dos grandes partidos han protagonizado durante décadas de fair play en esos asuntos. “Había unidad entre el Gobierno y la oposición”, recordó durante la sesión que PP, Ciudadanos y Vox convirtieron en un monográfico contra él. “¡Qué pena! Una vez más no hay unidad aquí ni hay unidad allá”, lamentó sobre la situación en Venezuela.

Otro de los asuntos en los que el Gobierno reclama lealtad de Estado al PP es la crisis de Catalunya. Sánchez siempre ha solicitado reciprocidad respecto a la actitud que el PSOE tuvo con Mariano Rajoy durante el proceso independentista –en el que los socialistas apoyaron el 155 y llegaron a retirar la reprobación que habían planteado en el Congreso contra Soraya Sáenz de Santamaría–. El comportamiento que encuentran ahora por parte de los conservadores es radicalmente contrario ante el entendimiento con ERC y el inicio del diálogo con la Generalitat. Tanto el PSOE como ERC reconocen que no habrá solución al conflicto político en Catalunya sin la connivencia del PP y por ahora esa posibilidad está muy lejos.

Etiquetas
stats