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Yolanda Díaz se enfrenta a su primer dilema tras lanzar Sumar: dónde hacer campaña para el 28M

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, saluda al alcalde de València, Joan Ribó.

Alberto Ortiz

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Es un secreto muy bien guardado. El equipo de Yolanda Díaz está estudiando el mapa político de la izquierda para decidir en qué lugares y con qué partidos hará campaña en las próximas autonómicas y municipales. Las peticiones le llegan tanto en público como en privado de todos los partidos, pero el complejo articulado de formaciones políticas forzará seguramente a la vicepresidenta segunda a elegir entre unos u otros. Los dos escenarios más espinosos, Madrid y Valencia, donde Podemos e Izquierda Unida concurrirán juntos frente a las listas de Más Madrid y Compromís. 

El acto de lanzamiento de Sumar el pasado domingo sirvió para algunas de estas formaciones, las que estuvieron presentes, como un primer gran acto de precampaña. Yolanda Díaz incluso nombró al alcalde de Valencia, Joan Ribó, que se vuelve a presentar con Compromís, o a Mónica García y Rita Maestre, que compiten en la comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid, respectivamente. La ausencia de Podemos en ese acto impidió que la candidata de la confluencia de ese partido e IU, Alejandra Jacinto, pudiese recibir el respaldo público de Díaz. 

La vicepresidenta segunda tiene poco tiempo ya para decidir dónde y con quién quiere hacer campaña, mientras el mapa de coaliciones va quedando bastante claro, toda vez que restan apenas unos días para que concluya el plazo en el que se pueden registrar las confluencias electorales de cara al 28 de mayo. Izquierda Unida y Podemos han llegado a un nivel de acuerdos inédito, con la incorporación a esos pactos de Valencia, cerrado esta misma semana. En total, en estas elecciones se renuevan 12 gobiernos autonómicos y en seis de ellos gobiernan fuerzas de izquierda en coalición con el PSOE. 

Yolanda Díaz únicamente ha avanzado que hará campaña, pero se reserva concretar los lugares. En alguna ocasión deslizó que iría allí donde hubiese candidaturas de unidad de toda la izquierda, aunque parece probable que al final amplíe esa voluntad, con presencia en actos donde la izquierda presenta dos o incluso tres listas. “Estoy recibiendo múltiples peticiones que no me llegan a mí, le llegan a mi equipo. Peticiones en los 8.000 ayuntamientos y mi equipo está intentando resolver esa ecuación sabiendo que sigo desplegando el movimiento Sumar y ejerciendo mis labores que no abandono”, dijo hace poco en una entrevista en Radio Nacional de España.

Lo más seguro es que la vicepresidenta haga uno o varios actos en Catalunya. Su sintonía con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es evidente. Díaz estuvo en enero en un acto en la capital catalana en el que participó la líder de los comuns, que le devolvió a su vez el gesto con su presencia en el acto de Magariños. “Gracias, Ada. Eres un orgullo. Has convertido Barcelona en un referente internacional”, le dijo la vicepresidenta desde el escenario en el discurso de lanzamiento de su candidatura. Es probable que a finales de mes se desplace a esa ciudad para celebrar un acto con la alcaldesa. 

En Catalunya no se celebran elecciones autonómicas, pero sí municipales con la capital como campo simbólico de batalla. Una reciente encuesta encargada por Barcelona en Comú, el partido de Coalu, a Ipsos mostraba una pugna por el primer puesto entre el líder de Junts, Xavier Trias, y la actual alcaldesa, seguidos a un poco más de distancia por el socialista Jaume Collboni. ERC de Ernest Maragall, que ganó los comicios en 2019, quedaría descabalgada. 

Barcelona es además un sitio amable para la vicepresidenta, puesto que la candidatura de Colau no compite con otra lista de izquierdas (no independentista). En la mayoría del resto de plazas de Catalunya, los comuns van coaligados con Podem en la marca En Comú Podem, más que consolidada, de modo que esa comunidad cumple con el requisito de unidad enunciado por Díaz. 

Otro lugar fácil para la vicepresidenta segunda es Navarra, donde la candidatura Contigo Navarra aglutina a todo el espacio de la izquierda: Podemos, Izquierda Unida, Batzarre, Independientes, Equo y Alianza Verde. La candidata, Begoña Alfaro, de Podemos, se desvinculó de la decisión nacional de su partido y acudió el domingo al acto en Magariños. “Nos une un proyecto a medio y largo plazo y no hay otra posibilidad que no sea un proyecto encabezado por Yolanda Díaz con todas las fuerzas de progreso apoyando por detrás”, dijo la semana pasada para argumentar su posición. 

Ese día también estuvo el líder de Podemos en Galicia, Borja San Ramón, afín a Yolanda Díaz, igual que el portavoz de Galicia en Común en el Congreso, Antón Gómez Reino. Galicia sería un sitio idóneo para que Díaz participara en alguno de los actos de campaña, pero la fragmentación de la izquierda y las llamadas mareas dibujan un mapa si cabe más complicado que el nacional. 

En Andalucía, la escasa presencia de Más País podría a priori facilitar las cosas. Hace un mes, decidió salirse de todos los acuerdos que ya había alcanzado con Podemos e Izquierda Unida en diferentes sitios, aunque luego volvió a cambiar de opinión. Por lo pronto, parece improbable que entre a competir de manera diferenciada con las listas de Izquierda Unida y Podemos y en Sevilla, por ejemplo, las fuerzas de izquierda —salvo Adelante Andalucía— llegaron a un acuerdo para ir juntas. La candidata de esa lista, de Podemos, Susana Hornillo, estuvo en el acto que celebró Sumar en Sevilla hace dos semanas por lo que la vicepresidenta podría devolverle el gesto en mayo.

Madrid y Valencia, nudos gordianos

La Comunidad de Madrid y la Comunitat Valenciana son las regiones más importantes de estas autonómicas y municipales, por población y por valor simbólico. Catalunya, Andalucía, Castilla y León, Euskadi y Galicia han adelantado sus elecciones en algún momento y no renuevan sus gobiernos en mayo. Y es precisamente en esos dos puntos donde la unidad de la izquierda ha sido imposible, en un proceso que ha tenido sus réplicas a nivel nacional con la conformación de Sumar. 

En Madrid, el problema nace de la primera gran escisión de Podemos hace cuatro años, con la salida de Íñigo Errejón del partido que ayudó a fundar y la conformación de Más Madrid entre él y la exalcaldesa Manuela Carmena. Ese partido se ha consolidado como primera fuerza de la izquierda tanto en la capital como en la Asamblea de Madrid, con Rita Maestre y Mónica García ahora como cabezas en esos dos escenarios. 

El impulso de Más Madrid en los últimos años ha relegado a Podemos a posiciones marginales. En las elecciones autonómicas de 2021, Pablo Iglesias se presentó como candidato para tratar de salvar al partido de la desaparición en esa cámara. Obtuvo 10 diputados y poco más del 7% frente a los 24 asientos de García (el 16%) de los votos. En la ciudad, donde Podemos nunca se había presentado, la situación es mucho más complicada. El candidato de Unidas Podemos, Roberto Sotomayor, pelea en las encuestas por superar la barrera del 5% que le lleve al Ayuntamiento. 

Tanto en la ciudad como en la capital se produce una paradoja, que se repite también en Valencia. Izquierda Unida y Alianza Verde han logrado sendos pactos para concurrir con Podemos. La idea inicial de esos partidos era pactar una candidatura de confluencia de toda la izquierda unida y así se lo ofrecieron a Más Madrid, que declinó la oferta. Izquierda Unida está completamente volcada a nivel nacional con la articulación de Sumar, a la que de momento ha mostrado apoyo Más Madrid pero no Podemos. 

En Valencia ocurre algo parecido. Compromís irá por separado frente a las listas de Podemos e Izquierda Unida, que llegaron a un pacto de coalición esta misma semana. Tanto en la ciudad como en la comunitat la hegemonía de la coalición es clara frente a Podem, que no sacó representación hace cuatro años en la capital y obtuvo 8 diputados por los 17 de Compromís en las autonómicas. El partido de Joan Baldoví no ha querido tampoco en esta ocasión coaligarse con Podem, porque entiende que hablan a un electorado diferente. En el Govern se sientan ahora mismo esos dos partidos junto con el PSOE en el denominado Pacto del Botànic, que peligra según las encuestas ante el ascenso del PP. 

En ambas plazas, Yolanda Díaz se enfrenta a un dilema que tiene diferentes vías de resolución. Puede tratar de desenredar el nudo a través de conversaciones y pactos y hacer campaña por las dos listas; puede cortar el nudo con la espada y elegir a Más Madrid y Compromís por un lado o a Unidas Podemos por el otro. La tercera opción abierta es ponerse de perfil y elegir otras plazas que no le supongan tantos quebraderos de cabeza. 

Unidad nacional, desunión autonómica

Las elecciones autonómicas y municipales han sido un claro condicionante para Yolanda Díaz a la hora de lanzar su proyecto político. Tanto Compromís como Más Madrid pidieron postergar cualquier negociación nacional a después del 28M después de negarse a confluir en esas plazas con Unidas Podemos. Esa condición es una de las razones que ha impedido a los de Ione Belarra alcanzar un acuerdo con Sumar antes de esos comicios que les diese garantías para estar en el acto del pasado domingo. Aunque Podemos defendía un acuerdo bilateral, el equipo de Yolanda Díaz ha defendido siempre que el pacto para las generales tienen que concretarse con el resto de actores políticos. 

Podemos ha criticado además a Díaz que no se haya involucrado en estos meses para tratar candidaturas de unidad también en los diferentes territorios en estas elecciones, que ven como una primera vuelta de las generales. En el equipo de Belarra creen que sin un buen resultado de la izquierda el 28M será muy complicado reeditar el Gobierno de coalición en diciembre. “La unidad tenía que haber sido posible para estas elecciones de mayo, en las que hemos cerrado más acuerdos territoriales que nunca, con Izquierda Unida y Alianza Verde, y donde han sido precisamente Más Madrid y Compromís quienes han rechazado los acuerdos”, sostuvo Belarra en el Consejo Ciudadano Estatal del pasado sábado.

El plantón de Podemos en el lanzamiento de Sumar sentó muy mal en el entorno de Yolanda Díaz, que incluso dijo un día más tarde en una entrevista en El País que la ausencia de Podemos no sería un fracaso para su proyecto político. Quedan pocos meses para las generales y por tanto para recomponer los lazos con Podemos, que a la luz de esas declaraciones parecen rotos. Una implicación en la campaña de Unidas Podemos el 28M sería un buen gesto, pero su encaje sigue siendo complicado. 

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