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La cumbre de Nueva York arranca con una crisis climática agravada tras años de promesas incumplidas por los Estados

La cumbre de este lunes está pensada para "incrementar la ambición" de los Estados en la lucha contra el calentamiento global.

Raúl Rejón

Unas horas en la sede de la ONU en Nueva York bastan para comprobar si los países han atendido a la acumulación de evidencias sobre la aceleración de los efectos de la crisis climática. La cumbre de este lunes está pensada para “incrementar la ambición” de los Estados en la lucha contra el calentamiento global. Sus planes para contener el calentamiento de la Tierra (los INDC) comprometidos hasta ahora se quedan tan cortos que aseguran un aumento de la temperatura global de 3ºC a final de siglo. El Acuerdo de París marcaba un objetivo mínimo de 2ºC y un ideal de 1,5ºC.

El encuentro de alto nivel en Nueva York espera que se presenten planes mejorados que tienen que estar concretados para 2020 (así lo marca el Acuerdo de París). También está puesto el foco en los Estados con “emisiones considerables” para que adopten nuevos objetivos más ambiciosos.

La razón de la cumbre: estamos peor

“La situación [en 2019] está mucho peor que cuando se alcanzó el Acuerdo de París en 2015”, ha explicado el secretario general de la ONU Antonio Guterres.

Peor porque en 2018 se registró el máximo histórico de emisiones de CO y se bate curso a curso la concentración de este gas de efecto invernadero acumulado en la atmósfera. Peor porque se suceden los años más cálidos medidos en el planeta. “La tendencia de la temperatura a largo plazo es mucho más importante que el ranking de un año concreto. Y esa tendencia es al alza”, ha aclarado el director de la Organización Meteorológica Mundial Petteri Taalas. Los 20 años más cálidos registrados se han dado en los últimos 22 años.

Y peor porque los eventos meteorológicos extremos ya se han convertido en el principal motor de las migraciones mundiales. Siete millones de desplazados en lo que va de año por huracanes, inundaciones o sequías exacerbadas por el cambio climático.

Los planes no dan para arreglarlo

Con todo, de los planes hasta ahora remitidos por los países del G20 (que abarca el 66% de la población mundial y el 85% del PIB global) solo el de India está en la senda para contener el calentamiento en 1,5ºC, según el análisis del consorcio científico Climate Action Tracker. De hecho, EEUU, Rusia, Arabia Saudí y Turquía (que acumulan casi un cuarto de las emisiones mundiales de CO) manejan planes “críticamente insuficientes”. Los compromisos de Argentina, Canadá, Chile, China, Indonesia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Suráfrica, Corea del Sur resultaron “altamente insuficientes”. Brasil o la Unión Europea también tienen programas “insuficientes” para el objetivo del 1,5ºC, según este análisis.

Antes de que arranque la cumbre, este es el panorama: la ONU ha explicado que, actualmente, 14 naciones que representan el 26% de las emisiones, “no tienen intención de revisar sus planes”. 71 están dubitativos y otros 112 (el 53% de las emisiones mundiales) “sí tienen la intención de revisar”. Muchos son los Estados más vulnerables ante el cambio climático, aclaran. Actualizar no implica automáticamente hacerlos más ambiciosos. Sin embargo, la ONU no ha detallado qué Estados concretos están en cada grupo.

Una secuencia de anuncios ¿concretos?

Los documentos que han ido preparando la cumbre destilan la idea de que el convocante intenta agitar a los Estados. Se repiten términos como “objetivos claros y tangibles”, “compromisos concretos”, “medidas concretas”, “inversiones reales”… Esta sesión, en principio, intenta huir de las intervenciones políticas vacías.

Para tomar la palabra hay que llevar bajo el brazo acciones concretas. Y gran parte del asunto gira en torno a dejar de lanzar grandes cantidades gases de efecto invernadero a la atmósfera. Hay unas 60 intervenciones previstas. Con esta dinámica, lo esperable es que se vayan desgranando objetivos o medidas reforzadas, pero no un documento único o una declaración conjunta. La cumbre de Nueva York no es un foro de discusión o negociación. El presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene previsto intervenir al haber España coordinado los trabajos sobre calidad del aire, género y transición justa.

“Quiero oír cómo vamos a detener el incremento de emisiones”, ha avisado el secretario general en un tono apremiante. Porque, lejos de avanzar en la reducción, en 2018 aumentó la cantidad de CO liberado alcanzando su máximo histórico tres años después de cerrar el Acuerdo de París.

Entre las fórmulas propuestas están: desengancharse del carbón para producir electricidad. Aumentar las infraestructuras de energías renovables. Sumar fondos desde el mundo rico al empobrecido para que puedan mejorar la calidad de vida de sus habitantes sin recurrir a energías sucias o eliminar los subsidios a los combustibles fósiles. “Los gestos políticos deberán estar respaldados por compromisos”, sentencia uno de los programas de trabajo que han manejado las delegaciones en las semanas previas al encuentro.

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