El Mediterráneo devuelve fragmentos del Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, y se digitalizarán para hacer un recorrido virtual

Todas estas piezas se digitalizarán

Héctor Farrés

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Solo siete. Ni una más. En distintos puntos del Mediterráneo y más allá, repartidas entre imperios, ciudades-estado y reinos de arquitectos ambiciosos, se levantaron construcciones que aspiraban a lo imposible. Las llamadas Maravillas del Mundo Antiguo funcionaban como una especie de catálogo monumental que condensaba el ingenio, la técnica y la arrogancia de su época.

Fueron celebradas durante siglos y, al mismo tiempo, casi todas se esfumaron por guerras, saqueos, terremotos o abandono. Solamente la Gran Pirámide de Guiza ha conseguido llegar a nuestros días con un buen estado de conservación, aunque ni mucho menos en su forma original. Sin embargo, la última que ha vuelto a asomar entre restos sumergidos que se creían perdidos es el Faro de Alejandría.

El descubrimiento en el fondo marino que reabre una historia milenaria

En el puerto de esta ciudad egipcia, un equipo franco-egipcio ha logrado rescatar 22 bloques de gran tamaño pertenecientes a las puertas monumentales del faro, que durante siglos sirvió como guía a los navegantes del Mediterráneo oriental. Se trata de dinteles, jambas, losas de la base e incluso el umbral de acceso principal. Además de estas piezas reconocibles, también se han extraído elementos de una construcción distinta que no estaba documentada hasta ahora: un pilono con su puerta, levantado en estilo egipcio pero con tecnología griega.

La arqueóloga Isabelle Hairy asegura que el gemelo digital ofrecerá la posibilidad de recorrer el monumento como en el siglo III a. C.

Estas piezas se incorporan al proyecto PHAROS, una iniciativa internacional centrada en la reconstrucción digital del faro que coordina el Centro de Estudios Alexandrinos (CEAlex) en colaboración con el Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO), ambos bajo supervisión del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

En esta nueva fase, los bloques serán sometidos a escaneos tridimensionales de alta calidad con el fin de integrarlos en un modelo virtual lo más completo posible. El objetivo es reconstruir su estructura, pero también entender mejor sus métodos de construcción, dimensiones y evolución histórica.

Un modelo tridimensional para comprender cómo se construyó lo que parecía imposible

Las tareas de digitalización ya han permitido conservar más de un centenar de fragmentos localizados en el lecho marino, muchos de ellos clasificados y escaneados durante los últimos diez años. Ahora, con las nuevas piezas fuera del agua, el trabajo se traslada al laboratorio. La Fundación Dassault Systèmes aportará ingenieros voluntarios encargados de procesar los modelos tridimensionales y ensamblarlos virtualmente para devolver al faro su forma original, pieza a pieza y con base documental.

La responsable del equipo arqueológico, Isabelle Hairy, arqueóloga y arquitecta del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), explicó en declaraciones recogidas por France Télévisions que “el objetivo es la creación de un gemelo digital, un modelo virtual que ofrecerá la posibilidad única de visitar el Faro de Alejandría como si el tiempo no hubiera transcurrido”.

La reconstrucción virtual del faro avanza con ayuda de tecnología punta y colaboración internacional

Ese modelo digital no solo permitirá visualizar la estructura completa, sino también probar diferentes hipótesis sobre su diseño y entender mejor cómo fue posible levantar un edificio de unos 100 metros de altura en pleno siglo III a. C.

La historia del faro se entrelaza con la de una ciudad en continuo movimiento

El faro fue construido durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo, aunque las obras comenzaron bajo el gobierno de su padre, Ptolomeo I Sóter. Su enorme torre servía como referencia constante a los barcos que entraban y salían del puerto de Alejandría, una ciudad que funcionaba como eje comercial y cultural del Mediterráneo helenístico. Según apuntan fuentes como el CEAlex, el monumento dejó de estar operativo en 1303 tras un terremoto, y en 1477 sus restos fueron aprovechados para levantar la fortaleza de Qaitbay, situada sobre sus antiguos cimientos.

El proyecto PHAROS también se nutre de testimonios gráficos antiguos, monedas, textos clásicos y descripciones de viajeros que recorrieron la región antes de que el faro colapsara por completo. Todos estos materiales se incorporan al proceso de reconstrucción con el fin de lograr un modelo lo más ajustado posible a la realidad histórica, incluso con sus incertidumbres.

El trabajo de documentación, exploración y reconstrucción será protagonista en el documental El Faro de Alejandría, una producción de 90 minutos dirigida por Laurence Thiriat que se emitirá este año en horario de máxima audiencia por France Télévisions. Este estreno servirá también para divulgar el contenido del proyecto y dar a conocer al público los avances arqueológicos logrados hasta ahora.

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