Una presa junto a Elche confirma la huella de la ingeniería hidráulica romana en Hispania y desmonta su atribución al periodo islámico
El Imperio romano era inteligente. No se limitaba a levantar columnas, abrir calzadas o fundar ciudades con plazas y foros. También supo leer el terreno y diseñar infraestructuras que multiplicasen la productividad de las tierras conquistadas, especialmente en zonas donde el agua escaseaba. En una de esas áreas áridas, a pocos kilómetros de la antigua Ilici, se levantó una presa que aún sigue en pie: l’Assut de l’Argamassa.
Los romanos también sabían construir pensando en el futuro
La estructura, imponente por su longitud de más de 130 metros y una altura que supera los 4, fue durante mucho tiempo atribuida al periodo islámico. Esa hipótesis circuló durante décadas sin que existieran pruebas materiales o documentales que la sostuvieran. Lo que sí había era una incógnita, y un equipo del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la Universidad de Alicante se propuso despejarla. Tras aplicar técnicas avanzadas como la luminiscencia ópticamente estimulada (OSL), los investigadores han demostrado que su origen es romano.
Jaime Molina Vidal, catedrático de Historia Antigua y responsable del estudio, explica que la adscripción al periodo islámico se basaba en suposiciones heredadas que nunca llegaron a verificarse: “Esta construcción ha sido tradicionalmente atribuida a época islámica, aunque sin elementos materiales o documentales que sustentasen dicha hipótesis”.
La nueva datación científica ha fijado la construcción entre finales del siglo I a.C. y principios del I d.C., una franja que encaja con la fundación de la colonia romana de Ilici y con el desarrollo del ager ilicitano, el territorio agrícola que rodeaba la ciudad.
Mucho más que un simple muro para detener el agua
El hallazgo no es menor. Confirma que desde el primer momento de la presencia romana en esta parte de la provincia Hispania Tarraconensis, se planificó un sistema de control hídrico a gran escala. L’Assut de l’Argamassa no era un simple dique, sino una pieza clave en la articulación productiva del paisaje.
Su función principal era regular el caudal del río Vinalopó, conocido entonces como Alebus. Aunque también podría haber servido para impulsar el riego de las tierras situadas en la margen derecha del cauce, como apunta Molina: “Aunque de manera adicional podría haber servido para establecer sistemas de riego en la margen derecha del río Alebus”.
La magnitud de la presa, combinada con su ubicación estratégica cerca de una colonia de nuevo cuño, encaja con los patrones de ocupación y explotación del territorio típicos del periodo imperial. La decisión de construir una infraestructura hidráulica de esa envergadura muestra que no solo se trataba de abastecer de agua a la ciudad, sino de organizar el uso del recurso con un planteamiento técnico y duradero. La red hidráulica que se configuró desde ese momento permitió una mayor productividad en una zona especialmente seca.
Diez años de trabajo que marcan un antes y un después
La investigación ha necesitado más de una década de trabajo. No fue hasta que se desarrollaron nuevos métodos de datación aplicables a los morteros de cal, y se consiguió financiación pública suficiente, cuando se pudieron realizar las pruebas definitivas. A partir de ahí, los resultados fueron concluyentes. “Las dataciones OSL no ofrecen duda”, subraya Molina.
Este avance también obliga a revisar las cronologías atribuidas a otras construcciones hidráulicas del sur peninsular. En muchos casos, los vestigios de presas, acueductos o canalizaciones han sido interpretados con criterios visuales o estilos constructivos, sin pruebas técnicas que confirmen su antigüedad. El caso de l’Assut de l’Argamassa demuestra que es posible combinar métodos arqueológicos tradicionales con herramientas científicas para redefinir el conocimiento histórico de infraestructuras olvidadas.
La monumentalidad de la presa, su técnica constructiva y su conexión con la colonización de Ilici sitúan este hallazgo como uno de los más relevantes de la arqueología hidráulica en Hispania. Lo que parecía una estructura medieval ha resultado ser una obra del primer Imperio. Y ahí permanece, junto al cauce del Vinalopó, como muestra de la planificación romana a largo plazo.
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